Sin
medias tintas, completamente desatado, Donald Trump usó Twitter para
defenestrar a uno de sus funcionarios de primera línea, el Fiscal
General (equivalente a ministro de Justicia) Jeff Sessions, quien podría
caer tras la serie de tuiteos del magnate republicano.
Trump afirmó que Sessions “tuvo una posición muy débil respecto de los delitos de Hillary Clinton”, en alusión al uso de un servidor electrónico privado cuando la ex primera dama era Secretaria de Estado. El fin de semana ya había criticado al fiscal especial Robert Mueller por no investigar unos 30 mil correos electrónicos borrados del servidor.
“¿Dónde están los correos electrónicos y el
servidor del Comité Nacional Demócrata y las pérdidas de Inteligencia?”
se preguntó Trump en la red social. No se quedó ahí: también la
emprendió con el FBI: “El problema es que el jefe interino del FBI y la
persona a cargo de la investigación de Hillary, Andrew McCabe,
¡recibieron $ 700,000 de Hillary!”. Este dato surge de la candidatura de
la esposa de McCabe para el Senado estatal en Virginia hace dos años,
donde el gobernador era aliado de Clinton.
“Los esfuerzos de Ucrania para sabotear la campaña Trump – ‘silenciosamente trabajaban para impulsar Clinton’. Entonces, ¿dónde está la investigación, Sessions?”, fue otro de los tuiteos del presidente contra Sessions.
Desde que Trump se desató por Twitter han corrido versiones sobre el futuro inmediato de Sessions. La lapidación pública del funcionario podría implicar su salida del departamento de Justicia, en medio de acusaciones de su participación en el escándalo por la supuesta actuación de Rusia en las elecciones para beneficiar a Trump.
De hecho, Sessions negó en las audiencias del Senado, cuando se confirmó su nominación al cargo, que hubiera tenido contacto con representantes de Moscú. La confirmación de sus encuentros con el embajador ruso Sergei Kislyak dos meses antes de las elecciones lo dejaron en la cuerda floja.
El despecho de Trump pasa porque Sessions se apartó de la investigación por este caso, donde el peso de las pesquisas pasa por Mueller, uno de los más reputados integrantes del FBI, organismo que lideró durante doce años. Los analistas coinciden en que si Trump avanza hacia la destitución del fiscal especial, el país estará en la senda de una crisis constitucional.
La decisión de Sessions de excusarse de actuar desde su cargo en la investigación por la trama rusa lo colocó en el ojo de la tormenta, dado que el caso quedó en manos de Mueller. El recambio que hizo Trump del área de comunicación, que terminó con la salida de su polémico vocero, Sean Spicer, dio rienda suelta a la campaña de desgaste, que hoy llegó a Twitter. El miércoles pasado, en su entrevista con The New York Times, el magnate había dicho, respecto de la decisión de Sessions de excusarse: “Cuando lo iba a hacer, me lo tendría que haber dicho previamente y yo habría elegido a otro para el puesto”,
Por el escándalo con los rusos tuvo que renunciar Michael Flynn, a apenas tres semanas de haber asumido en el Consejo de Seguridad Nacional, tras saberse de sus encuentros con Kislyak. Justamente, el fin de semana se anunció desde el Kremlin que el embajador cesaba en sus funciones en Washington después de nueve años.
Trump afirmó que Sessions “tuvo una posición muy débil respecto de los delitos de Hillary Clinton”, en alusión al uso de un servidor electrónico privado cuando la ex primera dama era Secretaria de Estado. El fin de semana ya había criticado al fiscal especial Robert Mueller por no investigar unos 30 mil correos electrónicos borrados del servidor.
“Los esfuerzos de Ucrania para sabotear la campaña Trump – ‘silenciosamente trabajaban para impulsar Clinton’. Entonces, ¿dónde está la investigación, Sessions?”, fue otro de los tuiteos del presidente contra Sessions.
Desde que Trump se desató por Twitter han corrido versiones sobre el futuro inmediato de Sessions. La lapidación pública del funcionario podría implicar su salida del departamento de Justicia, en medio de acusaciones de su participación en el escándalo por la supuesta actuación de Rusia en las elecciones para beneficiar a Trump.
De hecho, Sessions negó en las audiencias del Senado, cuando se confirmó su nominación al cargo, que hubiera tenido contacto con representantes de Moscú. La confirmación de sus encuentros con el embajador ruso Sergei Kislyak dos meses antes de las elecciones lo dejaron en la cuerda floja.
El despecho de Trump pasa porque Sessions se apartó de la investigación por este caso, donde el peso de las pesquisas pasa por Mueller, uno de los más reputados integrantes del FBI, organismo que lideró durante doce años. Los analistas coinciden en que si Trump avanza hacia la destitución del fiscal especial, el país estará en la senda de una crisis constitucional.
La decisión de Sessions de excusarse de actuar desde su cargo en la investigación por la trama rusa lo colocó en el ojo de la tormenta, dado que el caso quedó en manos de Mueller. El recambio que hizo Trump del área de comunicación, que terminó con la salida de su polémico vocero, Sean Spicer, dio rienda suelta a la campaña de desgaste, que hoy llegó a Twitter. El miércoles pasado, en su entrevista con The New York Times, el magnate había dicho, respecto de la decisión de Sessions de excusarse: “Cuando lo iba a hacer, me lo tendría que haber dicho previamente y yo habría elegido a otro para el puesto”,
Por el escándalo con los rusos tuvo que renunciar Michael Flynn, a apenas tres semanas de haber asumido en el Consejo de Seguridad Nacional, tras saberse de sus encuentros con Kislyak. Justamente, el fin de semana se anunció desde el Kremlin que el embajador cesaba en sus funciones en Washington después de nueve años.
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