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No es tan fiero el león como lo pintan: Corea del Norte sale de las sombras
Sputnik
El corresponsal de la cadena Zvezda
Vladímir Jrustaliov vistió Pyongyang con un grupo de especialistas
rusos en asuntos coreanos y compartió su visión sobre las condiciones de
vida de los ciudadanos.
Jóvenes bien gorditos
Jrustaliov afirma que el país asiático no sufre ya más la hambruna total. Tal mito "corresponde a los años 90 del siglo pasado, cuando en Corea del Norte hubo una auténtica catástrofe humanitaria".
El periodista explica que, hoy en día, hay tres opciones para comer bien: alimentación pública y comedores, comida callejera y comercio minorista.
"En cuanto a la calidad de la cocina norcoreana, (…) todo es muy, muy sabroso. (…) Los quioscos con comida callejera y los 'snacks' están ubicados en lugares donde se concentra mucha gente o cerca de los puntos de interés turístico. Hay mucho donde elegir, desde los gimbap (sushi coreano) hasta salchichas fritas en palillos y helado. Todo está muy rico", cuenta.
Mejor que en la URSS
El autor desenmascara la leyenda sobre las tiendas y supermercados norcoreanos que, según afirma, son numerosos.
Un apartamento de 200 metros cuadrados
El corresponsal constata que Pyongyang atraviesa un 'boom' de la construcción.
"Los viejos apartamentos residenciales van destruyéndose poco a poco y, en su lugar, se construyen otros nuevos", continúa.
El autor insiste, sin embargo, en que sus impresiones no representan una verdad definitiva.
"Además, no hay que olvidar que el país está aislado y sufre una enorme presión externa", concluye.
El periodista
señala que, en medio de la guerra propagandística desatada contra Corea
del Norte, es difícil discernir entre la mentira y la realidad, incluso
estando directamente en el país, dado su modo de vida aislado.
"La mayor parte de los estereotipos sobre Corea del Norte es una
cierta mezcla entre hechos reales del país, válidos para el período
entre los años 80 y la década del 2000. Pero el tiempo pasa y allí queda
poco de aquellos tiempos", dice el corresponsal de Zvezda.Jóvenes bien gorditos
Jrustaliov afirma que el país asiático no sufre ya más la hambruna total. Tal mito "corresponde a los años 90 del siglo pasado, cuando en Corea del Norte hubo una auténtica catástrofe humanitaria".
"Uno de los mejores indicadores es que en las
calles hay muchas personas bastante bien vestidas y bastante gorditas,
así como menores de edad y adolescentes bien alimentados", escribe.
El periodista explica que, hoy en día, hay tres opciones para comer bien: alimentación pública y comedores, comida callejera y comercio minorista.
"Los
restaurantes, grandes y pequeños, cervecerías y simples tabernas por las
calles son más que suficientes. En particular cerca de la estación de
Pyongyang (…) donde hay algunos bares, comida callejera y un montón de
diferentes restaurantes, como en la mayoría de los países. Y normalmente
es muy complicado encontrar allí una mesa libre", observa.
Según Jrustaliov, los restaurantes en Pyongyang se dividen en
centrales y periféricos. Los primeros están destinados a los
extranjeros, mientras los segundos los conocen solo aquellos foráneos
que trabajan en la capital desde hace mucho y saben hablar coreano.
Están abiertos hasta la noche, y muy a menudo no tienen letreros
llamativos y se esconden en calles secundarias."En cuanto a la calidad de la cocina norcoreana, (…) todo es muy, muy sabroso. (…) Los quioscos con comida callejera y los 'snacks' están ubicados en lugares donde se concentra mucha gente o cerca de los puntos de interés turístico. Hay mucho donde elegir, desde los gimbap (sushi coreano) hasta salchichas fritas en palillos y helado. Todo está muy rico", cuenta.
Mejor que en la URSS
El autor desenmascara la leyenda sobre las tiendas y supermercados norcoreanos que, según afirma, son numerosos.
"A menudo el surtido no es tan amplio, pero sí
que la situación es mejor que en los últimos años de la URSS. (…) Muchos
artículos son de producción nacional. Hay muchas cosas típicas para
esta parte de Asia", indica Jrustaliov, quien agrega que se venden
también desde, por ejemplo, Vietnam, alimentos como harina, aceite
vegetal, vinagre, alcohol, zumo —jugo- de frutas y varios productos
lácteos.
El periodista
menciona que en todos los lugares que visitaron los miembros de la
delegación rusa se podía pagar en dólares y yuanes.
"Así que el mito sobre las estanterías vacías en las que hay solo zumo de tomate no se ajusta a la realidad", añadió.Un apartamento de 200 metros cuadrados
El corresponsal constata que Pyongyang atraviesa un 'boom' de la construcción.
"Incluso en plena noche, desde las ventanas del
hotel pueden observarse las luces de soldadura en diferentes partes de
la ciudad. Hay pocos automóviles en las calles, pero nos topamos muy a
menudo con camiones hormigonera. Casi por todas partes están diseminadas
las grúas", prosigue.
Jrustaliov pone
de manifiesto que, en los últimos años, las autoridades tratan de
modernizar la capital norcoreana también mediante la reconstrucción de
sus calles. Una de ellas es Ryomyong.
"Los apartamentos allí son bastante grandes,
más de 200 metros cuadrados, sin contar con el balcón. Pero los grandes
apartamentos se encuentran normalmente en barrios nuevos, construidos en
los últimos 10 años. Tampoco es verdad que en estos edificios no viva
nadie o que sirvan solo como decoración", destaca.
Por supuesto, hay zonas residenciales comunes con los edificios, explica el periodista ruso."Los viejos apartamentos residenciales van destruyéndose poco a poco y, en su lugar, se construyen otros nuevos", continúa.
El autor insiste, sin embargo, en que sus impresiones no representan una verdad definitiva.
"Es simplemente la visión de un extranjero que
llegó a Pyongyang y recibió la interesante posibilidad de ver un poco
más que un simple turista. No obstante, he podido comprobar una parte de
las afirmaciones bien conocidas sobre la vida en Pyongyang y todas
ellas han resultado falsas. ¿Significa esto que todo en Corea del Norte
es tan perfecto? Por supuesto que no", continúa.
De acuerdo con Jrustaliov, de noche hay poca luz en las calles para
ahorrar electricidad, si bien Pyongyang es una urbe limpia y bien
mantenida. Pero esto se logra gracias al enorme esfuerzo físico de los ciudadanos y los servicios municipales."Además, no hay que olvidar que el país está aislado y sufre una enorme presión externa", concluye.
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