Diez cárteles se disputan Guerrero
EL UNIVERSAL/MÉXICO, D.F. / Publicada el 13/10/2014La noche de ayer un estudiante de origen alemán resultó herido cuando viajaba en una camioneta durante un enfrentamiento entre elementos de la Policía Ministerial y un grupo de presuntos secuestradores, al norte de Chilpancingo. Foto: Agencia Reforma
El
estado de Guerrero es estratégico en el negocio del tráfico de drogas,
lo que lo convierte en un territorio en disputa, en el que los índices
de violencia van en aumento y donde la influencia de los grupos del
crimen organizado es evidente en el ámbito político.
Sólo en esta entidad operan cuatro de los nueve cárteles que existen en México, además de que otras seis organizaciones criminales —dedicadas al secuestro y la extorsión, que han surgido de escisiones—, también pelean por controlar algunas de las zonas.
Informes de inteligencia de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y solicitudes de datos a la Procuraduría General de la República (PGR) a los que tuvo acceso El Universal, indican que si antes los grupos criminales sugerían a las autoridades quién debía ser el jefe de la policía, ahora ordenan su nombramiento, pues el control se extendió a los gobernantes; un poder que también está asociado con la violencia con la que actúan y que ha marcado a la entidad.
Guerrero es un punto nodal para el trasiego de droga —en el corredor de la ruta del Pacífico—, debido a su ubicación geográfica, sus colindancias con varias entidades del país y las múltiples vías de comunicación que tiene.
Es aquí donde operan los cárteles de los Beltrán Leyva, del Pacífico o de Sinaloa, “Los Caballeros Templarios” (de manera intermitente), y el cártel Nueva Generación de Jalisco, lo que la convierte en la entidad con mayor número de grupos criminales.
De hecho, la inseguridad en esta región del País está relacionada con la atomización de estas organizaciones delictivas.
Los reportes establecen que escisiones de los Beltrán Leyva han resultado en la conformación de grupos criminales como “Los Granados” (en la región de Tierra Caliente de Guerrero); “Los Rojos” (que operan en la región norte y centro de Guerrero y Morelos); “Los Ardillos” (ubicados en la Montaña y el centro de Guerrero), así como el “Cártel Independiente” de Acapulco (CIDA), que opera en el puerto del mismo nombre.
Pero también está “La Barredora”, un subgrupo del cártel del Pacífico que opera en Acapulco, así como Guerreros Unidos con presencia en Guerrero, Morelos y el Estado de México.
El diagnóstico del Gobierno federal destaca que el ingreso de las fuerzas federales a Michoacán, con el fin de desarticular a “Los Caballeros Templarios”, “movió la geografía del crimen”, generaron el llamado “efecto cucaracha” y los delincuentes desplazaron su zona de operaciones a Guerrero.
Según las autoridades federales, Guerrero es uno de los estados con más homicidios dolosos, tras los enfrentamientos entre organizaciones delincuenciales.
En 2011, la tasa por cada 100 mil habitantes se ubicó en 62, aumentó a 66 en 2012 y en 2013 se redujo a 59 asesinatos.
Las autoridades desconocen con precisión quién lidera a “Guerreros Unidos”. Se le atribuye extraoficialmente la desaparición y muerte de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, en complicidad con policías de Iguala. La PGR no identifica células criminales o pandillas vinculadas con los “Templarios”, pero tiene reportes de su presencia intermitente en Guerrero.
Sólo en esta entidad operan cuatro de los nueve cárteles que existen en México, además de que otras seis organizaciones criminales —dedicadas al secuestro y la extorsión, que han surgido de escisiones—, también pelean por controlar algunas de las zonas.
Informes de inteligencia de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y solicitudes de datos a la Procuraduría General de la República (PGR) a los que tuvo acceso El Universal, indican que si antes los grupos criminales sugerían a las autoridades quién debía ser el jefe de la policía, ahora ordenan su nombramiento, pues el control se extendió a los gobernantes; un poder que también está asociado con la violencia con la que actúan y que ha marcado a la entidad.
Guerrero es un punto nodal para el trasiego de droga —en el corredor de la ruta del Pacífico—, debido a su ubicación geográfica, sus colindancias con varias entidades del país y las múltiples vías de comunicación que tiene.
Es aquí donde operan los cárteles de los Beltrán Leyva, del Pacífico o de Sinaloa, “Los Caballeros Templarios” (de manera intermitente), y el cártel Nueva Generación de Jalisco, lo que la convierte en la entidad con mayor número de grupos criminales.
De hecho, la inseguridad en esta región del País está relacionada con la atomización de estas organizaciones delictivas.
Los reportes establecen que escisiones de los Beltrán Leyva han resultado en la conformación de grupos criminales como “Los Granados” (en la región de Tierra Caliente de Guerrero); “Los Rojos” (que operan en la región norte y centro de Guerrero y Morelos); “Los Ardillos” (ubicados en la Montaña y el centro de Guerrero), así como el “Cártel Independiente” de Acapulco (CIDA), que opera en el puerto del mismo nombre.
Pero también está “La Barredora”, un subgrupo del cártel del Pacífico que opera en Acapulco, así como Guerreros Unidos con presencia en Guerrero, Morelos y el Estado de México.
El diagnóstico del Gobierno federal destaca que el ingreso de las fuerzas federales a Michoacán, con el fin de desarticular a “Los Caballeros Templarios”, “movió la geografía del crimen”, generaron el llamado “efecto cucaracha” y los delincuentes desplazaron su zona de operaciones a Guerrero.
Según las autoridades federales, Guerrero es uno de los estados con más homicidios dolosos, tras los enfrentamientos entre organizaciones delincuenciales.
En 2011, la tasa por cada 100 mil habitantes se ubicó en 62, aumentó a 66 en 2012 y en 2013 se redujo a 59 asesinatos.
Las autoridades desconocen con precisión quién lidera a “Guerreros Unidos”. Se le atribuye extraoficialmente la desaparición y muerte de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, en complicidad con policías de Iguala. La PGR no identifica células criminales o pandillas vinculadas con los “Templarios”, pero tiene reportes de su presencia intermitente en Guerrero.
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