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El César Trump cambió Corea del Norte por México
Autor:
Álvaro Cepeda Neri *
I. El César romano canceló la República de Roma, para dar paso
al cesarismo anti republicano-democrático que creó a los emperadores
autocráticos, y que tuvo en el brote nazi de Hitler un nuevo viraje con
acento bélico calificado como: Segunda Guerra Mundial. Donald Trump es
el César y Hitler de los Estados Unidos de América, republicanos y
demócratas, que buscando su reelección –que puede ser una dictadura– ha
cambiado a Corea del Norte por México, vomitando sus constantes
provocaciones y amenazas; muchas ya cumplidas, militarizando su frontera
sur, en tanto construye el muro (según dijo: al estilo de Israel contra
Palestina), para aislar a toda América Latina en un plan de
perversidades políticas, económicas y sociales, creyendo que no tenemos
salida. Y por medio de sus empleados interviene en los asuntos
mexicanos, distrayendo y conquistando a través de su yerno al secretario
de Relaciones Exteriores del gobierno penista: Luis Videgaray, que no
de los mexicanos; quienes lo tachamos de traidor a la patria.
II. Trump usa el intercambio de drogas por dólares y armas y la inmigración como pretextos para gritar sus insolencias; tratando de convertir a los mexicanos y su territorio en blanco de sus locuras para, como ya dijo, usar “la opción nuclear”, ansioso de mostrar su fuerza bélica y lanzar una invasión para controlar a nuestro país. De semicolonia que somos, busca hacer con los Estados latinoamericanos lo que Hitler hizo con Europa, al precio que sea. Demostrando a sus seguidores de allá que es capaz de cumplir sus promesas. Trump es un loco que maneja el poder político estadounidense, militar, judicial y legislativo, como maneja sus negocios. Y como un Calígula-Nerón quiere controlar a nuestro país, tanteando el terreno estadounidense para cortar de tajo las instituciones republicanas y democráticas. Y tal vez con la colaboración de Videgaray, meta sus manos militares en México para demostrar al mundo que es capaz de instaurar un imperio dictatorial.
III. Pero a ese Trump, su yerno y su mozo de cordel: Videgaray, los mexicanos habían de responderles muy a la jerga mexicana, cuando la respuesta debe ser clara y contundente: “Trump, chinga tu madre y no estés chingando”. Claro que Peña tuvo que ser cuidadoso en su réplica para no echarle más gasolina al incendio del pirómano Trump, igual que los cuatro candidatos presidenciales. Fue un enérgico discurso que, tras casi seis años de mal gobierno, rescata un poco de dignidad; y le otorga un aplauso y apoyo de la Nación. Le falta cesar a Videgaray y no volver a recibir a Trump ni a su yerno. Así que sin mostrarle miedo a ese canalla millonario enfermo de poder, al menos 100 millones de “Mexicanos al grito de guerra” (González Bocanegra) debemos gritarle: “chinga tu madre Trump y no estés chingando”, pues busca reelegirse a costa de injuriarnos, amenazarnos y hasta preparando la “opción nuclear”, anticipando la militarización de su frontera apuntando a nuestro territorio. Mientras, los dirigentes de las instituciones, representantes del Estado y aspirantes al relevo deben usar el lenguaje al que obligan los cánones.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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II. Trump usa el intercambio de drogas por dólares y armas y la inmigración como pretextos para gritar sus insolencias; tratando de convertir a los mexicanos y su territorio en blanco de sus locuras para, como ya dijo, usar “la opción nuclear”, ansioso de mostrar su fuerza bélica y lanzar una invasión para controlar a nuestro país. De semicolonia que somos, busca hacer con los Estados latinoamericanos lo que Hitler hizo con Europa, al precio que sea. Demostrando a sus seguidores de allá que es capaz de cumplir sus promesas. Trump es un loco que maneja el poder político estadounidense, militar, judicial y legislativo, como maneja sus negocios. Y como un Calígula-Nerón quiere controlar a nuestro país, tanteando el terreno estadounidense para cortar de tajo las instituciones republicanas y democráticas. Y tal vez con la colaboración de Videgaray, meta sus manos militares en México para demostrar al mundo que es capaz de instaurar un imperio dictatorial.
III. Pero a ese Trump, su yerno y su mozo de cordel: Videgaray, los mexicanos habían de responderles muy a la jerga mexicana, cuando la respuesta debe ser clara y contundente: “Trump, chinga tu madre y no estés chingando”. Claro que Peña tuvo que ser cuidadoso en su réplica para no echarle más gasolina al incendio del pirómano Trump, igual que los cuatro candidatos presidenciales. Fue un enérgico discurso que, tras casi seis años de mal gobierno, rescata un poco de dignidad; y le otorga un aplauso y apoyo de la Nación. Le falta cesar a Videgaray y no volver a recibir a Trump ni a su yerno. Así que sin mostrarle miedo a ese canalla millonario enfermo de poder, al menos 100 millones de “Mexicanos al grito de guerra” (González Bocanegra) debemos gritarle: “chinga tu madre Trump y no estés chingando”, pues busca reelegirse a costa de injuriarnos, amenazarnos y hasta preparando la “opción nuclear”, anticipando la militarización de su frontera apuntando a nuestro territorio. Mientras, los dirigentes de las instituciones, representantes del Estado y aspirantes al relevo deben usar el lenguaje al que obligan los cánones.
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