¿Michoacán vuelve al PRD?
Ivonne Melgar
18/04/2015 06:27
A dos semanas del arranque de las campañas y
cuando aún faltan seis de proselitismo, el PRD parece ir en caballo de
hacienda para recuperar la gubernatura de Michoacán con un candidato
que, al estilo peñanietista, ha centrado su estrategia en la firma de
compromisos y en el encuentro con grupos ciudadanos.
Silvano Aureoles Conejo es quizá una de las figuras de la oposición más beneficiadas por el extinto Pacto por México, el mecanismo que en el arranque del sexenio y de la actual legislatura permitió a perredistas y panistas construir una interlocución con el gobierno federal.
Desde esa plataforma de negociación que dio paso a una mecánica para el procesamiento de acuerdos —misma que sigue vigente en la relación del Congreso con el Ejecutivo Federal—, el exalcalde de Zitácuaro operó como jefe de la diputación del PRD en los primeros dos años y de septiembre de 2014 a febrero pasado como presidente de la Cámara de Diputados.
Si bien no pertenece al grupo hegemónico de Nueva Izquierda, Silvano les ha demostrado a Los Chuchos —Jesús Ortega y Jesús Zambrano— que pueden confiar en él a la hora de las definiciones clave. Esto lo convirtió en la principal figura de su corriente, la de Foro Nuevo Sol, a la que pertenecen Amalia García, Hortensia Aragón, Vladimir Aguilar, David Razú y Víctor Hugo Romo, entre otros.
De ahí que los reflectores de San Lázaro y de Los Pinos —porque ese último rol implica la representación del Poder Legislativo ante el Poder Ejecutivo— proyectaron la imagen de un político perredista alejado de la rijosidad; dispuesto a cumplir la palabra empeñada en la mesa de negociaciones, y a aguantar estoicamente los tradicionales pleitos que se dan entre las tribus de su partido.
Así que, a diferencia de lo sucedido en 2011, cuando era senador e intentó infructuosamente llegar a la gubernatura, Aureoles Conejo ahora no se encuentra sujeto a la marca PRD ni a un gobierno local con desastrosos resultados, como lo fue el de su correligionario Leonel Godoy.
Y su propaganda lo delata cuando sustituye el amarillo y el logo del sol de su partido por los colores blanco, morado y verde, mientras su agenda se desarrolla en torno al encuentro con grupos de la sociedad civil a quienes promete, con rúbrica de por medio, diversas acciones.
Bajo el lema de que para Michoacán es posible un nuevo comienzo, el abanderado perredista consiguió también que Cuauhtémoc Cárdenas —peleado con Los Chuchos y ya fuera del PRD— le diera su aval para esta contienda, lo que le permite diferenciarse de la dirigencia y capitalizar la bandera del cardenismo.
Pero este margen de acción con el que Aureoles Conejo despliega su campaña no lo aleja del respaldo del aparato perredista que, en una señal inequívoca de la importancia que la entidad tiene para el partido, envió como comisionado electoral de la dirigencia a Jesús Zambrano.
No es para menos. En el arranque de la contienda, el perredista lleva siete puntos de ventaja, según sondeos difundidos, ya que cuenta con 38% de intención de voto: 31 del PRD, 3 del PT, 2 de Nueva Alianza y 1 del Partido Encuentro Social.
En el segundo lugar, el priista Ascención Orihuela Bárcenas suma el 31% del potencial sufragio: 26% del PRI y 5% del Verde. El senador con licencia tiene su arrastre, la campaña del partido gobernante paga el costo del gobierno estatal de Fausto Vallejo y Jesús Reyna, su interino, vinculados en diversas formas con Servando Gómez, alias La Tuta, el poderoso líder de Los Caballeros Templarios.
De manera que si bien el nuevo escenario michoacano —con ese líder del crimen organizado en la cárcel y los grupos de autodefensas en orden— es resultado de la estrategia de seguridad del gobierno federal, esto no le alcanza a su partido para revertir el daño que generó la narcopolítica ejercida por los dos exgobernadores priistas.
Y si la infiltración del crimen organizado en la administración estatal tricolor era a inicios de año la mejor carta de presentación para la candidata del PAN, Luisa María Calderón, hoy los sondeos la colocan en un complicado tercer lugar.
Con el 29% del electorado dispuesto a apoyarla, la senadora con licencia va sin aliados ni alianzas a una segunda campaña a la gubernatura, en condiciones adversas y de contrastes en comparación a lo que sucedió hace cuatro años, cuando como hermana del presidente Felipe Calderón contó con millonarios recursos y todo el aparato blanquiazul de su lado.
La caída en las encuestas, sin embargo, no alarma a la dirigencia blanquiazul de Gustavo Madero, donde aseguran que Luisa María asumió el camino de la división y la soledad al negarse a trabajar con sus contendientes internos, el exalcalde de Morelia Markos Cortés y el senador Salvador Vega.
Estando así las cosas, a menos que Aureoles Conejo cometiera un error garrafal, Michoacán se nos presenta como la tierra donde las tres principales fuerzas políticas ajustarían su futuro: el PRI pagaría el costo de una administración local marcada por la narcopolítica; mientras el PAN ahondaría la herida del maderismo con el calderonismo.
Y el PRD habría balanceado sus pérdidas. Porque ante la dura disputa en Guerrero y en la capital del país, la entidad se torna hacia el 7 de junio en la plaza número uno para el PRD, cuya dirigencia parte de esa doble premisa a su favor: Silvano se enfrentará en las urnas con dos candidatos que no son prioridad para sus partidos.
