miércoles, 30 de marzo de 2016

Palmira entierra las ambiciones de Erdogan

Palmira entierra las ambiciones de Erdogan



La derrota del EI en Palmira ha supuesto una dura derrota para el EI, pero también para todos aquellos que apostaron por este grupo terrorista para implementar sus planes en Siria tendentes a dividir o controlar dicho país.
Las sucesivas victorias del Ejército sirio han llevado al EI a una posición de extrema debilidad y a la certidumbre de que su aplastamiento definitivo está a unos meses vista, tanto en Siria como en Iraq. El 27 de Marzo es, pues, un capítulo glorioso de la historia de Siria y de oprobio y derrota para sus enemigos.
Turquía es el país más afectado por la derrota. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se muestra tenso y nervioso ante las malas noticias sobre la derrota de sus aliados del EI y ha afirmado en varios viajes al extranjero que las negociaciones de Ginebra son “inútiles” mientras Rusia continúe ayudando al Ejército sirio. Ankara se muestra también irritada por el hecho de que el despliegue ruso del S-400 en Latakia haya acabado con el proyecto turco de establecer una zona de exclusión aérea y una zona colchón en el norte de Siria, como pasos previos a la reconstrucción del Imperio Otomano -que abarque desde Iraq y Siria hasta el Magreb- que Erdogan persigue en colaboración con sus aliados terroristas.
En este sentido, los avances del Ejército sirio han supuesto el fin de los sueños expansionistas de Erdogan y su entorno provocando la irritación en un momento en que él está en vías de implantar una dictadura en la propia Turquía e incrementa la persecución de los medios críticos, como demuestra la reciente confiscación del diario opositor Zaman y las amenazas contra Hürriyet, el otro gran periódico opositor.
Los ataques rusos y el avance del Ejército sirio han cortado la mayor parte de las rutas de abastecimiento de los grupos terroristas. Además, el Ejército sirio parece prepararse ahora para la toma de Yisr al Shugur, una estratégica ciudad situada en la provincia de Idleb, en el norte de Siria, cuya captura en abril de 2015 por parte del llamado “Ejército de la Conquista” fue posible gracias a la masiva ayuda turca.
La toma de Yish al Shugur irá seguida por otras ofensivas sirias destinadas a recuperar la totalidad de la provincia de Idleb. La toma de más zonas en el norte cortará definitivamente el cordón umbilical que une los grupos terroristas a Turquía y disminuirá o acabará con la influencia de este país en relación a los acontecimientos que tienen lugar en el campo de batalla en Siria.
En este sentido, muchos analistas militares creen que tras la liberación de Palmira, los feudos terroristas irán cayendo uno tras otro en rápida sucesión y que el EI y el Frente al Nusra podrían quedar al borde de la aniquilación en pocos meses.
La victoria de Palmira muestra también la fragilidad y bancarrota de la llamada “oposición armada” en Siria, que no lucha bajo la bandera de un proyecto nacional sino sólo buscando el dinero y las ayudas del régimen saudí, el turco y de varios países occidentales.
La derrota militar del EI en Palmira supone, en realidad, no sólo una derrota militar, sino también y sobre todo un duro golpe psicológico a los grupos terroristas, cuya moral ha colapsado y que se hallan ahora en una situación de pánico. Pronto veremos escenas similares a las de Palmira en muchas otras batallas dirigidas a limpiar a Siria de grupos terroristas y de la influencia de sus patrocinadores, comenzando por Erdogan.

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