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¿Provocará la salida de Turquía una escisión en la OTAN?
Análisis
de la previsible salida de Turquía de las estructuras militares de la
OTAN que tendría como efecto colateral una escisión en la actual OTAN.
Tras
la anexión de Crimea a Rusia mediante referéndum asistimos a la
división “de facto” de Ucrania en dos mitades casi simétricas y
separadas por el meridiano 32 Este, quedando el Sur y Este del país
(incluida Crimea) bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la
actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE, división que quedará
refrendado en un nuevo Acuerdo de Ginebra y significará “de facto” el
retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría Rusia-EEUU, la
reactivación de la carrera armamentista mundial y el retorno a la
Doctrina de la Contención (Doctrina Truman) cuyas bases fueron
expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del
comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en
1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “el poder
soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la
lógica de la fuerza”.
La
nueva doctrina geoestratégica conocida como “Guerra Híbrida” sería
atribuible al Jefe de Estado Mayor de las FF.AA. Rusas, Valery Gerasimov
quien afirmó que “cada vez es más frecuente que se dé
prioridad a un uso conjunto de medidas de carácter no militar,
políticas, económicas, informativas y de otro tipo que estarían
sustentadas en la fuerza militar. Son los llamados métodos híbridos”,
concepto que se habría puesto en práctica por primera vez en el
conflicto ucraniano y habrían adquirido relevancia mediática con ocasión
de las recientes Elecciones Presidenciales en EE.UU. Así, en la web de
investigación “Mother Jones” apareció una versión reducida del informe
de los servicios de inteligencia de EEUU en el que acusaban directamente
al Gobierno de Putin de estar detrás de “supuestos ataques cibernéticos
de hackers rusos para desequilibrar la campaña electoral de Hilary
Clinton e inclinar la balanza a favor del supuesto submarino ruso,
Donald Trump”, extremo negado por el fundador de WikiLeaks, Julian
Assange. Las armas principales de la nueva guerra híbrida serían la
desinformación (posverdad), la provocación y los ciberataques por lo que
en la reciente Cumbre de Bruselas, la OTAN habría firmado un acuerdo de
colaboración con la Unión Europea para “garantizar que en caso de una amenaza híbrida, haya claridad sobre quién hace qué y cuándo” mediante el incremento de la transmisión de inteligencia entre Gobiernos y la mejora de los mecanismos de ciberdefensa.
La OTAN como gendarme en Libia y Magreb
El ex-presidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas en suelo
egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la
existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio
Oriente, consistente en la instauración del citado “caos constructivo”
mediante la sucesiva destrucción de los regímenes autocráticos de Irak,
Libia, Sudán, Siria e Irán y reservando para Jordania el rol de “nueva
patria del pueblo palestino”, para lo cual ,EEUU
se serviría de los grupos takfiríes (especie de hidra cuya cabeza
primigenia sería Al Qaeda), para mediante sus acciones terroristas
destruir la imagen pacífica del Islam e impedir el enaltecimiento
político del mundo musulmán. Tras
la inanidad de la Administración Obama, la Cuarta Rama del Gobierno de
EEUU (verdadero poder en la sombra que controla ya la Administración
Trump), volvió a recurrir al holograma del ataque con armas químicas por
parte del Ejército sirio para perpetrar un ataque mediático contra la
base aérea siria de Al-Shairat, ataque que en realidad sería un aviso a
Rusia, Siria e Irán de que deberán contar con EEUU en
la búsqueda de un acuerdo internacional que se plasmaría en la
Conferencia de Ginebra II sobre Siria (que será aplazada “sine die” por
EEUU hasta que se equilibre la situación militar y que se englobaría en
un escenario de solución global a los contenciosos existentes en Oriente
Medio (Siria, Palestina, Irak e Irán).
Las
premisas de la Administración Trump serían la defenestración de Al Asad
y la posterior partición de Siria en tres partes. Así tendremos la
Siria alawita, protectorado ruso que abarcaría desde la costa
mediterránea hasta Alepo, el Kurdistán sirio tutelado por EEUU y la zona
sunita del sur sirio que se englobaría en el nuevo Sunistán
sirio-iraquí, lo que unido a la división de Irak consagraría el triunfo
de los esfuerzos de Israel para la balcanización de Siria e Irak.
Asimismo, la OTAN asumirá próximamente el papel de gendarme en los
países árabes del arco mediterráneo con el objetivo inequívoco de
establecer un anillo de seguridad que impida la salida anual de cerca
de 150.000 personas rumbo a Europa. especialmente desde Libia, Estado
fallido en el que el llamado Gobierno de Unidad Nacional sería impotente para controlar la anarquía reinante con el wahhabísmo salafista instaurado en Trípoli mientras grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda) dominan tribalmente el interior.
¿Sacará Erdogan a Turquía de las estructuras militares de la OTAN?
