Emilio Gamboa Patrón, El Broker (Tercera Parte)
En estos días que se discuten las reformas energética
y de telecomunicaciones, compartimos la segunda parte del perfil del principal
operador de ambas, publicado originalmente en junio de 2010. Consulta aquí
la primera y la segunda parte.
El coordinador de la bancada del PRI en el Senado, Emilio
Gamboa Patrón.
Foto: Germán Canseco
Foto: Germán Canseco
En declaraciones a Andrea Merlos, Gamboa Patrón explica
así su mítica relación con el poder mediático:
“Yo no encuentro alguien que quiera ser político sin ser
amigo de los medios, pero no soy dueño de ningún medio, no tengo ninguna
acción” (El Universal, 30 de julio 2006).
Por supuesto, las ambiciones políticas de Gamboa Patrón
se orientaron hacia la silla presidencial. Durante el sexenio de Miguel de la
Madrid, aspiró a ser gobernador de Yucatán, pero su condición de nativo de la
Ciudad de México, a pesar de ser hijo de yucatecos, motivó una fuerte
resistencia del cacicazgo local encabezado por Víctor Cervera Pacheco, su rival
regional más fuerte.
Los cerveristas promovieron entonces el mote de El
Chupón, con el que se conoce en Yucatán al ex secretario privado
delamadridista. Durante más de una década el control de los cerveristas impidió
que Gamboa Patrón aspirara a la gubernatura, pero no evitó que expandiera sus
redes, sus negocios y su influencia en toda la Península, particularmente en
Quintana Roo.
A finales del sexenio salinista, Gamboa Patrón aspiró a
la candidatura del PRI, a sabiendas de que estaba en desventaja frente a los
tres precandidatos más importantes: Luis Donaldo Colosio, Pedro Aspe y Manuel
Camacho. A lo largo del sexenio, consolidó una alianza con el poderoso jefe de
la oficina presidencial, José Córdoba Montoya, y con el propio Colosio.
Gamboa Patrón formó parte del grupo de los “otros” aspirantes “de
relleno”: Emilio Lozoya Thalman, Ernesto Zedillo y Patrocinio González Garrido.
El periodista Oscar Hinojosa, en su libro La Sucesión
Presidencial 94 en la Recta Final, calificó a Gamboa Patrón como el “caballo
negro”:
“La historia de Gamboa es una historia de dos sexenios,
conectados como siameses. Secretario particular de Miguel de la Madrid a partir
de 1979, se convirtió en un funcionario de gran poder. A diferencia de Rogelio
de la Selva, secretario particular de Miguel Alemán hasta la muerte, y de
Humberto Romero Pérez, el segundo hombre en el gobierno de Adolfo López Mateos,
el joven yucateco logró sobrevivir a su sexenio y figurar en el siguiente como
aspirante a la presidencia. Es un récord en la historia política del México
contemporáneo” (Op. Cit., p. 142).
La hazaña de Gamboa Patrón, recuerda Óscar Hinojosa, no
se debió a su talento como conocedor o especialista de algún área del gobierno
sino a sus artes palaciegas.
Él mismo articuló su pequeño grupo, dentro del gabinete
salinista, para extender su influencia.
Uno de los apoyos más importantes fue el de Manlio Fabio
Beltrones, viejo conocido de Gamboa, segundo hombre en la red de Fernando
Gutiérrez Barrios, el legendario “policía político” que estuvo al frente de la
Secretaría de Gobernación durante la primera mitad del sexenio salinista.
Beltrones llegó a la gubernatura de Sonora y jugó un papel clave en la
detención de Mario Aburto, el asesino de Luis Donaldo Colosio en Lomas
Taurinas.
La alianza Gamboa-Beltrones se ha mantenido, con
altibajos, desde el final de la era salinista. Ambos se han convertido en los
políticos priistas con mayor poder en el sexenio de Felipe Calderón, a partir
de su posición como “factores bisagra” y del control que ejercen sobre sus
bancadas en la Cámara de Diputados y en el Senado, respectivamente.
La derrota del 2000 del PRI no dejó descobijados a
ninguno de los dos. Gamboa Patrón tuvo otra intervención estelar, en vísperas
de las elecciones de aquel año, como broker entre la campaña
presidencial de Francisco Labastida y las televisoras.
Francisco de Paula León, hombre cercano a Vicente Fox
durante la campaña y amigo de Delfín Sánchez Juárez, padrastro de Emilio
Azcárraga Jean, relata en su libro Los Hilos Secretos de las Elites un
episodio nunca desmentido por Gamboa Patrón.
En vísperas de las elecciones, el coordinador de la
campaña de Labastida presionó para que las televisoras difundieran el triunfo
del candidato del PRI, sin importar los resultados.
“La presión que provenía del PRI –rememora De Paula- se
concentraba en la idea de transmitir en cadena nacional el 2 de julio, a las
quince horas –sin importar los resultados reales- el triufno del candidato del
PRI a la presidencia. Videos, satélites, transponders y toda una parafernalia
tecnológica se preparaba febrilmente para confrontar y contradecir el anuncio
del IFE, que informaría que Fox había ganado las elecciones: la idea era
levantar en los medios a los priistas, defender los derechos políticos
adquiridos en 70 años de gobierno. La tesis era que, en medio de aquella
confusión inesperada, el camino por tomar de las autoridades sería, en el peor
de los casos, la invalidación política de la jornada. El tiempo ganado,
asumían, podría dar al PRI una ventaja estratégica para pertrecharse y jugar
así una segunda vuelta.
“Esa tarde, en mi casa, sin saber todavía qué hacer, sonó
el teléfono y era Javier Moreno Valle (dueño de canal 40). Me citaba urgente en
su casa para comentarme un incidente importante.
“Javier, coincidiendo con la información de Sánchez
Juárez, me dijo (por segunda vez en un día) que Emilio Gamboa, coordinador de
la campaña del PRI, esa mañana le solicitó unirse a ese montaje mediático,
programado para anunciar que el candidato del PRI había ganado las elecciones.
Javier me dijo, muy preocupado, que al otro día desayunaría con Gamboa para
ofrecerle una reacción a su propuesta. La encrucijada era aceptar o negarse a
participar, sin dejar de temer las consecuencias.
“Mi reacción fue decirle a Javier que lo dicho por él
coincidía con la información que recibí de Sánchez Juárez y le sugerí convencer
por la vía legal a Emilio Gamboa, arguyendo las graves consecuencias que su
partido y las instituciones políticas de México podrían tener derivadas de una
acción de esa naturaleza…
“-Dile, Javier –le comenté, reflexionando-, que el propio
presidente está ya psicológicamente preparado para aceptar la eventual derrota
de su partido, y no convendría crear en el país un clima poselectoral de
confrontaciones.
“Esa noche decidí hablar directamente con el secretario
particular del presidente (Liébano Sáenz)”.
Francisco De Paula relata que la gestión de Liébano Sáenz
fue clave también para comunicar a Ernesto Zedillo con Emilio Azcárraga Jean y
señalarle que ignorara cualquier presión política, aún si ésta emanaba de las
altas esferas de su partido.
“’Tu padre –me afirmó que le dijo el presidente- me
encargó, antes de morir, que te ayudara en estas circunstancias. Mi compromiso
es primordialmente con el estado de derecho’. Me aseguró también que el
presidente habló con Emilio Gamboa para comunicarle su postura intransigente
acerca del asunto” (Los Hilos Secretos de las Elites, Ed. Random House, pp. 107-109).
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