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I. El sonorense Jesús Zambrano –quien no ha
abierto la boca para censurar al Grupo México por el genocidio– y el aguascalentense Jesús Ortega son visitantes asiduos de Los Pinos, y ya
escrituraron las ruinas
del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a Peña Nieto. Ambos
comandaron a las tribus más corruptas para que apoyaran a los nuevos
consejeros salidos de la facción Nueva Izquierda. Y con ésta, los
cárteles de Alternativa Democrática Nacional, Foro Nuevo Sol y
Vanguardia Progresista. Los acarreados se llevaron más de cinco salarios
mínimos, obviamente sus viandas y refrescos; despensas, tarjetas de
crédito (¿otra vez Soriana, Monex?), otras dádivas entregadas de
antemano y un extra para lo que se ofreciera. Fue el
agandalle de los
Chuchos, y es que
con dinero baila el perro…
A la farsa se prestó el Instituto Nacional Electoral, con su presidente
Lorenzo Córdoba –quien apareció abrazado con Zambrano y
muertos
de risa–. Las elecciones de 2015 para renovar a nueve gobernadores,
diputados federales y presidentes municipales, serán al peor estilo de
la corrupción electorera. Lograron darle la
puntilla al perredismo y se convertirán en los nuevos
verdes del nuevo Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Peña-Videgaray.
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II.
Agandalle significa robar, apoderarse de algo con chapuzas e ilegalidades y con el
santo y seña de la delincuencia, de la
grilla.
O en este caso, para mantener el control de un perredismo que ha
llegado a su final. Zambrano y Ortega más parecen peñistas, por
derechistas, cantando aquello de: “…borrachita me voy, para la capital, a
servirle al patrón que me mandó llamar”. Y traen al de voz engolada al
estilo de Diego Fernández de Cevallos, Carlos Navarrete, ideólogo del
oportunismo más vil, con el que seguirán manipulando lo que queda del
PRD, que se ha divido aún más. Si bien les va y logran
aceitar a
los miembros que los apoyaran a cambio de prebendas y por adelantado, no
obtendrán más de 1 millón de votos en 2015. Necesitarán muchos millones
de pesos, pues ya se gastaron lo que les dieron para este
agandalle y lo que se quedó en el camino del
chuchismo.
El Instituto Nacional Electoral toleró los abusos de la farsa y
demostró que sigue siendo el Instituto Federal Electoral de Salinas a
Calderón. Y si así van a organizar las elecciones, los
Chuchos, Héctor Bautista, Amalia García y Silvano Aureoles con Dione Anguiano, serán la
crema y nata de la corrupción.
III. Jesús Ortega, como Gustavo Madero, se fue a mordidas contra la información de los medios de comunicación que exhibieron las trampas e irregularidades del agandalle chuchista y sus cómplices. Lograron meterse al excremento de la grilla. Sacaron las manos llenas de heces y pusieron un ventilador para batirse.
Rechazaron al candidato de la unión para postular al extrovertido de la
unidad e integrar un frente contra el tabasqueño López Obrador.
Conforme a la advertencia, los panistas ganaron el poder presidencial y
perdieron al partido… y el poder. Los chuchistas ya perdieron las ruinas del PRD y no ganarán el poder. Como condón del peñismo que éste usará y tirará. Tras las bambalinas del peñismo, los Chuchos seguirán siendo los peones.
*Periodista
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