LA TIRANÍA DE LAS REDES SOCIALES

Hoy amanecía con la noticia de que una persona conocida había fallecido a los 45 años de edad, de un infarto fulminante. Quizás a muchos de los que estáis leyendo esto os parezca alarmante que su vida se apagara a tan corta edad, pero lo que realmente es preocupante es que la noticia antes de llegar a las familias o círculos más cercanos fuera publicada en Instagram, a través de una de sus hijas, que en vez de llorar la perdida de la que quizás sea la persona más importante de su vida, parece que solo buscaba la mayor cantidad de “likes”, así como de visitas a su perfil.
Posteriormente, a primeras horas del mediodía la noticia ha sido divulgada por la red social Facebook de manos de la misma joven, el texto citaba la hora del velatorio, cuando sería la misa y posteriormente donde se le daría sepultura a sus restos para su eterno descanso.

Lo que más impacta es que las personas que leían esas breves y frías líneas, carentes de toda vida, que anunciaban el fallecimiento de un alma tan joven, le daban al famoso “me gusta“, como si de una foto o noticia cualquiera se tratara.
Ante tal lamentable panorama es inevitable pensar, ¿qué demonios está pasando?, ¿cuándo cambiamos nuestra parte humana por un teclado, una pantalla y un ratón?, y ¿en qué momento hemos dejado de valorar la vida de una persona que forma parte de nuestro circulo más cercano, para valorar unos insignificantes emoticonos que usuarios que no conocemos más que por una foto, en ocasiones falsa, nos otorgan?.
La era de la tecnológica llego y poco a poco se adentro en nuestras vidas, pero está claro que no solo vino para quedarse, si no para erradicar toda parte humana de nosotros y apagar la esencia vital que desprendemos. Siempre pensamos que el futuro estaría lleno de robots, carentes de alma y sentimientos, construidos y diseñados con el único propósito de servirnos, pero la imagen actual de nuestra sociedad nos demuestra todo lo contrario.

La capacidad de razonar, de controlar nuestros impulsos y saber decidir entre el bien y el mal, es lo que en mayor medida nos diferenciaba de los animales, pero esta claro que los papeles se están cambiando. Cada vez nos relacionamos menos, cada vez expresamos menos nuestros sentimientos si no es mediante un mensaje de texto y ya no sabemos ni tan si quiera lo que es el odio, el amor, la ira o el miedo si no lo vemos a través de una pantalla.
Nuestros álbumes están vacíos y nuestros recuerdos almacenados en un pendrive, y el día que toda tecnología caiga, solo seremos seres involutivos, insociables y en completa soledad.

Jorge Ríos Corral
(Visto en http://informeinsolito.com/)
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