La ira de la bruja se convierte en una contrarrevolución clintoniana
La Segunda Revolución Americana ha tenido éxito y el Pueblo Americano ha vencido al establishment,
pero al igual que la Primera Revolución Americana antes que ella, los
retos más difíciles los tenemos ahora por delante. Trump necesita
unificar una nación polarizada sin precedentes y reconstruir el tejido
socio-económico que destruyó la clase anterior de globalistas
"políticamente correctos", y también debe hacer buenas sus promesas de
campaña que inspiraron a la Middle América a unirse detrás suyo
en primer lugar. No sólo eso, sino que él y su movimiento deben repeler
la contra-revolución clintoniana que Hillary, sus patrocinadores
neoconservadores del "estado profundo" en las burocracias permanentes
militar-de inteligencia-diplomática, y los cuadros de la Revolución de
color de George Soros, están incubando en este mismo momento.
El Pato cojo Obama está colaborando con
ellos y facilitando sus desórdenes al negarse a desplegar a la Guardia
Nacional para hacer frente a sus incipientes disturbios en todo el país,
lo que hará todo aún más difícil para el presidente electo Trump una
vez que tome oficialmente el cargo a principios del próximo año.
Su plan es crear tanto caos que Trump se vea
obligado a ceder en su lema distintivo "¡Enciérrala!" en aras de la
"unidad nacional", y quieren mantener la espada de Damocles de las
revoluciones de color y de la Guerra híbrida
por encima de su cabeza con el fin de presionarlo para conservar
algunos de los elementos del viejo sistema, después de lo cual,
inevitablemente, planean aprovechar la inercia que ganarían con esto
para derrocar a Trump y al nuevo sistema que está construyendo para
"hacer Estados Unidos grande otra vez".
Hillary, Soros, y los neoconservadores
probablemente no tendrán éxito en derrocar a Trump y llevar a cabo su
prevista fantasía de un cambio de régimen, pero podrían terminar por
manipular la narrativa general de su mandato antes de que él tenga la
oportunidad de escribirla. Reclutando a los extremistas urbanos del
"Black Lives Matter" que engendraron hace unos años y que integraron en
los disturbios anti-Trump, los organizadores de la Guerra híbrida están
tratando de inyectar artificialmente un carácter racial en la agitación
política, planificando por adelantado acusar a Trump de "supremacista
blanco/represión racista" en el momento en que ordene a las fuerzas
policiales locales, los equipos SWAT y la Guardia Nacional lidiar con
los disturbios si todavía están en marcha en el momento de su toma de
posesión.
Teniendo en cuenta la promesa de campaña de Trump
de limpiar y proteger las peligrosas calles de Estados Unidos, podría
tener la oportunidad de "matar dos pájaros de un tiro” e iniciar una
campaña nacional contra el crimen arrestando a los narcotraficantes y
a otros delincuentes peligrosos, al mismo tiempo que declarando
potencialemente la ley marcial en las ciudades más acosadas por el
alboroto. Todo depende de lo mal que se encuentre la situación en el
momento en que asuma el cargo, pero si Trump ordena una operación de
aplicación de la ley a gran escala en primer lugar, entonces podría
aprovechar el momento para maximizar su eficacia persiguiendo todo tipo
de criminales también, aunque esto dará lugar inmediatamente a que los
medios de comunicación de masas liberales lo culpen de ser un "dictador
fascista".
La cuestión detrás de esto no es sólo
deslegitimar, sino proporcionar una "justificación" aparentemente
plausible para la continuación de lo que la chusma de agitadores
izquierdistas dirigida por Soros ha empezado a llamar la "resistencia
armada/militante antifascista" al gobierno. Su eufemismo impregnado
ideológicamente es sólo otra palabra para terrorismo urbano, que es lo
que Clinton y los neoconservadores quieren provocar contra Trump para la
totalidad de su presidencia, y especialmente durante los momentos en
los que se niegue a resquebrajarse bajo la presión legislativa de los
"demócratas". Trump terminará declarando al "Black Lives Matter" como un
grupo terrorista si continua su actual trayectoria de disturbios
racistas (anti-blancos)
a gran escala y de violencia contra la policía, y con gusto agruparía a
cualquier otra organización conspiratoria bajo esta etiqueta en interés
de la ley, el orden y la seguridad pública.
