detectivesdeguerra.com
El Plan para terminar con la soberanía y la libertad en Europa continúa
Prólogo del editor del blog
El terrorismo
islámico es el mejor pretexto para que la Unión Europea continúe con la tarea
de suprimir las naciones-estado de Europa.
Muchos analistas
declararon a su tiempo que esta intención velada es un acto de guerra contra
los pueblos, para poder conseguir esto y sin que el verdadero pueblo reclame,
al contrario, lo pida, en aras de su “amenazada” seguridad y protección a su
tradicional estilo de vida.
El terrorismo,
viene como anillo al dedo a los patrocinadores de un nuevo orden mundial, en el
estricto sentido, y no en los análisis sensacionalistas y conspiranoicos a los
que estamos acostumbrados.
Aunque nos
movemos libremente, decimos lo que pensamos, hacemos lo que queremos, el fin de
las estado-nación avanza inexorablemente. Y la gente no se da cuenta del
engaño.
Veamos algunos
ejemplo recientes:
Francia insistió en la ley sobre la información de
inteligencia en junio del 2015, anteriormente propuesta, fue decisiva su
reactivación tras los atentados contra
los satíricos del “Charlie Hebdo”. La ley faculta la instalación de
“cajas
negras” a los proveedores de internet, su función es captar en tiempo
real los metadatos de todos los
usuarios. La ley además permite instalar micrófonos, dispositivos de
localización, cámaras y programas informáticos espías.
Es lógico
suponer que este tipo de dispositivos ha sido utilizado normalmente en
actividades de contraespionaje, nada raro dadas las “amistosas” relaciones existentes entre los socios de la Alianza
Atlántica, que se espían cotidianamente. Ni que decir de los “peligrosos”
rusos, o de los fomentadores del terrorismo mundial como Irán, Corea del Norte,
Siria, etc, etc. El problema radica que la Ley francesa no va destinada a la
seguridad externa sino a la vigilancia de todos los ciudadanos de la Francia.
La población de
Francia es sospechosa y como tal será tratada como enemiga de los gobernantes.
“El Poder Ejecutivo tiene en sus manos
el poder de decisión y el «control» de esos dispositivos secretos. Utilizando
como pretexto la lucha contra el terrorismo, esta ley legaliza una serie de
medidas que ya venían aplicándose, poniendo así a la disposición del Ejecutivo
un dispositivo permanente, clandestino y prácticamente ilimitado de vigilancia
sobre la ciudadanía”. (Jean-Claude Paye)
Tenemos un
ineficaz sistema de control de las actividades terroristas, eso lo demuestra
los atentados recientes en España – y no estoy criticando la labor de las
fuerzas de seguridad – sino las decisiones dudosas de los políticos en la
supuesta lucha contra el terrorismo. Volvamos al ejemplo de la mencionada ley
francesa, los últimos atentados reafirma que no son los terroristas sino, los ciudadanos
franceses quienes quedan atrapados en esa ley. “Al modificar la naturaleza de
los servicios de inteligencia, pasando del contraespionaje a la vigilancia
sobre la ciudadanía, esta ley es un acto de guerra contra la población de
Francia. Las masacres que acabamos de ver en París son la parte real de esa
guerra”.
Ya lo habíamos
comentado en una anterior entrega sobre el tema del terrorismo en Francia, era
y sigue siendo evidente que esto es un pretexto amparado en el lema: “Lucha
global contra el terrorismo”. Para quien no ha entendido nada, esto solo
significa:
Más coerción
contra la protesta popular que en muchos caso equivaldrá a la suspensión del
derecho a organizar manifestaciones; mayor control y censura a los medios
independientes en internet, es decir, el derecho a la libertad de expresión
está en juego; mayores pérdidas de los derechos individuales en “defensa” del
orden, ya que la “unión internacional” provocará nuevos ordenamientos legales
en materia antiterrorista (represiva); y, sobre todo, el “derecho” ganado de
las potencias europeas (luego de las masacres y las que vendrán) para
intervenir militarmente en los países “auspiciantes del “terrorismo”, léase:
Irán, Irak, Siria, Libia, Líbano, Yemen y un largo etcétera.
Los Estados
Unidos han venido ofertando desde hace mucho la realización de cumbres sobre
seguridad global”. Con los ya frecuentes atentados terroristas, los gobiernos
europeos están cada vez más dispuestos a permanecer en una especie de “estado
de guerra contra el terrorismo”, para lo cual no dudan en aplicar nuevas
medidas.
Como a estas
alturas el lector sagaz sabrá ya que ese terrorismo ha sido mayoritariamente
fomentado por Occidente, auspiciando guerras, el desplazamiento de poblaciones
y refugiados a lo largo de las últimas décadas, Y, como es norma, el terrorista
es usado, sin saberlo, para los fines perversos de quienes los auspician.
