HONG KONG (CNN) -
El
presidente Donald Trump no ha tardado en ponerse a trabajar como
comandante en jefe de Estados Unidos, aunque pocos países en el mundo
siguen sus movimientos de manera tan cercana como China.Desde su elección en noviembre, el Presidente Trump ha desafiado a Beijing en torno a su poderío militar en el Mar de la China Meridional, criticó sus políticas monetarias y comerciales y, quizás lo más controvertido, dio por tierra con décadas de protocolo diplomático al poner en duda las viejas políticas de Estados Unidos para con Taiwán.
Trump también entregó los puestos clave de su administración a personas con opiniones controvertidas sobre China, especialmente su elección para Secretario de Estado, Rex Tillerson, quien ha sugerido que se bloquee el acceso de Beijing a sus islas artificiales.
Los líderes en Zhongnanhai, el complejo cerrado en China que es el equivalente local de la Casa Blanca, quiere saber qué tan en serio se deberían de tomar esas declaraciones. ¿Se traducirán en políticas? Y dentro del círculo interior del gobierno de Trump, ¿qué voz prevalecerá?
"Ellos (los líderes de China) podrían estar dispuestos a renunciar a algo, pero si Trump pide demasiado, China está dispuesta a luchar", dice Zhang Baohui, profesor de ciencia política en la Universidad de Lingnan.
He aquí cuatro maneras en las que China podría tratar de manejar al impredecible nuevo inquilino de la Oficina Oval de la Casa Blanca.
1. Jugar el juego
El fanfarroneo de Trump podría tratarse de solamente eso. Hay una vieja tradición en cuanto a presidentes de Estados Unidos tomando una postura firme ante China solamente para estar abiertos a negociar una vez en el poder.El presidente George W. Bush llegó al poder prometiendo tratar a China como un "competidor estratégico", optando luego por la cooperación. Ronald Reagan dijo que iba a cortar lazos diplomáticos con Beijing. Dos años después de ser electo, visitó China.
Jon Huntsman Jr., un exembajador estadounidense en Beijing, dice que la forma dura de Trump para expresarse de China podría adaptarse a ese patrón.
"Esta es una especie de repetición de lo que hemos visto antes. Donald Trump, en algún momento va a tener que decir 'tengo que sentarme a hacer negocios con los chinos'", expresó a CNN.
Trump ya ha moderado una de sus posiciones clave en China. En una entrevista con The Wall Street Journal, revirtió su compromiso de calificar a China como un manipulador de divisas desde el primer día de su administración.
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Sin embargo, los analistas dicen que esta estrategia es arriesgada para China. Si el presidente Xi Jinping permanece demasiado tranquilo ante las provocaciones de Trump, ello hará que Xi, quien ha construido una reputación de ser un líder fuerte, luzca débil.
"Xi definitivamente no quiere que las relaciones con los Estados Unidos causen problemas. Él está ansioso de no permitir que hombres y mujeres jóvenes nacionalistas se manifiesten en contra de los Estados Unidos", dice Willy Lam, profesor adjunto del Centro de Estudios Chinos de la Universidad China de Hong Kong.
2. Acercarse y negociar
Muchos observadores chinos señalan los antecedentes de Trump como hombre de negocios y creen que su postura sobre Taiwán y el Mar de la China meridional es simplemente una apuesta de apertura antes de la realización de negociaciones empresariales reales."No creo que Trump y su equipo deban llevar a cabo el grueso de sus amenazas", dice Lam.
"Tenemos que recordar que Trump es un empresario astuto. Él está fomentando una posición extrema que él podría escalar hacia abajo si los chinos estaban dispuestos a hacer otros compromisos", dijo.
China ha trabajado tras bambalinas para acercarse a la gente cercana a Trump, dijo Baohui Zhang, profesor de ciencia política en la Universidad de Lingnan. Muchos vieron el encuentro entre Trump y Jack Ma, fundador de Alibaba y el hombre más rico de Asia, como un ejemplo de esos intentos.
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"Primero tratarán de darle forma a su política hacia China intentando trabajar con él", dijo Zhang.
"Han reflotado la idea de tratar de invertir en infraestructura estadounidense. Los chinos piensan que él es fundamentalmente un hombre de negocios que quiere crear puestos de trabajo, incluso si él está dispuesto a jugar trucos sucios con temas como el de Taiwán".
Esa es una estrategia que ha funcionado bien en otros lugares para China, con el gobierno de Beijing forjando acuerdos de infraestructura en África, Europa oriental y Asia sudoriental.
3. Hacer las cosas cara a cara
Las personalidades cuentan, especialmente en China, donde las conexiones personales, llamadas guanxi, son consideradas como los elementos clave para lograr hacer las cosas.Zhang dice que muchos en China quieren una reunión entre Trump y Xi tan pronto como sea posible, con alguna sugerencia de que Trump podría ser invitado a una reunión multilateral sobre el proyecto chino "una franja, un camino", en mayo.
Otra oportunidad vendría en julio, durante la reunión del G20 en Alemania, o en noviembre, cuando Vietnam se convierta en sede del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico.
"Cuando se reúnan directamente y tomen juntos unos vasos de Maotai juntos durante la cena, Xi podría desarmar a Trump. Él es un buen diplomático", dice Zhang, refiriéndose a un popular licor chino.
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China también puede usar al candidato como embajador de Trump, Terry Branstad, el gobernador de Iowa, para cimentar los lazos entre Xi y el presidente estadounidense.
Branstad y Xi se conocen desde 1985, cuando Xi visitó Iowa en calidad de un funcionario provincial participante en un programa de intercambio, durante el primer mandato de Branstad como gobernador, y han mantenido una relación de amistad.
4. Hacerle la vida difícil a Trump
Naturalmente, China podría también hacerle la vida difícil a Trump si quiere. Lam, de la Universidad China de Hong Kong, dice que China ya se prepara para una guerra comercial."El departamento de comercio chino ha elaborado una minuciosa lista de posibles medidas de represalia, las empresas estadounidenses serían golpeadas con ese tipo de aranceles en caso de que los EU realicen el primer disparo en una guerra comercial", afirma.
Eso no es algo que pueda tomarse a la ligera, especialmente para un presidente norteamericano que basa su legitimidad en los trabajos y la reactivación económica, dice Jing Ulrich, Director General y Vicepresidente de Asia Pacífico para JPMorgan Chase.
"Recuerde que Boeing ha proyectado vender en los próximos 20 años aviones por un billón de dólares a China. Si los aranceles fueran impuestos, ello sería algo muy duro para una icónica compañía estadounidense. Y eso es sólo un ejemplo", dijo.
China podría devolver el golpe de otras maneras. Podría elegir exprimir económicamente a Taiwán, ser más agresivo en el Mar de la China Meridional o apuntalar sus lazos con Corea del Norte.
Shen Dingli, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Fudan en Shanghai, dice que él cree que China está dispuesta a negociar con los EU y los dos países deben ser capaces de resolver sus diferencias sobre el comercio, aunque Taiwán es un tema intocable para los líderes de China.
"No podemos usar a Taiwán como una ficha en la negociación", dice.
"Si Trump juega todavía la carta de Taiwán, China y Estados Unidos tendrían un enfrentamiento muy grave. Es de esperar que esto no es algo que Trump quiere".
Con información de Kristie Lu Stout.
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