lunes, 1 de diciembre de 2014

"PODEMOS", EL CAUDAL DE LA ILUSIÓN


lunes, 1 de diciembre de 2014
"PODEMOS", EL CAUDAL DE LA ILUSIÓN








“La Historia es nuestra, y la hacen los pueblos”
Salvador Allende, presidente de Chile (1970- 1973)





A mí, “Podemos”, todavía no me ha convencido, pero sí que ha conseguido algo importante desde que el PSOE de Felipe González ganase las elecciones generales en 1982: ha despertado mi simpatía.




Mantengo muchas dudas en torno al surgimiento, supuestamente espontáneo del “Movimiento 15 M”, primero, y de “Podemos”, su heredero político y espiritual, después, muchas sí, pero no tantas como para no reconocer que, nunca como desde entonces, nadie haya sido capaz de aglutinar tal semejante caudal de entusiasmo e ilusión entre gentes de la más variada extracción social e ideológica en todos los territorios del Estado.

Acostumbrado a contemplar el autómata deambular, triste, abatido, desesperanzado y abocado a la resignación de la población cada vez que ha sido convocada a un proceso electoral representativo (y, `por lo tanto, más que criticable y más que sospechosamente inmoral), se ha pasado, en los últimos meses, al resurgir efervescente de una formación política originaria de una barriada de Madrid cuyos impulsores fueron tachados, hasta no hace mucho tiempo, de lunáticos y de soñadores por aquellos que no creen en nada y sólo sirven al inmovilismo del privilegio y a la obscenidad de la corrupción.


Unos personajes, los de “Podemos”, cuya imagen, socialmente nada acostumbrada, tanto molesta a la casta y a sus cachorros, mientras a la gente corriente tanto nos agrada, unos personajes bien preparados dialécticamente, hasta ser capaces de convulsionar el panorama político sólo por atreverse a llamar a las cosas por su nombre y por prometer regenerar una vida pública con una nueva “reconstrucción nacional”, con medidas que al Régimen del 78 y a los rapsodas de la Transición (incluida la Banca y las oligarquías financieras), les hace temblar de pánico y de inquietud.


Pero lo que más me agrada de todo esto (sin valorar en este escrito la dudosa viabilidad y concreción de algunas de sus medidas estrella y su semi silencio sobre la Monarquía, la iglesia o el Ejército), es la enorme ilusión generada en tan amplios sectores de la sociedad que el nerviosismo ha cundido en el PPSOE y demás formaciones que le bailan alrededor, al constatar que, lo que creían inicialmente una broma de los “Coletas boys”, está a punto de estallarles en sus propias manos, y con ello, de acabárseles el chollo del garito del postfranquismo que nos vendieron como una Transición modélica.


Ha llegado el momento de la ruptura, porque la ruptura es lo que una gran parte de la sociedad de las Españas está pidiendo a gritos como una oportunidad histórica sin precedentes, un nuevo modelo basado en la ética y en el sentido común, ingredientes imprescindibles para cualquier regeneración auténtica, donde la corrupción y las privatizaciones generalizadas para beneficio de unos cuántos, queden desterrados de la vida pública.


La abolición del Estado como organización alienante contraria a la libertad del individuo y de las colectividades de las que forma parte (supresión que para nada parece estar en los programas de “Podemos”), debería de ser un paso que habría que plantearse más adelante con la correlativa maduración de las convicciones cívicas y morales de cuántos conformamos esta sociedad que, pese al catastrofismo y al miedo con los que la reacción facinerosa intenta asustarnos, sobrevivirá, con o sin ellos.


Mis dudas sobre la irrupción pública de “Podemos” persisten, y mis sospechas también, pero pese al riesgo que implica depositar cierta confianza en alguien, “Podemos” podría merecer, cuando menos, el beneficio de la duda, junto al contrapeso de un exhaustivo control sobre la honestidad que predican para evitar que pudiera devenir en un “más de lo mismo” que, para nuestra desgracia, tan bien conocemos todos.


Una simpatía, la mía, acrecentada cada día más al verificar como los profesionales de la política al servicio de las oligarquías en connivencia con los manipuladores mediáticos, buscan, como sabuesos desesperados, la menor irregularidad en la vida personal o profesional de los impulsores de “Podemos” para hundir sus reaccionarias fauces sobre ellos, irregularidades que, si no encuentran, no dudes que se inventarán, ellos, prestidigitadores de la infamia y husmeadores de malos olores que conocen muy bien por ser ellos quienes huelen mal.


Algunos voceros del Sistema no se cansan de afirmar que el presunto voto hacia “Podemos” es un voto de rabia, hartazgo e indignación, es posible, pero silencian que es también el voto de la esperanza para muchos y de la ilusión por un futuro mejor para no pocos porque, como dicen el “Podemos”, la sonrisa ha cambiado de bando, y eso, fastidia mucho al que sólo finge sonreír a través de muecas tan horrorosas como los oscuros intereses que defienden.


Seguiré con atención, rigor crítico y progresivo interés, el ascenso en las encuestas de la formación de Pablo Iglesias, pronosticando que, será “Podemos”, quién, muy probablemente, ganará las próximas elecciones generales, algo que sólo será posible gracias a la ilusión y a la esperanza generadas en los corazones y en la buena voluntad de la gente sencilla cuyo principal aspiración es vivir en paz y con transparencia, y que se acabe la impunidad para los ladrones y para los canallas.


“La Historia es nuestra”, decía el Presidente chileno Salvador Allende, “y la hacen los pueblos”.


Es la hora de dar un paso hacia adelante, es la hora de hacer Historia, es la hora del pueblo.


Porque Sí se puede.

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