En el ámbito
interno de los países europeos, los recortes de los derechos civiles van
sigilosamente implantándose en aras de la “seguridad ciudadana”.
Por ejemplo, he
recordado un artículo de nuestro amigo, Daniel Estulin, que se preguntaba qué quiere decir eso de “seguridad
ciudadana”?. Y, nos relataba, tomando el caso de la ola de secuestros de niños
que se dio hace ya 10 años, quiere decir que una vez que existe una epidemia de
secuestros, los medios de comunicación lo comentan con cierta regularidad. La
ciudadanía “por sí sola” llega a la conclusión “de tomar medidas para
protegerse”. Una de las “medidas” propuestas fueron los famosos microchips para
los más débiles. Seguramente, los padres de las víctimas darían cualquier cosa para volver al pasado y
poner un microchip a sus hijos; hoy día, desde luego estaría a salvo.
Un caso que está
siendo analizado en secreto por las autoridades, según investigaciones de
Estulin, es un ensayo general que fija como objetivo a los niños. “Para
implantar microchips a los niños, será necesario convencer a los padres de que
este crimen horrible ha alcanzado proporciones epidémicas. ¿Contra quién
blasfemarán los padres y la sociedad cuando los secuestros salgan a la luz?
¿Contra el gobierno por no hacer lo suficiente? ¿Contra los criminales? Pero,
¿quiénes y dónde están ellos? Se utilizan los medios de comunicación como
vehículo para provocar turbulencias. Y cuando las terribles escenas de
asesinato y tragedia se presenten frente al mundo entero, la sociedad sentirá
la necesidad de reaccionar”.
¿No es lo que está
pasando hoy día?, se preguntaba hace 10 años. Acotaremos, no es eso lo que
sigue sucediendo en el presente?
Luego de esta
nota de introducción ustedes podrán dar lectura a una interesante conversación.
En septiembre del 2007 el sociólogo
belga Jean-Claude Paye concedió la siguiente entrevista, él se refiere a
algo que ya estaba planificado hace más de una década antes de su relato.
T. Andino
*****
Jean-Claude Paye: «Las leyes antiterroristas. Un acto
constitutivo del Imperio»
Entrevista a JEAN-CLAUDE PAYE
Entrevistadora: Silvia Cattori (periodista suiza)
Realizada el 30 de agosto de 2007.
Traducido del francés para Rebelión por Germán Leyens.
Las leyes
“antiterroristas” impuestas por EE.UU. han servido para establecer los
fundamentos sobre los que se construye un nuevo orden del derecho, señala el
sociólogo belga Jean-Claude Paye. Se aplican de ahora en adelante en todos los
Estados europeos. Actualmente servicios secretos extranjeros pueden vigilar a
cualquier ciudadano europeo en su propio país, puede ser calificado de
“combatiente enemigo”, ser entregado a torturadores de la CIA y ser juzgado por
comisiones militares estadounidenses.
Al leer sus dos
obras: “La fin de l'État de droit. La lutte antiterroriste: de l'état
d'exception à la dictature” y “Global War on Liberty” [La guerra global contra
la libertad] [1] se comprende una cosa que los responsables políticos quieren
ocultarnos: que todas las medidas adoptadas en el marco de la Ley Patriota [2]
— presentadas como si tuvieran que ver con organizaciones terroristas – han
sido generalizadas y afectan de hoy en adelante al conjunto de los ciudadanos.
Cuesta comprender que los Estados europeos hayan podido aprobar el abandono de
su orden legal y someter sus sociedades a esas leyes de excepción.
Jean-Claude Paye: No
hay nada, efectivamente, en los acuerdos europeos de extradición, firmados en
2003, que impida que ciudadanos europeos sean llevados antes jurisdicciones de
excepción de EE.UU. Hay que darse cuenta de que esos acuerdos, que legitiman
esos tribunales de excepción, son el resultado de años de negociaciones
secretas. No constituyen más que la punta del iceberg. Una parte del texto
relativo a esos acuerdos se ha hecho visible porque debía ser ratificada por el
Congreso de EE.UU.
Del lado europeo, no
era necesario hacerlos ratificar por el Parlamento Europeo y los parlamentos de
los Estados miembros no han tenido ninguna posibilidad de influir sobre el
contenido de los acuerdos. Los que negocian en el ámbito europeo son simples
funcionarios designados por los diversos Estados miembros.
¡Pero al firmar esos
acuerdos, el Consejo de Europa ha precipitado a nuestros países a un universo
kafkaiano! ¿Si esos acuerdos no han sido ratificados por el Parlamento Europeo
por qué han sido aceptados?
Jean-Claude Paye: No
han sido ratificados – el Parlamento Europeo tiene sólo una opinión consultiva
– pero tienen fuerza legal. Es muy revelador de la estructura imperial que ha
sido impuesta. Se puede ver que la única estructura estatal soberana que
subsiste, es EE.UU. La Unión Europea, por ejemplo, es una estructura totalmente
desintegrada.