La
nueva doctrina geopolítica de Erdogan pretendía dejar de gravitar en la
órbita occidental y convertirse en potencia regional y tuvo su
plasmación en la compra de sistemas antiaéreos S-400 a Rusia en un claro
desafío a la OTAN. Asimismo, Erdogan se negó a participar en las
sanciones occidentales contra Moscú y compró a China misiles de defensa
antiaérea HQ-9 y manifestó su deseo de integrarse en la Nueva Ruta de la
Seda permitiendo inversiones del Banco Industrial y Comercial de China
(ICBC). El desencuentro Erdogan-EEUU llegó a su punto de inflexión tras
el intento fallido de asonada militar en Ankara y Estambul y la negativa
de EEUU de extraditar al líder político y religioso Fethullah Güllen,
acusado por Ankara de organizar la intentona golpista, tras la cual
Erdogan procedió a una exhaustiva purga del Ejército así como de los
aparatos de Justicia, Educación, Policía, Universidades y Mass Media
aunado con la posible restauración de la pena de muerte, medidas
extremas que alarmaron a todas las cancillerías occidentales así como a
la misma ONU y cuyo penúltimo episodio sería la detención de un empleado
turco de un consulado de EEUU acusado por Ankara de espionaje y la
posterior cancelación mutua de visados entre EEUU y Turquía,
contenciosos que podría desembocar en la salida de Turquía
de de las estructuras militares de la OTAN y su ingreso en el
Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) y provocar un cisma en la
actual OTAN.
¿Escisión en la OTAN?
Aparcado de momento la quinta fase del despliegue del Euro DAMN, asistimos a unas sorprendentes declaraciones
del ministro británico de Exteriores, Philip Hammond recogidas por el
diario “The Telegrah” en las que afirma que “Londres podría acoger
misiles nucleares estadounidenses en suelo británico en medio de las
tensiones con Rusia”, lo que podría entenderse como el retorno a una
carrera armamentista como la mantenida durante la Guerra Fría con la
URSS ( reviviendo el proyecto Partnership entre los EE.UU y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962).
Dentro
de este contexto, habría que situar la información de la cadena de
televisión alemana ZDF en su programa nocturno ‘Frontal 21’de que
“Estados Unidos planea desplegar en una base aérea del oeste de Alemania
20 nuevas bombas nucleares B61-12, cada una de las cuales tiene una
potencia equivalente a 80 veces la que lanzaron en Hiroshima” añadiendo
que “en 2010 el Gobierno alemán votó por no permitir que haya armas
nucleares en su territorio pero la retirada no se produjo y las bombas
serán reemplazadas por otras más modernas”. Por su parte, Thomas
Hitschler, del Partido Socialdemócrata (SPD) informó que en los próximos
años el Gobierno germano planea invertir alrededor de 112 millones de
euros en el desarrollo de la base militar de Büchel y varios políticos
alemanes han criticado los planes de despliegue de armas estadounidenses
en suelo alemán por considerarlos una provocación contra Rusia al
tiempo que la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María
Zajárova, ya ha expresado su preocupación por la “flagrante violación de
los artículos 1º y 2º del Tratado de No Proliferación” nuclear.
Todo
ello, podría ser visto por Francia y Alemania como una pérdida de su
soberanía y traducirse en una ruptura de la actual OTAN. Así,
surgirá una nueva estructura militar que estaría integrada por EEUU,
Canadá, Gran Bretaña, Países Bálticos, Polonia, Hungría, Bulgaria,
Eslovaquia, República Checa, Rumanía, España, Italia, Portugal, Malta,
Chipre y Grecia con el objetivo inequívoco de ser bloque de contención
de los “ideales expansionistas de Putin”. De otro lado, asistiremos al
robustecimiento del Eje Berlín-París, liderado por Francia y Alemania
que se plasmará en la Agencia Europea de Defensa y que tendrá gravitando
en su órbita de influencia a los países de su área de influencia
primigenia (Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo, Suecia,
Noruega, Dinamarca y Austria), fruto de la reafirmación de las
soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante
la deriva del otrora “socio americano”, (reviviendo el Tratado del
Elíseo entre De Gaulle y Adenauer (1.963).
Así,
desde De Gaulle, la resistencia al liderazgo estadounidense ha sido un
factor de la política exterior de todos los presidentes franceses,
(aunque la discrepancia fundamental será en las formas teniendo como
paradigma el apoyo de De Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los
Misiles de Cuba (1.962) se traducirá en una salida provisional de
Francia de las estructuras militares de la OTAN, (emulando el
desmantelamiento de treinta bases estadounidenses en suelo francés por
De Gaulle (1.966) y teniendo nuevo como columna vertebral la “Force de
Frappe”. Ello conllevará un acercamiento político a Rusia (rememorando
el viaje de De Gaulle a Moscú ,1966) y se plasmará en la Ratificación de
la Política de Buena Vecindad con la Rusia de Putin mediante la firma
de acuerdos preferenciales para asegurarse el suministro de gas y
petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales, debido a la
rusodependencia energética europea ( el 21% de las importaciones de
petróleo y 40% de gas proceden de Rusia).
GERMÁN GORRAIZ LÓPEZ-Analista
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