lunes, 20 de marzo de 2017

Narcopolítica y corrupción


Narcopolítica y corrupción

Autoridades indolentes ante tanta muerte, secuestro, etc.
Por Silvia Nuñez Hernández 

Todos los días camino al trabajo, coincido con un sujeto para mí muy peculiar. No sé a qué se dedica, pero diariamente lo encuentro en una calle X [no es trascendental el lugar, sino la coincidencia cotidiana] caminando con un mecate amarrado a su cintura y en el otro extremo de este, va amarrado complacido un perrito bastante bien cuidado y feliz de poder caminar con su dueño todos los días. El hombre solo ataviado con su pantalón de mezclilla, sin camisa, unos zapatos tenis sin calcetas y una cubeta de pintura vacía en la mano contraria donde va su mascota. Una escena por demás insulsa para quienes no respetan la vida de los animales ni reparan en la pobreza muchas personas, le es intranscendental. Una situación por demás cotidiana si te dieras a la tarea de observar las carencias y en la hambruna en la que viven miles de familias. Un panorama doloroso que si hicieses conciencia diaria, te aterrarías [como me aterro yo] y te darías cuenta, que estamos al cayendo a un gran vacío sin retorno.

La economía en el estado en la actualidad, se encuentra por los suelos. Para los ciudadanos es cada día más difícil poder sostener una vida digna para ellos y su familia. Los hijos cada día más limitados en todo, porque la corrupción política [la cual es la principal causante de la situación insostenible que vive Veracruz y el país] ha actuado por ambición en contra de la sociedad. La clase política no tan sólo se ha robado por su corrupción, negligencia, avaricia y su imperiosa necesidad de poder, el dinero; también ha orquestado en contra de la tranquilidad y la esperanza de los veracruzanos.

La clase empresarial, también ha sido golpeada, por ello, es imperdonable que ahora salga un grupo a expresar que se encuentran colerizados y en malas formas, digan que están hartos de los dimes y diretes entre el titular de la Fiscalía General del Estado, Jorge Winckler Ortiz y el Colectivo Solecito. También critican que el fiscal acepte que Veracruz es el cementerio más grande del mundo por los lamentables hallazgos de cuerpos en fosas clandestinas ubicadas en Colinas de Santa Fe, porque dicen que les espantan a los turistas. Sólo lloran porque sienten que sus negociaciones se irán a la quiebra por dar a conocer la realidad, cuando sus empresas se están yendo a ella por la insostenible ingobernabilidad que existe en el estado a causa de la inseguridad.

No se puede “tapar el sol con un dedo” ante los hechos tan lamentables que se están viviendo en Veracruz. Más de 300 restos humanos [que se unen junto a la fosa localizada en Arbolillo] se encuentran en la lista de espera para ser identificados. La misma FGE ha aceptado que se encuentra rebasada y requiere que el gobierno de Enrique Peña Nieto coadyuve con elementos especializados para poder cubrir las necesidades de los colectivos en la toma de ADN e identificación de los cuerpos. Los integrantes de los colectivos están conformados por cientos de familiares de personas desaparecidas. Que lloran y rezan -en algunos de los casos- por constatar que el cuerpo de su ser querido no esté ahí en esos grandes hoyos de tierra y otras, porque la incertidumbre de saber si viven o están muertos las va consumiendo día a día y prefieren conocer la verdad y así poder darles sagradas sepultura.

Habría que preguntarle al fiscal si es verdad la versión que llegó a una servidora sobre que en la fosa localizada rumbo Alvarado, se encuentran los cuerpos de los tres elementos de la Secretaría de Marina que fueron secuestrados el pasado febrero del año en curso, en las inmediaciones del Infonavit Buena Vista. Una información que no se pudo confirmar por ninguna vía y que de ser cierta, sabemos que la “secrecía” en la que justifica su nula información por parte de la FGE a causa del nuevo Sistema Penal Acusatorio impedirá que trascienda a los medios de comunicación locales.

Veracruz ya no es el mismo, ni el país. La corrupción política le ha legado un panorama absolutamente desolador. No hay voluntad de parte de los servidores públicos, porque simplemente los “negocios” que se desprenden derivado de la permisiva actuación a favor del narcotráfico y delincuencia organizada, deja muchas más regalías y permiten vivir en su confortable forma de vida. Podemos casi asegurar que la corrupción ha hecho que los verdaderos líderes de los carteles en México, hoy gobiernen el país, los estados y los municipios. Que se encuentren sentados con el absoluto poder que un encargo público les confiere; como también, se encuentren calentando curules en las legislaturas locales y en la Cámara alta y baja del poder legislativo. No hay voluntad, porque la clase política es la principal causa de la delincuencia en México.

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