¿Somos todos héroes?
5/2/2016 1:12:00 a.m.
Deseo
realizar una pequeña y a ser posible breve, reflexión a costa de algo
de lo que me he ido dando cuenta desde que me dedique a exponerme y
exponer mis ideas públicamente. He tenido la fortuna de conocer gente de
todo tipo y con todo tipo de experiencias, que me han ayudado a tener
una idea más global de lo que piensa, siente y cree la gente real de la
calle, personas como yo, con los mismos problemas que yo. Para mi es y
será una fortuna y me siento muy agradecido por como esas personas han
compartido con un desconocido como yo, esas cosas que sentimos todos,
que nos ocurren a todos o que se nos pasa por la cabeza a todos, pero
qué no todos estamos dispuestos a admitir públicamente. Esas dudas, esas
incertezas y esas imprecisiones que al final nadie resuelve y que te
ves empujado a buscarte la vida, y aventurarte a abrirte a un
desconocido, en un blog o en una red social, con el riesgo que esto
conlleva ya que al aparecer en público y a la vista de todos, te
arriesgas a que te juzguen sin conocerte, te tachen o te etiqueten de
cualquier cosa y se te sentencie porque si, cuando en realidad solo
buscas respuestas o tratas de responderlas con las pocas conjeturas que
has logrado amontonar en tu camino.
Algo
que siempre tuve claro es que era uno más, siempre rechace
protagonismos, figurar demasiado o creerme algo que no era. Es algo que
siempre he tenido claro, soy como tú, ni más ni menos y desde ese punto
de partida he tratado de lograr mi propia meta, para mí la humildad, la
honestidad y la honradez debe primar sobre cualquier otra cosa, razón o
argumento, por eso me he apartado de todos aquellos que han tratado de
regalarme el oído o me han etiquetado con títulos que me hacían elevarme
a un pedestal que no me correspondía o me diferenciaba de las personas
que formamos la masa y somos el barro que pisan las clases y las élites.
Maestro,
índigo, sensitivo, contactado, médium, sabio, e incluso en una ocasión
me dijeron que Jesús en persona me conocía y seguía mi labor, jamás creí
nada, ni me sentí tentado por nada de esto, no soy distinto ni
diferente de nadie y no soy más que nadie, muchos al rechazar estos
titulillos se apartaban decepcionados, quizá porque tenían asumido su
rol de discípulo, creyente o vasallo, pero para mí todos estamos en el
mismo barco y somos todos lo mismo. No pretendo ponerme medallas, pero
si pienso que todos tenemos que tener claro lo que no somos, para
poder hallar lo que somos en realidad. No creo que creerme maestro o
sabio, me ayude ni a mí ni a nadie, de hecho creo que es una losa, por
eso hay tanto perdido como hay.
Jamas seras libre si solo te dedicas a mudarte de un cercado a otro. |
Esto
viene a cuento porque en estos dos breves pero intensos años, me he
encontrado con trabajadores de la luz, guerreros de la luz, semillas
estelares y cosas por el estilo, etiquetas que hacían a esas personas
con vidas más o menos comunes, que se creyeran distintos, diferentes al
resto, interiormente eran tal o cual cosa y eso los hacia especiales.
Jamás me tope, con alguien que me dijera que logro recordar su origen
estelar o cósmico, que no fuera un guerrero o un enviado en una misión
especial... Soy consciente de que en este planeta somos muchos y que
nuestro origen estará muy, muy repartido, pero lo que si tengo claro es
que hasta que no sepa por mí mismo mi propio origen y mi propia
identidad real, la esencia de lo que soy, rechazare todos esos títulos
nobiliarios que se ponen aquellos que ansían destacar.
Demasiados
guerreros, demasiados trabajadores de luz, demasiadas semillas
estelares, todo esto me escama y me hace replantearme muchas cosas.
Acaso no hay nadie que haya venido aquí solo por curiosidad, o empujado
por motivos menos heroicos o simplemente engañado ¿acaso todos somos
esos superhéroes que llevan su traje y su capa bajo su ropa? Esos
guerreros de luz cuentan alegremente sus gestas en las que combaten
contra todo tipo de entes en el astral, y yo no puedo más que sonrojarme
ante algo que es evidente que por muy real que les parezca y por muy
vivida que sea la experiencia, no es más que una ilusión. Dudo que
ayuden a nadie, dudo que nadie sepa más o tenga algo más claro que
cualquiera porque se proyecte, canalice, maneje energías o vea cosas.
Muchos
de los que han tenido la oportunidad de recordar experiencias o vidas
pasadas, no relatan más que vidas comunes iguales a las que tienen
ahora, con más o menos drama, pero iguales, y eso es lo que les da
crédito, porque ninguno de nosotros fuimos Napoleón, Cleopatra o Carlo
Magno, siempre fuimos masa y nos iremos de aquí siendo eso, ojala me
equivoque, pero no me imagino un planeta con siete mil millones de
guerreros de luz trabajando de 7 a 15, comprando el pan y calentando la
sopa en el microondas. Me alegro por ti si eres un guerrero de la luz y
tienes una flota estelar que viene de Alfa Centauri esperando con sus
naves a que tú acabes tu misión, pero seamos un poquito serios y
bajémonos de estos pedestales que puede que la caída duela y mucho.
Siempre
he pensado que la mejor forma de venderle un producto a alguien que no
lo necesita es hacerle creer que tiene esa necesidad, de eso viven las
empresas y de eso tratan los anuncios. Está claro que este mundo
necesita héroes y en todas las películas el paria es al final el elegido
para salvar al mundo, esto es una idea que compramos todos, todos nos
identificamos con el pringao y todos deseamos ser el prota, el héroe. Si
todo esto lo extrapolas a todos esos trabajadores de la luz, guerreros
de la luz, semillas estelares, niños índigo... (y nosecuantascosasmas)
tendrás la misma fórmula que compras al ir al cine a ver esas pelis.
Antes
de creerte algo que no eres, duda, antes de sentirte superior o
diferente a otros como tú, duda, antes de meterte en un jardín en el que
quizás te cueste mucho esfuerzo y energía salir, piensa y luego duda,
porque es cierto que tienes que salvar el mundo, pero no con espadas de
luz, ni con capas, ni superpoderes, sino arrimando el hombro, cambiando
tu forma de pensar y cambiando tu forma de Ser, así se salva el mundo,
eso sí, no hay vítores, ni aplausos, ni fama, es lo que tiene ser uno.
Antes
de morder la manzana del conocimiento, mira quien te la ofrece y sus
intenciones, porque tú ya tienes tu propia manzana, no compres lo que no
necesitas.
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