El presunto "fraude en serie" de la bióloga Susana González arrancó en 2003 en EE UU
Sede del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering en Basking Ridge (EE UU).MSK
El mayor escándalo de la ciencia española sigue creciendo y ya
salpica a multitud de estamentos de la investigación mundial: a algunos
de los mejores centros científicos de España y de EE UU, a prestigiosas
revistas científicas, a investigadores internacionales de primera fila e
incluso al Consejo Europeo de Investigación, dedicado a impulsar la
excelencia en la ciencia europea.
La protagonista es la bióloga Susana González, despedida de manera fulminante
el 29 de febrero de 2016 después de que su organismo, el Centro
Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), detectara un
reguero de sospechosas “irregularidades” en sus trabajos destinados a
curar corazones de personas enfermas. Desde entonces, tres prestigiosas
revistas científicas —Nature, Nature Communications y Cell Cycle— han retractado cuatro de los estudios que González publicó en ellas entre 2006 y 2015.
La bióloga Susana González.CNIC
Pero las presuntas trampas de la bióloga española comenzaron mucho antes. La revista de la Sociedad de Microbiología de EE UU, Molecular and Cellular Biology, ha anunciado la retirada de un quinto estudio,
publicado por González en 2003, cuando era una prometedora
investigadora en el Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering de Nueva
York. “Expertos en tecnologías digitales nos han informado de que
algunos de los datos publicados en este estudio fueron muy probablemente
manipulados digitalmente”, sostiene ahora la revista.
Esta quinta retractación sugiere que Susana González cometió graves
irregularidades, como la presunta invención de experimentos nunca
realizados, entre 2003 y 2015, sin que absolutamente nadie diera la voz
de alarma. Además de en el CNIC de Madrid y en el Memorial Sloan
Kettering de Nueva York, González también trabajó en ese periodo en el
Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), uno de los
mejores del mundo, también con sede en Madrid. Tres antiguos compañeros
de la bióloga en ese campus madrileño, ajenos entre sí, afirman que
“todo el mundo” allí conocía las irregularidades. Era un secreto a
voces.
Una revista de EE UU anula el quinto estudio de González, "muy probablemente manipulado digitalmente"
Este diario ha intentado durante los últimos 20 días, sin éxito, ponerse en contacto con Carlos Cordón-Cardo,
el oncólogo que supervisaba el trabajo de Susana González en el
Memorial Sloan Kettering. Cordón-Cardo es hoy jefe del departamento de
Patología del Hospital Monte Sinaí de Nueva York.
Sí habla la otra coautora del estudio retractado en EE UU, Carol Prives,
jefa de un laboratorio en la Universidad de Columbia. “Yo desconocía
por completo los experimentos y la manipulación de datos presentes en el
estudio de González y otros. Y estoy convencida de que Carlos
Cordón-Cardo no tuvo absolutamente nada que ver con la fabricación de
los datos”, sostiene Prives, que también es una referencia mundial en la
investigación básica del cáncer. Para esta científica estadounidense,
la manipulación del estudio que ella misma firmó en 2003 es “evidente”.
La retractación de este quinto trabajo pone más estudios en el punto de mira, según reconoce Joan Massagué,
director del Instituto Sloan Kettering, el brazo dedicado a la
investigación básica del cáncer dentro del Memorial. “Parece que la
doctora González ha cometido fraude en serie durante mucho tiempo”,
alerta.
“La doctora González publicó aquí [en Nueva York] un segundo estudio
con el doctor Cordón-Cardo, en 2005. Sin duda es posible que este
estudio también sea fraudulento, pero generalmente no investigamos
acusaciones de mala conducta científica a profesores e investigadores
posdoctorales que abandonaran el Memorial Sloan Kettering hace más de 10
años”, señala Massagué, que argumenta la falta de acceso a los
sospechosos y a sus bases de datos.
Ese sexto estudio en tela de juicio —una investigación sobre genes supresores de tumores— se publicó en 2005 en la revista Cancer Research. Otro de los coautores, el biólogo molecular Manuel Serrano,
desconoce si el trabajo será retractado. “No tengo ni idea. Mi
participación en estos trabajos es marginal. Ella terminó algunas cosas
para Carlos Cordón-Cardo cuando ya estaba conmigo [en el CNIO]”, señala
Serrano, hoy en el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona. El
científico era el supervisor de Susana González en un estudio
retractado en julio por la revista Nature. Entonces, Serrano declaró que siempre confió en ella, sin sospechar nada.
La bioquímica Eva Hernando,
de la Universidad de Nueva York, también es coautora de ese sexto
estudio. "Mi aportación al proyecto fue meramente conceptual. Puedo
atestiguar que en aquellos años Susana trabajó durísimo, se dejó la piel
en sus proyectos. Y me consta que esa ha sido la norma allá donde ha
trabajado. Su dedicación a esta profesión es incuestionable", opina.
"Yo jamás sospeché que Susana hubiera podido cometer ninguna
irregularidad, y me entristeció mucho leer la noticia. Hasta la fecha me
cuesta creer que haya habido manipulación de datos. Tal vez la
intención fue mostrar un resultado estéticamente más presentable,
pero dudo mucho que hubiera la intención de alterar deliberadamente el
resultado. Y la diferencia entre ambas posibilidades es muy grande: lo
primero es torpe, reprochable, pero inconsecuente; lo segundo es
moralmente inaceptable. No sé si esto ha quedado aclarado en las
investigaciones realizadas", añade Hernando. Ni el CNIC ni la propia
Susana González han querido mostrar los resultados de la investigación
interna que culminó en su despido.
“Parece que la doctora González ha cometido
fraude en serie durante mucho tiempo”, alerta Joan Massagué, director
del Instituto Sloan Kettering
Las dudas sobre la veracidad de los experimentos llevados a cabo por
Susana González desembocaron en julio en la retirada definitiva de una
ayuda de 1,86 millones de euros que le había concedido el Consejo
Europeo de Investigación para continuar sus trabajos. Tras su despido en
el CNIC, González recuperó su plaza fija de científica titular en el
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En mayo de este
año, tras una larga baja médica, se incorporó a la Vicepresidencia de
Investigación Científica y Técnica, dependiente del presidente del CSIC,
Emilio Lora-Tamayo.
El caso Susana González “indirectamente ha puesto de
manifiesto las deficiencias de un sistema y de algún que otro
investigador principal de prestigio”, según un científico que coincidió
durante años con la bióloga. “Lo único positivo de este tipo de casos es
que estas personas no lo hacen una vez solo, por lo que tarde o
temprano se les pilla. En nuestro campo, los resultados realmente
interesantes son reproducidos (o continuados) por otros grupos y tarde o
temprano se descubre el pastel si hay problemas. Ojalá la corrupción
pudiera autocontrolarse tan eficientemente”, zanja.
¿Tienes más información de este caso o de otros similares? Envíanosla a manuel@esmateria.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario