sábado, 4 de marzo de 2017

Los Expedientes X de la CIA





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Los Expedientes X de la CIA







Después de un largo proceso iniciado por una organización no lucrativa, la CIA ha tenido que desclasificar más de nueve millones de documentos secretos, en los cuales abundan expedientes sobre avistamientos y estrellamientos de ovnis y oscuras operaciones de control mental, además de mostrar la implicación de la agencia en investigaciones paranormales y en la creación de un departamento de espías psíquicos que ponían sus capacidades extrasensoriales al servicio de los intereses de Estados Unidos…
Texto Juan José Sánchez-Oro



La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos no puso las cosas fáciles. De hecho, no quería. Pero la acción combinada y entusiasta de una organización civil sin ánimo de lucro, un abogado defensor de la transparencia administrativa y un llamamiento por Internet para recaudar fondos, han obrado un una especie de milagro sin precedentes.


El martes 17 de enero de 2017 pasará a la historia por ser la fecha en que la CIA colocó en su web oficial, al alcance de todo el planeta, 13 millones de páginas de información desclasificada.

Un descomunal fondo de documentos donde ahora resulta posible bucear en busca de toda clase de secretos y asuntos más o menos turbios, desde operaciones negras; complots políticos internacionales para derrocar o apoyar gobiernos; incidentes diplomáticos en la sombra que hicieron hervir la Guerra Fría… Hasta la investigación de anomalías aéreas y ufológicas; el desarrollo de programas militares para el control mental de la población o el denodado esfuerzo por convertir a la parapsicología en un arma estratégica eficaz… Este sinfín de materiales, ciertamente de muy dispar calidad y valía, reflejan algunos de los principales puntos de interés y atención que guiaron a la Agencia desde su fundación hasta casi el final del milenio.


Los comienzos de este volcado de información tan delicada en la Red hunden sus raíces hace más de 20 años, cuando, en 1995, el entonces presidente Bill Clinton ordenó ejecutar una desclasificación masiva de expedientes secretos.

Desde el año 2000, todo aquel repositorio de documentos permanecía accesible al público general, si bien de una manera tan discreta que solo unos pocos investigadores especializados lo utilizaron. Y es que la Agencia había creado una buena herramienta de búsqueda denominada CREST (CIA Records Search Tool), pero únicamente manejable desde cuatro ordenadores ubicados en los Archivos Nacionales de College Park, en Maryland. La sala en cuestión, bastante recóndita dentro de las instalaciones, carecía de personal la mitad de la jornada, así que estaba sometida a un horario restringido. A tales limitaciones físicas y temporales se le sumaban otras, inconcebibles en plena Era Cibernética, como, por ejemplo, que la información recabada durante las consultas no pudiera ser copiada digitalmente en un disco o en un pendrive, sino obligatoriamente impresa en papel allí mismo.

LA AGENCIA PERDIÓ LA BATALLA
De esta situación se hizo eco en junio de 2014 MuckRock, una organización no lucrativa que lucha por la libertad de información en EE UU. MuckRock se atrevió a demandar a la CIA, alegando que la base de datos CREST era «técnicamente pública, aunque en la práctica resultaba en gran medida inaccesible». La propia CIA era plenamente consciente de esta circunstancia, puesto que en su página web advertía de que la visita al archivo podía «ser un inconveniente y ofrecer trabas a muchos investigadores».

Demandar a la CIA no salía barato y el proceso legal contra el gigante de la Inteligencia norteamericana amenazaba con ser una carrera de fondo repleta de obstáculos. Pero entonces, el abogado Kel McClanahan, especializado en transparencia gubernamental y activista del National Security Counselors, ofreció sus servicios gratuitamente. La experiencia profesional de McClanahan dio la forma adecuada a la demanda y esta fue aceptada en los tribunales. Por otro lado y casi al mismo tiempo, un internauta habitual de los foros de MuckRock y simpatizante de la causa, Michael Best, incrementó la presión sobre la CIA al promover por Internet una campaña para recaudar fondos.

En escaso tiempo consiguió 15.000 dólares de 462 donantes, dinero destinado a digitalizar los documentos, de tal modo que nadie pudiera oponerse a la demanda, amparándose en lo costoso que resultaría para el contribuyente semejante proceso de escaneo y difusión online. La iniciativa de Best solventaría el problema sin que al erario público le costara ni un dólar. Incluso supondría un ahorro porque, en ese momento, todas las impresiones de documentos efectuadas por los investigadores a través del CREST eran gratuitas, corrían por cuenta de los Archivos Nacionales.

Acorralada así la CIA por varios frentes, se le fueron agotando las excusas. En un primer momento, la Agencia afirmó que necesitaría 28 años para procesar y cargar toda la documentación en la Red. Posteriormente, redujo la cifra a seis años, para terminar anunciando en octubre de 2016 que ofrecería los archivos en línea en cuanto pudiera. Apenas cuatro meses después, aquello que parecía imposible, se hizo realidad. Otra de tantas transmutaciones portentosas con las que la CIA nos obsequia de vez en cuando.

25 AÑOS DE GUERRA PARANORMAL
Tener esa abrumadora cantidad de información a golpe de tecla y desde el salón de casa genera ansiedad. Uno no termina de saber muy bien por dónde empezar. Pero existe un fondo bastante consistente de documentos que se corresponden con el programa Stargate. Bajo este evocador nombre –Puerta Estelar– se atesoran unos 25 años de investigación sobre visión remota, clarividencia, precognición, telepatía y manipulación mental de objetivos a distancia. Dos décadas y media de proyectos con denominaciones que pretendieron hacer de lo paranormal un arma de combate y defensa.

Lee el reportaje completo en el nº320 de la revista AÑO CERO

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