La mayor parte de los izquierdistas en los EE.UU. que han sido ya sea cooptados o engañados por el establishment
siempre ha fantaseado con realizar su propia "revolución comunista" en
los EE.UU., y "organizar" "células de resistencia" en contra de lo que
se les ha lavado el cerebro para creer es su nuevo "dictador fascista",
un sueño hecho realidad para millones de personas.
Sin embargo, por mucho que crean que están
actuando por iniciativa propia, la verdad es que están jugando
inadvertidamente un papel que fue programado años antes para que ellos
lo siguieran.
Los elementos más maquiavélicos del FBI siempre
han cultivado un cuadro de terroristas nacionales de reserva del
COINTELPRO para su uso en la situación extrema en la que fuera elegido
un presidente estadounidense que buscara transformar fundamentalmente el
"estado profundo" (las burocracias permanentes militar, de inteligencia
y diplomática). Donald Trump es esa persona, y mientras que el FBI de
hoy parece en general estar de su lado,
es imposible para la institución revertir el "progreso" hecho en este
sentido desde hace décadas. El virus ideológico del izquierdismo duro
militante ("wahabismo secular")
está preparado para crecer pronto tan fuera de control como el
wahabí/salafista, los cuales no fueron creados originalmente por los
EE.UU. pero finalmente cayeron bajo la influencia controladora de su
"estado profundo". Hoy en día, sin embargo, la conversión en armas de
estos dos virus también ha sido perfeccionada por actores no estatales,
tales como Soros, que no tiene miedo de manejarlas contra el mismo
Estados Unidos, a instancias de sus partidarios neoconservadores, a
quienes Trump tiene previsto "limpiar"/"purgar" del poder.
Los EE.UU. crearon a los talibán, a Al
Qaeda, y el Daesh pero luego se volvieron contra ellos después de que
cumplieron su utilidad geoestratégica temporal, aunque en este caso,
apenas han ordenado a los militantes de la izquierda dura su campaña de
terrorismo urbano contra el Estado por parte de actores no estatales que
representan a una de sus propias facciones descarriadas.
A juzgar por el precedente establecido por la
acción militante de los EE.UU. contra los grupos wahabíes/salafistas que
ayudaron a engendrar, el Estado también podría recurrir a la fuerza
para hacer frente al bumerán de la amenaza no estatal producida a través
del cultivo de militantes de izquierda dura, de ahí el pronóstico de
que Trump recurrirá a medidas represivas contra los alborotadores si
siguen causando problemas alrededor del momento de su investidura. Si
sigue adelante audazmente con su plan para restaurar la ley y el orden
en las calles de los Estados Unidos de nuevo, y si lo hace a gran escala
como se ha descrito anteriormente en esta previsión, entonces es una
certeza absoluta que los medios de masas "liberal-progresistas" que
incitan los disturbios de la contrarrevolución clintoniana dirigida por
Soros por encargo de los elementos "limpiados" / "purgados" del "estado
profundo" neoconservador, lo etiquetarán al instante como un "dictador
fascista" y convertirán su advertencia de miedo propagada antes de las
elecciones en una "profecía autocumplida" para su ejército de
“activistas” con el cerebro lavado. La contra-vevolución clintoniana
utilizará todas las tácticas de Guerra híbrida incluyendo las "Reglas para radicales" de Saul Alinsky, las "enseñanzas" del condenado por terrorismo interno (y aliado de Obama) Bill Ayers, y los manuscritos
de Gene Sharp , todos los cuales serán practicados por el "wahabismo
secular" y sus criminales en armas del "Black Lives Matter", amplificado
al máximo el efecto mediante la “cobertura” de los medios de masas del establishment.
Sólo una mano firme e inquebrantable puede hacer
frente a la ira de la bruja y aplastar la contra-revolución clintoniana
antes de que esto lance a todo el país al caos y lo lleve al borde de un
inconcebible conflicto civil, pero Trump es justo el hombre adecuado
para el trabajo y hará constitucionalmente lo que sea necesario para
restablecer la paz, la estabilidad y la prosperidad de los EE.UU. en el
cumplimiento de su promesa de campaña de "¡Hacer América grande de
nuevo!"
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