¿A qué nivel tuvo
lugar esta negociación?
Jean-Claude Paye: Al
nivel de representantes del Consejo de Europa. Se trata de funcionarios que
prácticamente no tienen que rendir cuentas. Son delegados permanentes a cargo
de asuntos de policía y justicia, designados por los Estados miembros. Son
funcionarios europeos o nacionales que se convierten en satélites del gobierno
de EE.UU. Eso vale en el plano judicial, y también en el plano económico.
Por lo tanto, la
Unión Europea no se interesa por la protección de sus ciudadanos ¿Todo esto
está fuera de su control?
Jean-Claude Paye:
Sí, evidentemente. Ha sido construida de modo que todo esto está fuera de su
control. Eso demuestra que la Unión Europea no es una alternativa al poder de
EE.UU. Al contrario, está integrada en esa potencia imperial, no es más que un
simple repetidor [3]
Antes del 11 de
septiembre de 2001, EE.UU. negociaba de modo bilateral. Entonces, recelaba ante
negociaciones con una entidad como la Europa de los quince porque siempre había
un Estado miembro que no estaba de acuerdo. Con los atentados del 11 de
septiembre, las cosas se aceleraron y simplificaron para EE.UU. Sigue
negociando acuerdos bilaterales, pero ahora trata también directamente con la
Unión Europea porque posee la relación de fuerzas necesaria para que sus
exigencias sean aceptadas de entrada. Así fue durante los acuerdos respecto a
los datos de vigilancia de los pasajes aéreos. Un primer acuerdo había sido
firmado en 2004, después un segundo en 2006 y un tercero en 2007. Cada vez
EE.UU. aumentó sus exigencias.
El acuerdo sobre los
datos respecto a los viajeros que van a EE.UU. – que entró en vigor el 29 de
julio de 2007 – es un buen ejemplo. En este acuerdo, los europeos despojaron de
su sustancia a todas las protecciones legales, nacionales y europeas, que
existen en cuanto a los datos personales. Son accesibles 72 horas antes del
embarque. Las compañías aéreas deben transmitir el número de las tarjetas
bancarias, el trayecto que se recorrerá en EE.UU. Este último tiene derecho a
impedir el acceso a su territorio, tiene todos los derechos. Los ciudadanos
extranjeros no son protegidos por las leyes de EE.UU. Durante las
negociaciones, Washington ha concedido que se trataría a los europeos como a
los ciudadanos de EE.UU., pero se trata de un privilegio concedido por el
gobierno, que no tiene fuerza de la ley y que puede ser alterado por el poder
ejecutivo.
¿Ya no hay nada que
se oponga al establecimiento de un sistema policial?
Jean-Claude Paye:
¡Evidentemente! Los gobiernos europeos quieren realizar el mismo control de
nuestras libertades. Las exigencias de EE.UU. les brindan la ocasión. Dicen:
“Nos vemos obligados a aceptar las exigencias de EE.UU. porque si no las
compañías europeas ya no podrán seguir aterrizando allá.” Se comportan como si
los Estados europeos no tuvieran ningún medio de retorsión y no pudieran, por
su parte, prohibir que las compañías de EE.UU. aterricen en Europa. En los hechos,
quieren hacer lo mismo que el gobierno estadounidense. Y existe el proyecto de
instaurar intercambios de información similares en el ámbito europeo.
En Gran Bretaña, las
leyes “antiterroristas” permiten procesar a toda persona que exprese puntos de
vista considerados como susceptibles de “crear una atmósfera favorable al
terrorismo.” ¿Pueden extenderse esas leyes igualmente a otros Estados?
Jean-Claude Paye: Sí.
En Gran Bretaña, el gobierno Blair pudo criminalizar a través de la ley toda
forma de oposición radical a su política exterior. En el continente, los
Estados tratan de actuar a través de la jurisprudencia. Hubo un proceso muy
interesante respecto a militantes y simpatizantes del DHKPC en Bélgica, una
organización de oposición radical turca [4], que muestra como el poder trata de
crear tribunales de excepción para introducir una jurisprudencia de excepción.
Mediante la creación de esos tribunales, el poder trata de criminalizar toda
forma de apoyo, aunque sea verbal, a grupos etiquetados como “terroristas” por
EE.UU., inscritos luego en la lista europea de organizaciones “terroristas”.
Resumiendo, ¿esas
leyes “antiterroristas” establecidas después de los atentados del 11 de
septiembre de 2001, sirven no sólo los objetivos del gobierno de Bush, sino
también los de los gobiernos europeos?
Jean-Claude Paye:
Las medidas de las que hablamos fueron establecidas antes del 11 de septiembre
de 2001. La Ley Patriota reúne un conjunto de medidas que ya existían
parcialmente. El objetivo de la Ley Patriota no fue solo imponer las medidas
adoptadas, sino darles legitimidad. Lo que era aislado, disperso, está ahora
reunido en una sola ley. Lo que otorga legitimidad a las medidas que son
adoptadas.
