viernes, 14 de noviembre de 2014

Enemigos del pueblo

Enemigos del pueblo

El Vie, 14 de Noviembre de 2014, por David Páramo
David Páramo
David Páramo Columnista de Excélsior.

Quienes están usando el dolor de las familias de 43 jóvenes secuestrados y muy probablemente asesinados por el narcotráfico deben ser vistos como la peor clase de enemigos del pueblo.
El discurso aparentemente políticamente correcto de indignación es un parapeto, cortina de humo como les encanta decir, para tapar actos de violencia desenfrenada y que comienza por los insultos y las descalifiaciones a quienes no piensan como ellos o no comparten “su lucha” en las redes sociales y terminan en robos, saqueos y actos vandálicos.
No aparecerán los 43 que buscan quemando oficinas públicas, bloqueando negocios e impidiendo salir a clientes y empleados; no regresarán si roban vehículos de transporte o incendian automóviles. No volverán si bloquean aeropuertos y amenazan con tomar centros comerciales durante este fin.
En este punto los que dicen pedir justicia se convierten en injustos con trabajadores y sus familias que son afectados en su patrimonio y, por lo tanto, en su calidad de vida. Los daños causados en Guerrero sólo lograrán que más habitantes de esa entidad caigan o no puedan salir de la pobreza, puesto que se tendrán que utilizar fondos públicos para rehabilitar instalaciones y, además, el impacto que tendrá en el turismo.
Este fin de semana será perdido para los prestadores de servicios en Acapulco, donde se genera más de 70% del PIB de esa entidad, quienes no tendrán recursos para pagar.
Es difícil determinar quién es peor entre un presidente municipal vinculado con el narcotráfico que manda secuestrar a quienes buscaban una protesta o quienes usan una protesta social como máscara para robar y delinquir.
Es momento de manifestar las diferencias en orden y con respeto a la ley. Este camino sólo genera pobreza.
Desastre
¿Cómo recomponer lo que sucedió en la más reciente bilateral de aviación entre México y Estados Unidos?
Había temas que beneficiaban a todas las líneas aéreas afiliadas a Canaero, como las terceras y cuartas libertades (particularmente en carga), que en el menos malo de los casos tendrá que esperarse para una nueva reunión, la cual podría realizarse hacia finales del primer trimestre del año próximo, sin que hasta el momento exista una fecha precisa.
En un segundo término quedó al descubierto el bajo poder de análisis y afán de escándalo que tienen los sindicatos que tienen el contrato colectivo de Aeroméxico. En mucho, calentaron el ambiente con su invento de que el gobierno mexicano estaba negociando cielos abiertos cuando, como se demostró claramente, no lo puso sobre la mesa ni el gobierno de México o el de Estados Unidos, así como de ninguna de las empresas.
Curiosamente, se opusieron a la ATI (que se conoce como inmunidad antimonopolio), que beneficiaba principalmente a Aeroméxico, es decir, la empresa de la que comen. Lo peor de todo es que líderes como Carlos Morineau, secretario general de ASPA, lo festejan como si fuera un logro.
Quienes se oponían a la ATI eran Interjet, Volaris y VivaAerobus quienes no estaban actuando pensando en el bienestar de la industria de la aviación sino de sus intereses comerciales. Vamos, se trató de una historia que podría definirse como los cangrejos mexicanos en una cubeta.
En este sentido, gran parte del problema estuvo en la falta de capacidad de la recién nombrada subsecretaria de la SCT, Yuriria Mascott, puesto que no tenía el control de las fuerzas que se daban entre las empresas de aviación que estaban abiertamente divididas antes de la negociación, como quedó demostrado con la carta germinal que no firmaron Interjet, VivaAerobus y Volaris a pesar de que como ha dejado claro la empresa de Miguel Alemán dicen estar abiertamente a favor de aumentar la competencia en los cielos.
Quizá ha llegado el momento de establecer nuevas formas de vinculación entre la autoridad, las líneas aéreas y sus sindicatos bajo la comprensión de que todos los mexicanos en el sector de la aviación perdieron.

Complicado
Hay quienes creen que el proceso de sucesión en la Bolsa Mexicana de Valores ya está totalmente resuelto; sin embargo, parecería que tendrá muchas más complicaciones de las que algunos quieren ver.
De entrada, se trata de la primera vez en que el proceso se está dando de una manera mucho más abierta, sin imposiciones de algún o alguno de sus accionistas quienes en el paso incluso llegaron a establecer directivos sin el consenso de socios y emisoras dentro del mercado de valores.
En segundo término, se busca dar una giro total a la forma en la cual opera la BMV desde un punto de vista más institucional y en el que se reconozca que las mejores prácticas corporativas establecen que se debe tener un presidente del consejo de administración y un director general.
Es claro que la figura hasta el momento para presidir es Jaime Ruiz Sacristán quien tiene calificaciones más que sobradas para el cargo puesto que tiene una gran experiencia financiera y, como líder gremial, tal y como lo demostró cuando presidió la Asociación de Bancos de México.
Sin embargo, en los últimos días parecería que alguien prendió el ventilador de nombres con sobradas calificaciones para encabezar al mercado de valores, puesto que se requiere un cambio fundamental.

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