martes, 16 de febrero de 2016

La perversión de la Gnosis.

La perversión de la Gnosis.








Es curioso como a lo largo de la historia todo aquello que nos servía a nosotros ha sido apartado, prohibido o ha recibido un trato herético. Todo aquello que podía hacer que un hombre o una mujer común pudieran provocar que liberara su Ser fue apartado y consumido por las llamas de lo prohibido. El conocimiento de su entorno, de sí mismo y de sus congéneres, fue una y otra vez, recibiendo ese trato herético. Todo aquel que se acercaba peligrosamente a la verdad, fue ejecutado o quemado en la hoguera. Hoy día lo políticamente correcto impide que ejecuten a todos estos que curiosean demasiado y buscan la verdad, para ello tienen otras herramientas más sutiles y menos sangrientas para tapar con éxito esa verdad menos palpable, aunque se siguen usando métodos drásticos para todos aquellos personajes incómodos.

La piedra filosofal de nuestra injusticia histórica es sin duda la Gnosis, esa maltratada palabra que no es más que según los griegos antiguos, el conocimiento más elevado y puro, o lo que todos entendemos como verdad. Por eso esta palabra y aquellos que en la antigüedad buscaban la verdad, los gnósticos, fueron tachados de herejes, porque se negaron a creer, no cedieron ante ninguna religión o ideología que se les quisiera imponer. No creyeron en salvadores, ni mesías, se negaron a buscar fuera, lo que tenían dentro, entendieron la Gnosis como el autoconocimiento más interno y esencial, ligado al Ser y la conciencia que somos.

Esto aún hoy día es un peligro para un sistema como el que sufrimos, y a pesar de que a muchos herejes como nosotros, buscadores de la verdad y el conocimiento interno, que nos dé un poco igual que nos tachen, se nos etiquete o se nos trate como a parias, locos o inadaptados, no deja de provocar que unos pocos se sumen a otros pocos y se eleve el número de aquellos que piensan por sí mismos.





Es por eso que de la antigüedad a hoy, pocos cambios se han propiciado, los elementos discordantes siguen siendo molestos, los herejes siguen sufriendo escarnio y aun se sigue en la más absoluta oscuridad medieval. Los gnosticos, fueron absorbidos por el sistema y crearon un “ismo” para ellos, la Gnosis cayo devorada por el esoterismo y el ocultismo más oscuro, se pervirtió como todo lo que tocan aquellos que desde las sombras más cavernosas controlan el mundo.

Movilizaron grupos sectarios que propagaron distintas Gnosis, llenas de falsedad que contradecían la esencia de esa búsqueda interior otorgando todo el poder y esencia del Ser, a entidades. Teosóficos débiles de voluntad, mentes pervertidas ansiosas por calmar su complejo de inferioridad, controlando a otros a través de herramientas cedidas por esos oscuros entes de apariencia figurativa y amigable, pero de esencia pútrida. Estos mediocres que hace algo más de siglo se codeaban con el poder emplean hoy sus legiones de iniciados ignorantes que andan infiltrados y perdidos en las redes, divididos entre distintas formas de negarse a llamar al Mal por su nombre. Lameruzos anales de la sabiduría hiperbórea, la teosofía rancia, el pensamiento mágico, o la basura seudocientífica mal difundida. 

Ninguno de ellos deberían merecer nuestro respeto, todo aquel que impida conocerte a ti mismo, a dar con tu esencia y dar con la verdadera Gnosis de lo que eres, sacando fuera de ti, tu propia voluntad, alimentándose de tu devoción, usándote como a un vulgar seguidor, vasallo y servil, ante títeres sin voluntad, sin conciencia y con un grado psicopatía poco usual.

Todas estas fuentes de conocimiento son flor de un día, falsas Gnosis que nacen para desviarte de tu verdadera meta. Tarde o temprano encontraras tu camino, tarde o temprano darás con tu propia Gnosis, tarde o temprano serás un hereje, ese es tu destino y no lo podrás evitar. Es anti natural que no sea así, ser un converso en un sistema que trata de aniquilarte como única ley, va contra tu propia naturaleza. Lo cuerdo hoy es ser un anatema, un hereje, ya que lo contrario es la desconexión y la perdida de la conciencia.

Dejar de creer es el principio de conexión al todo, tras esto llega la desprogramación, para más tarde iniciar el proceso de purga y purificación, al final solo quedas tú. Ahora es cuando empieza el verdadero conocimiento y la responsabilidad que conlleva Ser consciente y tener conciencia.





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