¿Se puede deducir que
EE.UU. precisaba de un gran atentado para imponer esta modificación del derecho
penal?
Jean-Claude Paye:
¡Es obvio! Hay que saber que la Ley Patriota, que fue presentada tres días
después de los atentados, tiene 128 páginas. El sistema penal de EE.UU. es
complejo, funciona por referencias. Eso quiere decir que una ley modifica el
contenido de otras leyes penales. Si se toma el conjunto de esas
modificaciones, eso corresponde a 350 páginas. Se necesita por los menos de un
año para redactar un texto semejante.
En cuanto a la Unión
Europea, no es menos caricaturesco. Las dos decisiones marco – la relativa a
las organizaciones “terroristas” y aquella relativa a la orden de arresto
europea – fueron presentadas una semana después de los atentados. También en
este caso se trata de textos que estaban listos. Se esperaba la ocasión
adecuada para aprobarlos.
¿Lo que quiere decir
que Bush desde 2001, y Sarkozy ahora, pueden utilizar esos procedimientos de
excepción para transformar en enemigos a quienes quieran?
Jean-Claude Paye:
Cuando adoptaron esos textos, ya se tenía una buena idea de a dónde podían
llevar. La lista de redes “terroristas” viene de la Unión Europea. Es
establecida por un reglamento europeo de 2001. En mi libro “La fin de l'État de
droit” [El fin del Estado de derecho], menciono el caso de un comunista
filipino, José Maria Sison, refugiado político reconocido que había obtenido
asilo político en Holanda. Inscrito en la lista “terrorista” de EE.UU., su
nombre pasó a ser inscrito en la lista “terrorista” holandesa, El señor Sison
descubrió luego que estaba inscrito en la lista “terrorista” cuando bloquearon
sus cuentas y lo expulsaron del alojamiento social que le habían asignado.
Posteriormente fue retirado de la lista holandesa pero como mientras tanto
había sido inscrito sobre la lista europea del Consejo, el gobierno holandés se
sirvió del pretexto de que el señor Sison figuraba sobre la lista “terrorista”
europea, para mantener las disposiciones que no podía justificar.
Lo interesante del
caso es que, el 11 de julio de 2007, la Corte Europea de Luxemburgo anuló la
decisión del Consejo de Europa. Estipuló que no existían motivos para inscribir
al señor Sison en la lista de “terrorismo” del Consejo que permite el bloqueo
de cuentas.
El veredicto estipula
claramente que la ausencia de “motivos pertinentes” y el no–respeto de los
derechos de la defensa llevaron a la decisión de anular la decisión del Consejo
de Europa.
Sin embargo, el 28 de
agosto, la policía holandesa volvió a arrestar al señor Sison, violando la
decisión de la Corte de Justicia.
Este caso es
significativo de las relaciones actuales entre la Justicia – que es la última
institución de resistencia contra la concentración de poderes en manos del
ejecutivo – y la policía. Esto muestra que la policía hace lo que quiere, violando
las decisiones de la justicia.
Parecería que ha
comenzado la primera transcripción sobre la lista “terrorista” francesa de los
decretos promulgados recientemente por George Bush que criminalizan a las
organizaciones e individuos que se oponen a la política actual en Iraq y en el
Líbano. Una lista de nombre que podría ser publicada próximamente en conjunto
por Francia y EE.UU. Cuando fue votado en enero de 2006 por el Parlamento en
Francia el dispositivo legislativo relativo al blanqueo [5] nadie se imaginó
que sería utilizado para atacar a oponentes políticos.
Jean-Claude Paye: En
cada país, existe una lista interna de organizaciones “terroristas”. En
general, se trata de la simple transcripción de la lista del Consejo de Europa,
a la cual agregan elementos complementarios.
Me entero en lo que
se refiere al Líbano. Parece que aquí han agregado elementos complementarios
sobre elementos de la oposición política en el Líbano Sería interesante saber
si esos elementos van a ser integrados a la lista del Consejo de Europa.
El que declara que
alguien es “terrorista” no es un tribunal; es una simple autoridad
administrativa que te inscribe, sin que haya ninguna explicación que justifique
que se te haya puesto sobre esa lista “terrorista.”
¿Qué le inspira todo
esto?
Jean-Claude Paye:
Esto muestra que casi todos los poderes se concentran actualmente en manos del
ejecutivo. Que el ejecutivo posee actualmente poderes judiciales. Es el poder
ejecutivo el que decide que se puede tomar tal o cual medida en tu contra.
El ejemplo respecto a
la oposición en el Líbano y el ejemplo de José Maria Sison, son exactamente lo
mismo. Se trata de decisiones sin motivación. Con la salvedad de que, en el
caso del Líbano, hay una extensión, ya que no basta con ser miembro de una organización
que ha sido calificada de “terrorista” para ser incriminado, sino simplemente
de tener contactos con sus miembros. Es una tendencia general que prevalece al
nivel de la aplicación de las legislaciones “antiterroristas.”
¿Por lo tanto, el
objetivo de la Ley Patriota y de otras leyes “antiterroristas,” es atacar las
libertades fundamentales?
Jean-Claude Paye:
Sí, el objetivo es suprimir las libertades fundamentales.
Se habría podido
esperar que todas las fuerzas políticas denunciaran esas normas de excepción.
La izquierda, que se presenta como defensora de la justicia social, ¿no debiera
movilizarse, exigir que se vuelva de inmediato al Estado de derecho?
Jean-Claude Paye:
¿La izquierda? ¿Qué izquierda? Mire a EE.UU. Los demócratas votan a favor de
las leyes más liberticidas elaboradas por el partido republicano. La Ley de
Comisiones Militares [MCA, por sus siglas en inglés], adoptada en 2006, fue
votada por igual por una parte del partido demócrata, que, sin embargo, es
mayoritario en la Cámara y que tenía la posibilidad de impedir que fuera
aprobada esa ley.
Donde nosotros, es lo
mismo. No se ve la diferencia con la derecha cuando la izquierda está en el
poder, aparte de una aceleración, como es el caso con el presidente Sarkozy.
Por ejemplo, en Francia, las primeras medidas de vigilancia de la Red, medidas
de vigilancia global, fueron establecidas por el gobierno de Lionel Jospin.
El único poder que
manifiesta una pequeña resistencia es el poder judicial. En EE.UU. hay decretos
adoptados por el ejecutivo que son anulados. Por ejemplo, cuando la Corte de
Casación en Bélgica anula por vicio de forma el juicio en apelación de
militantes del DHKCP, es una resistencia al aparato judicial. El problema es
que no hay ningún relevo en la sociedad civil. Esa ausencia de relevo se suma
al silencio de los medios. No se puede esperar que una institución aislada
pueda resistir durante mucho tiempo.
Pero es un ataque
contra la libertad de opinión que se extiende al mundo entero. Por lo tanto es fundamental
que los partidos políticos se preocupen de esas desviaciones y que los
ciudadanos sepan que esas nuevas leyes permiten, sobre la base de una simple
sospecha, que se mantenga a cualquiera en la prisión sin acusación y sin
proceso, que ya nadie está protegido por la ley, ¡ que se trata de una
arbitrariedad total! ¿Cómo se puede explicar que en los Foros Sociales, los
“altermundialistas”, los responsables de Attac, no coloquen estos temas en el
centro del debate?
Jean-Claude Paye: No
hablan de eso. No quieren hablar. Eso toca problemas fundamentales. No quieren
hablar de esos problemas porque deberían afrentar directamente al poder. Esas
preocupaciones les son secundarias. Tampoco forman parte del programa de Attac.
Hablan de la tasa Tobin, de cosas periféricas. Se está en una sociedad
psicótica, una sociedad del no–enfrentamiento.
Los que defienden a
los ciudadanos no son nunca los partidos que gobiernan. Cada vez que los
partidos han aprobado medidas favorables a los ciudadanos, lo han hecho porque
había una relación de fuerzas que los ha obligado a hacerlo. La democracia se
conquista cada día, nunca es concedida.
Si se estudian y
explican las leyes “antiterroristas” se desvela exactamente la naturaleza del
poder. No se puede hablar de poder democrático, se ve una sociedad que ya va en
marcha hacia la dictadura. Se ve que cada nueva medida adoptada es peor que la
precedente. Las cosas están muy claras. Pero se niegan a verlas tal como son.
El problema
fundamental no es que el poder se transforme en dictadura, porque, como lo
muestra la historia, un poder incontrolable se convierte siempre en dictadura.
El problema fundamental de nuestra época es la abdicación de la gente ante ese
proceso. Y eso constituye un fenómeno bastante nuevo. La gente abandona al
poder y a la maquinaria económica sus libertades; y a última instancia, en
vista de los problemas ecológicos y climáticos, su supervivencia como especie
viva.
¿Desde cuándo ha
presentido que las cosas se desarrollaban en ese sentido, y que se prohibiría
que se exprese la gente que critica el sistema político y mediático?
Jean-Claude Paye:
Desde fines de los años noventa. En esa época ya se veía el establecimiento de
este Estado policial. Pero las leyes establecidas en aquel entonces ya parecen
casi democráticas en comparación con lo que vemos ahora. El proceso vive una
fuerte aceleración.
¿Eso significa que la
autoridad ejecutiva de EE.UU. ataca directamente los derechos fundamentales de
los ciudadanos del mundo entero, entre ellos los de la Unión Europea?
