En
el marco de las reuniones del G-20 en Argentina, durante los primeros
días de septiembre se estará desarrollando en la ciudad de Mendoza un
encuentro de funcionarios de las áreas de Trabajo y Educación.
Con el eje puesto en los cambios producidos en el mundo del trabajo por
la “revolución de las TIC’s”, y el planteo de que el sistema educativo
debe acompañar ese cambio para que las personas estén capacitadas para
los desafíos de este nuevo momento, sesionará este foro internacional de
cooperación financiera, económica y política. Hoy las grandes corporaciones transnacionales y el sistema financiero global discuten las “formas de este nuevo mundo”, donde los Estados parecen solo como meras herramientas para generar los espacios de esta “nueva gobernanza”, donde las sociedades y sus problemáticas más urgentes parecieran no estar contempladas en las discusiones que conllevan estas transformaciones en el mundo del trabajo y en el sistema educativo.
Con el avance de las nuevas tecnologías cada vez más trabajos están siendo digitalizados o sustituidos por máquinas, robots u otras formas de inteligencia artificial, lo que genera nuevas formas de empleo, de producción y de organización del trabajo.
Cabe decir que las transformaciones tecnológicas no son una “casualidad”. Estas vinieron de la mano de decisiones político-estratégicas que definieron un salto de escala en el polo del capital, que hoy implican profundas modificaciones en las estructuras sociales, laborales, educativas y culturales.
Aún hay empleos, como los trabajos de cuidado y empleos de baja y alta calificación, que no corren riesgo de ser sustituidos por máquinas. Pero eso no niega la existencia de una tendencia a la desaparición de los trabajos en áreas fácilmente digitalizables. Educación, salud, administración (en el ámbito privado y estatal) y servicios son atravesados por la revolución tecnológica.
Asistimos a una expansión geométrica del comercio electrónico, a un uso progresivo del Big Data en la comunicación y la prensa, a una implementación progresiva del gobierno electrónico, a una agricultura y una industria digitalizada, y hasta un turismo y unas finanzas programadas “online”.
En este escenario, según un informe del Banco Mundial, en Argentina un 60% de todos los puestos de trabajos podrían ser destruidos y/o sustituidos.
Por el otro lado, los nuevos empleos que se crean son precarios y flexibilizados. Estos son constituidos en base de contratos temporales para trabajadores/as autónomas/as (monotributistas), sin aportes por parte del empleador, sin aguinaldo, licencia por maternidad u otros derechos laborales, y en muchos casos directamente sin contrato y en la más absoluta informalidad.
Estos cambios tendrán graves consecuencias para la capacidad organizativa de la clase trabajadora. El poder de los sindicatos, entonces, se desdibuja.
Además, se verán disminuidos los presupuestos disponibles para políticas públicas, resultando en un progresivo desmantelamiento de los sistemas de protección social.
Debemos prestar atención, también, a los efectos subjetivos que conllevan la creciente inestabilidad, desigualdad, desprotección, competencia y la transformación del trabajador en emprendedor flexible, es decir un trabajador “construido” en base a las necesidades del capital donde la maximización de la ganancia es un principal interés.
Donde la lógica se profundiza, los individuos son cada vez más “alienados programables”. El resultado es una profundización de la explotación.
En este sentido, la construcción de la subjetividad, es decir la construcción de las “ideas”, viene de la mano de cómo se irá construyendo la “nueva educación” que recibirá ese sujeto. La educación formal, y cada vez más la no formal, moldea a los futuros trabajadores. Las palabras innovación, resolución de problemas, libertad, comodidad, juegan en el plano de las apariencias, no develando que el objetivo es atentar contra la educación pública, haciendo cada vez más restingido el acceso de toda la sociedad al conocimiento.
Estamos ante una situación de profundos cambios asociados a la producción de “conocimiento”, enmarcado en la “revolución de las TIC’s”, que se han integrado como herramientas imprescindibles de nuestra cotidianeidad.
Debemos generalizar el debate de lo que se plantea en estas “mega reuniones”. En el capitalismo contemporáneo, la innovación, el desarrollo y el conocimiento son aristas de una estrategia general que tiene un sólo objetivo: la maximización de la GANANCIA.
Con las transformaciones en el mundo del trabajo y en la educación una nueva gobernanza se asoma. Es tarea de las organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, docentes, es decir, de los diversos sectores de la sociedad, discutir proyectos alternativos que se contrapongan al interés de las grandes corporaciones y sus redes de lobistas, para que comience a nacer una alternativa definitiva: una “gobernanza” en favor de los pueblos.
Noelia Naranjo. Licenciada en Ciencia Política y Administración Pública (UNCuyo). Docente (UNCuyo). Redactora-investigadora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario