lunes, 24 de octubre de 2016

Es muy difícil que los cristianos vuelvan a vivir en Irak como antes”

Es muy difícil que los cristianos vuelvan a vivir en Irak como antes”

El religioso pide a las potencias suníes y chiíes que no usen a las comunidades locales para avivar el conflicto


El cardenal Fernando Filoni el viernes en Madrid.
Un mes después de que los yihadistas tomaran Mosul, allá por julio de 2014, los más optimistas se aventuraban a calcular que alrededor de 400.000 iraquíes cristianos aún permanecían en el país. La cifra, en su contexto, era apabullante: en tiempos de Sadam Husein, los cristianos, alrededor de 1,5 millones, llegaron a representar el 10% de la población. El cardenal italiano Fernando Filoni (Taranto, 1946), no sabría decir cuántos quedan en la actualidad, pero dos años de califato han expulsado del norte de Irak, cuna histórica de los cristianos de Mesopotamia, a la mayoría de los que resistían. La organización católica Knights of Columbus publicó en marzo un informe en el que cifraba en unos 275.000 los que todavía resistían dentro del país. La ofensiva terrestre lanzada el pasado lunes por fuerzas iraquíes y kurdas ha comenzado a recuperar precisamente algunas de las localidades cristianas al sur de Mosul. El desafío pasa por su retorno. ¿Podrán volver? Filoni, enviado por el papa Francisco a la región el pasado año y autor del libro La Iglesia en Irak, que presentó esta semana en Madrid, no tiene respuesta.

Pregunta. ¿Qué noticias tiene de los cristianos en Irak?
Respuesta. Están en una situación no diferente a la del pueblo iraquí, ante el acercamiento de las fuerzas a Mosul para arrebatársela al ISIS. Los cristianos que han quedado en la zona cercana a Mosul están en un momento de gran aprensión. Mosul ha sido siempre un centro en donde musulmanes, cristianos y otras minorías han convivido en paz durante siglos. El trauma de hace dos años ha sido devastador porque no saben si conservan sus casas, bienes, escuelas, parroquias... De todo esto queda algo, pero es difícil saber qué les espera en el futuro, no solo por su bien sino por la convivencia, uno de los aspectos delicados.
Sabemos que sus casas fueron saqueadas tras huir. No solo se trata de la recuperación de los bienes. ¿Podrán los cristianos volver a vivir como antes? Esto es muy complicado.
P. ¿Cuántos cristianos estima que aún viven alrededor de Mosul?
R. Es difícil de decir tras la huida de unas 120.000 personas. Una buena parte han emigrado, otros se han refugiado fuera de Irak o se han desplazado a ciudades cercanas a Erbil [a unos 90 kilómetros de Mosul], o a Dohuk y Akrah [al norte de Mosul]. Es difícil decir si hay 100.000, 120.000...
P. ¿Dónde están los que abandonaron Irak?
R. Muchos, en el campo de refugiados de Jordania; otros en Europa, Australia y en Estados Unidos, sobre todo si tienen amigos o parientes que les han acogido. Muchos ancianos quieren regresar porque se sienten extraños en el país de acogida. Los jóvenes, obviamente, tienen menos dificultad porque aprenden la nueva lengua... Irak es un país que debe ser completamente reconstruido y no va a faltar el trabajo, pero necesita paz y convivencia. Las comunidades suníes, chiíes y kurdas tienen profundas problemáticas. No se trata de una lucha de contrarios sino reconocer una coexistencia política y que todas las minorías se sientan reconocidas.
La última vez que estuve en Irak, hace un año, el presidente del Kurdistán iraquí [Masud Barzani] me dijo que reconocían que los cristianos tenían el derecho originario de estar allí y que ellos llegaron después. Es una declaración de principio muy importante.
P. A diferencia de suníes, chiíes o kurdos, los cristianos carecen de aspiraciones políticas o geográficas en Irak. ¿Es una debilidad?
R. Los cristianos son una minoría y se han concentrado históricamente en pequeñas ciudades. No han tenido nunca una organización política ni militar. Las reivindicaciones actuales son modernas y no tanto de los locales sino de las comunidades del exterior. Y el que vive fuera no tiene siempre la percepción exacta de la realidad. Los cristianos no reivindican una verdadera entidad propia desde el punto de vista político pero sí retornar a las ciudades donde conservan tradición, lengua y cultura milenarias.
P. ¿Es posible?
R. Los cristianos siempre han padecido los problemas de inmigración, la persecución... Está en nuestro ADN, y hay que saber afrontarlo y adaptarse. Si hay una convivencia pacífica, los cristianos retornarán, aunque algunos no lo harán. Si hay trabajo, e Irak tiene que ser reconstruido, vendrán. Tiene que haber voluntad y garantías para el retorno.
P. ¿Qué está haciendo la Santa Sede con los países de acogida?
R. La Iglesia nunca ha animado la inmigración. Esta es nuestra tierra y debemos mantenerla, de nuestra historia, de nuestra cultura, pero la Iglesia entiende que hay situaciones en las que hay familias que tienen que irse fuera y no se puede impedir. Pero garantizamos a los que quieren permanecer, y son muchos, que pueden hacerlo.
P. ¿Tienen comunicación con los países de acogida Jordania, Turquía..?
R. Sí, claro. Yo mismo he viajado a Jordania, Azerbayán, Armenia, Turquía.
P. ¿Cuánto puede tardar Irak en recuperarse para el retorno de los cristianos?
R. No podría decir hoy, mañana o pasado mañana. Lo importante es el futuro, si hay paz, habrá futuro. Pero los potencias que apoyan a los suníes y chiíes tienen que abstenerse de usar a a las comunidades locales.

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