Publicado en: 23 octubre, 2016
Guatemala. Vestigios de una Revolución
La expresión “una olla de cangrejos” aplica perfectamente a
Guatemala, en todo. De la Revolución de Octubre de 1944 solo queda la
nostalgia raída en historias que cuentan los abuelos, de boca en boca,
en ensueños de jornaleros y campesinos en tarde de domingo.
Audio: https://soundcloud.com/ilka-oliva-corado/vestigios-de-una-revolucion
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/10/20/vestigios-de-una-revolucion/
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
20 de octubre de 2016, Estados Unidos.
La expresión “una olla de
cangrejos” aplica perfectamente a Guatemala, en todo. De la Revolución
de Octubre de 1944 solo queda la nostalgia raída en historias que
cuentan los abuelos, de boca en boca, en ensueños de jornaleros y
campesinos en tarde de domingo. O en tertulias de intelectuales y
revolucionarios, al compás de las copas de vino, whisky o de cusha en
salones de embajadas o en sala de casa particular.
Una que otra conferencia que se dicta
por ahí, para apacharle el ojo al macho y mesas redondas organizadas por
alumnos entusiastas que cuando se gradúan de la universidad pasan a
formar parte de los que utilizan los títulos para apuñalar por la
espalda a los de pies descalzos. Es la idolología y la conciencia social
pues, una modorra de tres días de la que no se quieren volver a
recordar nunca. Y qué decir de la irresponsabilidad de docentes
universitarios que se encargan de seguir creando generaciones
desmemoriadas.
No es tan difícil descifrar qué sucedió
con la Revolución, si sabemos muy bien de qué estamos hechos los
guatemaltecos. Como reflejo está la Firma de la Paz y cómo está
Guatemala 20 años después. Solo con eso nos alcanza para el análisis que
da para unas cuantas tesis. Digo, para aquellos a los que les fascinan
los análisis académicos.
Una narración vívida es lo que sucedió
con la bulla de las manifestaciones por corrupción, en el 2015. Hemos
visto que así como fue gente con conciencia social y con ganas de
cambiar Guatemala, también asistieron multitudes de hipócritas y
arribistas y para desgracia del país fueron los que cambiaron la sangre
por el chilate.
Eran bocanadas, se les inflaba el pecho,
se llenaban la boca pronunciando el nombre de Jacobo Árbenz. ¡Habráse
visto! Lo cargaban en panfletos, en cartulinas, en mantas y hasta en
canciones que rasguñaban la añoranza de décadas pasadas. Otros besaban
las fotografías de don Alfonzo Bauer Paiz y se tiraban al suelo, en
trance, pataleando y revolcándose. Recitaban poesía de Otto René
Castillo y gritaban con el pecho reventado en gloria y honor: ¡se
metieron con la generación equivocada! ¡Somos la generación del cambio!
Con esto menospreciando a todas luces, la entrega de tantas personas que
en tiempos de Genocidio, sufrieron el horror de la transgresión.
De aquel carnaval de sábados de ir a
broncearse, quedó la burla, las fotografías para el recuerdo y el afán
para fanfarronear de que, ¡yo estuve ahí!
Muchos universitarios gritaron, ¡somos pueblo! De ahí han salido afirmaciones que dicen que el nuevo rostro de la política en Guatemala son estudiantes universitarios, ladinos y capitalinos. ¿En dónde está el aporte de los Pueblos Indígenas que llevan luchando siglos? ¿ O sea, los iletrados, los analfabetas, los campesinos y jornaleros de a pie, no cuentan? He ahí. Por eso la Guatemala excluyente no va hacia ningún lugar, porque puede más su racismo y su clasismo que el deseo de unidad e inclusión.
Muchos universitarios gritaron, ¡somos pueblo! De ahí han salido afirmaciones que dicen que el nuevo rostro de la política en Guatemala son estudiantes universitarios, ladinos y capitalinos. ¿En dónde está el aporte de los Pueblos Indígenas que llevan luchando siglos? ¿ O sea, los iletrados, los analfabetas, los campesinos y jornaleros de a pie, no cuentan? He ahí. Por eso la Guatemala excluyente no va hacia ningún lugar, porque puede más su racismo y su clasismo que el deseo de unidad e inclusión.
Como resultado de aquella bulla que fue
llamarada de tuza, está el voto a Jimmy Morales. Muchos de esos mismos
que gritaron el nombre de Jacobo Árbenz votaron por la continuidad de un
gobierno neoliberal en el país. No tenemos moral para hablar de la
Revolución de Octubre de 1944, mientras no nos hagamos una limpia con
siete montes y chilca, para quitarnos esa mente colonizada que nos hace
tanto daño como país. Lastimosamente las agallas no vienen con una
fumada de puro a Maximón y una visita el Señor de Esquipulas, y mucho
menos con una revolcada de una cuadra en manifestación de sábado de ir a
broncearse.
No, Guatemala necesita mucho más que
egos. Guatemala necesita que sus hijos la amen con la vida, con su
sangre, con su conciencia social. Con identidad y sentido de
pertenencia. Con criterio y e ideología propios. Con respeto y con
dignidad. Guatemala necesita que la Revolución se haga día a día, en
nuestras casas, comunidades, en las calles. En las escuelas y
universidades, en cada rincón del país. En las peñas y los caminos
reales. En las faldas de los volcanes, en los centros de salud, en los
mercados. Necesita principalmente de nuestra humildad y visión de
inclusión.
No hemos entendido nada todavía, por más
títulos que tengamos. Por más fotografías en las redes sociales y
etiquetas. Por más seminarios o conferencias a los que asistamos.
Nos hacen falta años luz para llegar a
un Revolución como la de Octubre de 1944. Se puede realizar, claro que
sí, pero el día en que nos despojemos de egos y nos veamos humanos, tan
mortales como cualquiera. El día que nuestra Patria no sea vivir de
apariencias, sino el llanto de una cría recién nacida en pobreza extrema
y la agonía de los abuelos en exclusión.
El día que tengamos el deseo y las
agallas de deshacernos de esa olla de cangrejos que somos, para vernos
tan cual y entonces sí, levantar la voz y actuar desde nuestra esencia
incorruptible e inquebrantable. Qué va…
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/10/20/vestigios-de-una-revolucion/
Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
20 de octubre de 2016, Estados Unidos.
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