Twitter: @ivonnemelgar
Silvano Aureoles Conejo es quizá una de las figuras de la oposición más beneficiadas por el extinto Pacto por México, el mecanismo que en el arranque del sexenio y de la actual legislatura permitió a perredistas y panistas construir una interlocución con el gobierno federal.
Desde esa plataforma de negociación que dio paso a una mecánica para el procesamiento de acuerdos —misma que sigue vigente en la relación del Congreso con el Ejecutivo Federal—, el exalcalde de Zitácuaro operó como jefe de la diputación del PRD en los primeros dos años y de septiembre de 2014 a febrero pasado como presidente de la Cámara de Diputados.
Si bien no pertenece al grupo hegemónico de Nueva Izquierda, Silvano les ha demostrado a Los Chuchos —Jesús Ortega y Jesús Zambrano— que pueden confiar en él a la hora de las definiciones clave. Esto lo convirtió en la principal figura de su corriente, la de Foro Nuevo Sol, a la que pertenecen Amalia García, Hortensia Aragón, Vladimir Aguilar, David Razú y Víctor Hugo Romo, entre otros.
De ahí que los reflectores de San Lázaro y de Los Pinos —porque ese último rol implica la representación del Poder Legislativo ante el Poder Ejecutivo— proyectaron la imagen de un político perredista alejado de la rijosidad; dispuesto a cumplir la palabra empeñada en la mesa de negociaciones, y a aguantar estoicamente los tradicionales pleitos que se dan entre las tribus de su partido.
Así que, a diferencia de lo sucedido en 2011, cuando era senador e intentó infructuosamente llegar a la gubernatura, Aureoles Conejo ahora no se encuentra sujeto a la marca PRD ni a un gobierno local con desastrosos resultados, como lo fue el de su correligionario Leonel Godoy.
Y su propaganda lo delata cuando sustituye el amarillo y el logo del sol de su partido por los colores blanco, morado y verde, mientras su agenda se desarrolla en torno al encuentro con grupos de la sociedad civil a quienes promete, con rúbrica de por medio, diversas acciones.
Bajo el lema de que para Michoacán es posible un nuevo comienzo, el abanderado perredista consiguió también que Cuauhtémoc Cárdenas —peleado con Los Chuchos y ya fuera del PRD— le diera su aval para esta contienda, lo que le permite diferenciarse de la dirigencia y capitalizar la bandera del cardenismo.
Pero este margen de acción con el que Aureoles Conejo despliega su campaña no lo aleja del respaldo del aparato perredista que, en una señal inequívoca de la importancia que la entidad tiene para el partido, envió como comisionado electoral de la dirigencia a Jesús Zambrano.
No es para menos. En el arranque de la contienda, el perredista lleva siete puntos de ventaja, según sondeos difundidos, ya que cuenta con 38% de intención de voto: 31 del PRD, 3 del PT, 2 de Nueva Alianza y 1 del Partido Encuentro Social.
En el segundo lugar, el priista Ascención Orihuela Bárcenas suma el 31% del potencial sufragio: 26% del PRI y 5% del Verde. El senador con licencia tiene su arrastre, la campaña del partido gobernante paga el costo del gobierno estatal de Fausto Vallejo y Jesús Reyna, su interino, vinculados en diversas formas con Servando Gómez, alias La Tuta, el poderoso líder de Los Caballeros Templarios.
De manera que si bien el nuevo escenario michoacano —con ese líder del crimen organizado en la cárcel y los grupos de autodefensas en orden— es resultado de la estrategia de seguridad del gobierno federal, esto no le alcanza a su partido para revertir el daño que generó la narcopolítica ejercida por los dos exgobernadores priistas.
Y si la infiltración del crimen organizado en la administración estatal tricolor era a inicios de año la mejor carta de presentación para la candidata del PAN, Luisa María Calderón, hoy los sondeos la colocan en un complicado tercer lugar.
Con el 29% del electorado dispuesto a apoyarla, la senadora con licencia va sin aliados ni alianzas a una segunda campaña a la gubernatura, en condiciones adversas y de contrastes en comparación a lo que sucedió hace cuatro años, cuando como hermana del presidente Felipe Calderón contó con millonarios recursos y todo el aparato blanquiazul de su lado.
La caída en las encuestas, sin embargo, no alarma a la dirigencia blanquiazul de Gustavo Madero, donde aseguran que Luisa María asumió el camino de la división y la soledad al negarse a trabajar con sus contendientes internos, el exalcalde de Morelia Markos Cortés y el senador Salvador Vega.
Estando así las cosas, a menos que Aureoles Conejo cometiera un error garrafal, Michoacán se nos presenta como la tierra donde las tres principales fuerzas políticas ajustarían su futuro: el PRI pagaría el costo de una administración local marcada por la narcopolítica; mientras el PAN ahondaría la herida del maderismo con el calderonismo.
Y el PRD habría balanceado sus pérdidas. Porque ante la dura disputa en Guerrero y en la capital del país, la entidad se torna hacia el 7 de junio en la plaza número uno para el PRD, cuya dirigencia parte de esa doble premisa a su favor: Silvano se enfrentará en las urnas con dos candidatos que no son prioridad para sus partidos.
Twitter: @ivonnemelgar
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