Jean-Claude Paye:
¡Sí, evidentemente! Pero no se trata sólo del ejecutivo estadounidense, sino
del conjunto de los ejecutivos del planeta entre los cuales existe una
verdadera solidaridad contra sus poblaciones. Las prisiones secretas de la CIA
son un buen ejemplo de ese proceso. [6] En el ámbito europeo, los gobiernos han
sido directamente integrados en esta organización de la tortura. En el mejor de
los casos, todo lo que se ha podido obtener de los gobiernos europeos es que se
comporten como los tres pequeños simios: ciegos, sordos y mudos [7].
¿Qué va a pasar con
los que están inscritos en esas listas “terroristas” que siguen siendo
mantenidas en el secreto?
Jean-Claude Paye:
Las listas “terroristas” no son todas secretas. En el ámbito europeo, sólo la
lista “Europol” es secreta. Permite que se tomen medidas de vigilancia y el uso
de técnicas especiales secretas de vigilancia y de investigación respecto a
personas identificadas como “terroristas” [8].
La lista del Consejo
de Europa permite que se tomen medidas financieras, como el bloqueo de cuentas
bancarias. Todos esos elementos serán utilizados si la relación de fuerzas es
favorable al poder existente. Lo primero que hay que hacer es revelar lo que
sucede, difundir el máximo de informaciones y hacer que esas listas sean
conocidas.
¿Todo esto no le
sugiere alguna analogía?
Jean-Claude Paye:
Sí, con el clima de los años treinta. Pero actualmente se establece una
dictadura mundial. Una especie del “mejor de los mundos” y no un simple proceso
de “fascistización”.
Desde 2001, se
secuestra a personas, se tortura a supuestos “terroristas” de origen árabe y de
confesión musulmana. ¿Hay que esperar que mañana se castigue a los que
denuncian esos abusos?
Jean-Claude Paye: El
imperio necesita enemigos. Crea, inventa, a sus propios enemigos.
Lo primero que hay
que hacer es sacar a la luz lo que está oculto [9] ¡Hay tantas leyes que
permiten hacer cualquier cosa, cuando se quiera! Pero eso se hace en función de
la resistencia inmediata de los interesados. Antes existía un marco legislativo
que nos protegía. Ahora, pueden hacer cualquier cosa si tienen la capacidad de
imponerla. Hoy en día, las cosas reposan sobre una simple relación de fuerzas.
El señor Dick Marty
[10], nombrado por el Consejo de Europa, ¿podrá obtener de la Unión Europea que
anule esas listas ilegales?
Jean-Claude Paye:
¡El informe que ha redactado el señor Dick Marty es muy importante! Su informe
da en el blanco, se opone a la línea política de los gobiernos europeos. Pero,
en realidad, el señor Marty no tiene ningún poder; su informe no ha podido
cambiar nada porque va a contracorriente. Sin embargo, ese informe es esencial.
Esas políticas que
nos hablan de justicia y libertad; ¿no son más que aire, nada?
Jean-Claude Paye: Tenemos
que ser lúcidos: mostrar las cosas tal como son. Los que hacen críticas y se
limitan a decir: “Sí, hay que tener leyes antiterroristas, es necesario luchar
contra el terrorismo, pero hay que evitar los abusos” no hacen otra cosa que
legitimar el punto de vista del poder. Hay que mostrar que las leyes que tienen
por objetivo la lucha contra el “terrorismo”, son en realidad leyes contra las
poblaciones.
La última ley
promulgada en EE.UU., la Ley de Comisiones Militares, es una ley constitucional
de alcance mundial, como lo demuestro en mi último libro “Global war on Liberty”.
El presidente de EE.UU. tiene la posibilidad de calificar de enemigo a todo
ciudadano estadounidense o a todo nacional de un país con el cual EE.UU. no
está en guerra. La gestión de las poblaciones, incluyendo a los ciudadanos
estadounidenses, se convierte en un acto de guerra y ya no sólo en una acción
policial.
Tomemos el ejemplo
del Acuerdo Swift. Swift es una agencia belga que se ocupa de las
transferencias financieras internacionales. Swift ha transmitido, desde 2001,
todas las informaciones sobre las transacciones de sus clientes violando no
sólo la legislación belga, sino la legislación europea [11]. Es el derecho de
EE.UU. aplicado en Europa.
Todo lo que dice el
gobierno estadounidense es del dominio de la fe. La tesis gubernamental sobre
los atentados del 11 de septiembre, nadie puede creerla racionalmente. El
informe de la Comisión no indica siquiera que se derrumbó una tercera torre. Es
un informe psicótico en el cual el discurso del amo reemplaza a los hechos en
sí. Un reciente sondeo Zogby muestra que la mayoría de los estadounidenses
desea que se reabra la investigación. [12] Mientras que en Europa basta el
hecho de hacerse preguntas para ser estigmatizado.
