La indiferencia no es
otra cosa que una herencia maligna…
Por: Angel Sandoval.
La indiferencia no es otra cosa que una herencia maligna que
nos donaron nuestros abuelos, y la cuidamos tal reliquia. La más alta traición
que podemos cometer en contra de nuestro pueblo, es ser parte de la
indiferencia y aceptar en silencio la dictadura de manipulación cerebral, que
nos ordena ser parte de eses gran pecado, la indiferencia.
Si la indiferencia dejara de existir, eliminaríamos de tajo
a corruptos, y amenazas de cerebros y pinckis que quieren conquistar al mundo.
Terminaríamos con aquellos promotores del nuevo orden mundial, que sirve solo
para beneficio de unos cuantos.
La indiferencia es el arma letal del nuevo orden mundial.
Los poderes de dominio corporativo incitan a la indiferencia
y desde luego al vicio del consumismo. Nuestros pequeños están expuestos desde
los primeros meses de nacidos a un ataque que invita a consumir de una manera
voraz. El consumismo es el indicador de cómo debemos de vestir, que debemos de
ver y que necesitamos comer. El consumismo nos indica las marcas de nuestro
vivir cotidiano y nos regula el nivel de vida que tenemos. Entre mejores
marcas, mejor es nuestro nivel de vida. Este regulador crea presiones
financieras al bolsillo de cualquier jefe de familia.
La necesidad que crea el consumismo, orilla a los jefes de
familia a la competencia, muchas veces desleal, dando vida al capitalismo
depredador.
Las grandes corporaciones en unión con los banqueros, son
los verdaderos sacerdotes que guían y regulan nuestro nivel de vida. Los
creadores del dinero virtual son nuestros dioses capitalistas, que mantiene el
fuego de la indiferencia, y nos siembran, con la necesidad del consumismo,
cosechando esclavos fácilmente controlables.
El caos existente, en la actualidad, es solo el resultado de
la indiferencia pasada.
Los pueblos no deben de darse el lujo de caer, en el gran
pecado de la indiferencia, ya que corren el riesgo de quebrantar la
tranquilidad de sus naciones.
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