¿Qué mecanismo
subsiste para exigir el retorno a un Estado de derecho?
Jean-Claude Paye:
Hay que dejar las cosas en claro. Hablar claro. Mostrar de qué se trata.
Depende de la capacidad de resistencia de la gente.
La lucha
“antiterrorista” es en realidad una guerra contra las libertades. Esa guerra
contra las libertades es la primera etapa de una guerra contra las poblaciones.
Y la Ley de Comisiones Militares es una ley penal que tiene un carácter mundial
y que, de hecho, es un acto de soberanía imperial. Es una ley que confunde
relación policial y relación de guerra. Es el establecimiento de una nueva
forma de Estado mundial que, al integrar las funciones de policía y de guerra,
lucha contra sus propias poblaciones.
Algo importante: esta
ley se aplica en el ámbito mundial, da la posibilidad de EE.UU., no sólo de
secuestrar, sino, sobre todo de hacerse entregar a cualquier ciudadano en el
mundo, es decir a personas que ha calificado de “enemigos combatientes.”
Los acuerdos europeos
de extradición con EE.UU. no se oponen a que las personas calificadas de
“enemigos combatientes” puedan ser transferidos a EE.UU. Por lo tanto es una
ley de alcance mundial. Es un Acta constitutiva del Imperio.
Actualmente, el
derecho penal es constituyente. Eso ya ha existido en la historia de nuestras
sociedades. El derecho penal ejerce un papel constituyente en los períodos de
transición (por ejemplo al comienzo del capitalismo el derecho penal ha sido
dominante).
Si el derecho penal
es dominante actualmente, es porque se prepara una nueva forma de derecho de
propiedad. Es lo que podría ser llamado el fin de “la propiedad de sí mismo”.
El conjunto de nuestros datos personales ha dejado de pertenecernos. Pertenecen
al Estado, e igualmente a las firmas privadas. La dominación del derecho penal
prepara el establecimiento de ese futuro derecho privado.
¿La gente piensa
generalmente que esas medidas no afectan más que a individuos determinados?
Jean-Claude Paye:
Afectan a todo el mundo. Afectan a toda forma de resistencia. Un “terrorista”
ha llegado a ser alguien que no quiere abandonar sus libertades al poder,
alguien que quiere vivir.
Desde este verano,
EE.UU. consideran como sospechosos de “terrorismo” a los oponentes a su
política en Iraq y en el Líbano [13]. El director de la agencia de prensa
libanesa New Orient News, miembro de la Red Voltaire, ya figura. El gobierno de
Bush habría exigido al gabinete Sarkozy, que transcriba al derecho francés las
nuevas listas de oponentes políticos y que haga aparecer al periodista Thierry
Meyssan, quien ya es persona non grata sobre el territorio de EE.UU. ¿Le
sorprende este hecho?
Jean-Claude Paye: Yo
no conocía la exigencia concreta de Bush respecto a Thierry Meyssan. Pero se
trata de un contexto de simple relación de fuerzas en un momento determinado.
Cuando se piensa en la histeria que así llamados “intelectuales” franceses han
desarrollado y en los ataques que Thierry Meyssan ha sufrido en Francia desde
la aparición de su libro sobre los atentados del 11 de septiembre [14] que
osaba presentar las preguntas que había que hacerse, ya nada nos puede
sorprender.
Mi trabajo muestra,
que las disposiciones “antiterroristas” tienen por objeto atacar a los
oponentes políticos así como a las poblaciones y no sólo a los “islamistas”.
Por lo tanto uno no se puede sorprender fundamentalmente, si eso se comprueba,
ante una posible inscripción de Thierry Meyssan en las listas “terroristas.”
Sin embargo, eso indicaría que hemos pasado a una nueva etapa en la
criminalización de la palabra opositora. Eso indicaría que el poder se siente
perfectamente cómodo, al sacar a la luz pública objetivos que siempre ha negado
hasta ahora.
¿Quién puede creer la
tesis gubernamental sobre los atentados del 11 de septiembre? ¿Quién puede
creer que una torre alcanzada por un avión caiga de modo controlado? El
problema es que EE.UU. da todas las informaciones que permiten poner en duda su
tesis, y la gente simula que lo cree. Nos hallamos ante un mecanismo perverso,
en el cual el individuo, para no enfrentar lo Real, simula que cree lo
inverosímil.
A pesar de que
Thierry Meyssan ha revelado hechos que habría que tomar en serio,
sorprendentemente, los periodistas lo han puesto de vuelta y media.
Jean-Claude Paye: ¿A
quién pertenecen esos periódicos que han difamado a Thierry Meyssan? Esos
“periodistas” son personas que copian lo que les dicen que digan. ¿Conoce a
muchos periodistas “oficiales” que verifiquen sus fuentes y que hagan un
trabajo serio de investigación?
Sus libros son
importantes para todos los que defienden las libertades.
Jean-Claude Paye: He
escrito esos libros porque creo que era necesario hacerlo. Cuando vi que se
aprobaban esas leyes en Bélgica y por doquier en el mundo, todo iba en la misma
dirección. Había que subrayar esa coherencia. Hay poca gente que haga ese
trabajo. Yo soy prácticamente el único que trabaja de manera global. Todos esos
datos no son recolectados. Debo recolectarlos, hacer el trabajo de los juristas
y al mismo tiempo mi trabajo de sociólogo: poder pensar la nueva forma de
organización del poder. Mis trabajos toman en cuenta los dos lados del
Atlántico. Estudian no sólo las leyes antiterroristas sino todas las leyes de
control social. Eso forma un todo.
Notas:
[1] “La fin de l'État
de droit. La lutte antiterroriste: de l'état d'exception à la dictature.”
La Dispute, Paris,
2004. Este libro fue publicado en italiano por Manifesto libri, en alemán por
Rotpunktverlag.
“Global War on Libertyª. Éditions Telos Press, New
York 2007. La traducción en turco aparecerá próximamente
en IMGE, en español en HIRU, en holandés en EPO.
[2] 2) La Ley Patriota
es definida como una “Ley para unir y reforzar EE.UU. suministrando los
instrumentos apropiados para descubrir y contrarrestar el terrorismo.” Aprobada
por el Congreso de EE.UU., fue firmada por George W. Bush, el 26 de octubre de
2001. Adoptada a título provisorio, este dispositivo de excepción expiraba el
31 de diciembre de 2005, pero fue prolongado por la Cámara de Representantes y
se perenniza. De las dieciséis disposiciones de la Ley Patriota, asegurando un
control generalizado de las poblaciones, catorce han sido convertidas en
permanentes. Esa ley permite igualmente al gobierno de EE.UU. que detenga sin
límite y sin acusación a todo ciudadano extranjero que sospeche de
“terrorismo.”
[3] « L’OTAN: du
Gladio aux vols secrets de la CIA », par Ossama Lotfy, Red Voltaire, 24 de
abril 2007.
[4] Los juicios de
primera instancia y de apelación fueron anulados por el Tribunal de Casación de
Bruselas en junio de 2007. Este proceso recomienza en apelación el 13 de
septiembre en Amberes.
[5] El capítulo VIII
de la ley Nº 2006-64, publicada en el Diario Oficial del 24 de enero de 2006,
estipula que toda persona moral o física que haya estado en relación con una
persona inscrita en las listas europeas de sospechosos de financiamiento del
terrorismo, por ejemplo (las cuales incluyen listas de oponentes a la política
de EE.UU. en Iraq y en el Líbano) debe responder a toda pregunta relacionada
con esa relación. En el caso de que disponga de recursos o de bienes cuyo
origen no pueda justificar, será considerado, por defecto, como si los hubiera
recibido en el marco de una actividad “terrorista.” Francia puede bloquear sus
posesiones, mientras un juez antiterrorista puede hacerlo arrestar y
encarcelar, luego procesarlo y tal vez condenarlo a 3 años de prisión y a
75.000 euros de multa.
[6] « La CIA possède
des prisons secrètes en Europe », por D. E., Red Voltaire, 10 de noviembre de
2005.
[7] « L'Union
européenne a autorisé par écrit les prisons secrètes de la CIA dès janvier
2003», Red Voltaire, 13 de diciembre de 2005.
[8] « L'Euro Patriot
Act», Red Voltaire, 17 de noviembre de 2003.
[9] « La loi
Ashcroft-Perben II » y « La France autorise l'action des services US sur son territoire»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de febrero y 8 de marzo de 2004.
[10] « Faut-il
combattre la tyrannie avec les instruments des tyrans?», par Dick Marty, Red
Voltaire, 22 de marzo de 2007.
[11] «La CIA a
contrôlé les transactions financières du monde entier via la société SWIFT»,
por Grégoire Seither: y «SWIFT: le Trésor états-unien au-dessus des lois
européennes», Red Voltaire, 26 de junio y 29 de septiembre 2006.
[12] «La majorité des
États-Uniens souhaite une enquête sur le rôle de MM. Bush et Cheney dans les
attentats du 11/9», Red Voltaire , 7 de septiembre de 2007.
[13] La calificación
de “terrorista” ha sido extendida por el presidente George W. Bush a los
oponentes políticos por la Executive Order 13438— Blocking Property of Certain Persons
Who Threaten Stabilization Efforts in Iraq (firmada el 17 de julio de 2007) y
la Executive Order 13441—Blocking Property of Persons Undermining the
Sovereignty of Lebanon or Its Democratic Processes and Institutions (firmada el
1 de agosto de 2007).
[14] “L'Effroyable
imposture“, éd. Carnot, 2002. Reedición a mediados de junio de 2007.
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