martes, 17 de diciembre de 2019

Alguien intervino en las elecciones del Reino Unido y no fue Rusia


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Alguien intervino en las elecciones del Reino Unido y no fue Rusia


Traducido por el equipo de Sott.net en español
Señorías, tengo aquí al alcance de la mano la prueba indiscutible de que el jueves tuvo lugar en el Reino Unido una y atroz injerencia en las elecciones.
UK news
Antes de que se emocionen, no, no fueron los rusos. No fueron los chinos, los iraníes, el Comando Cobra ni la Legión de la Perdición. No voy a recibir ningún cheque del tamaño de los que le dan a Rachel Maddow por revelar esta evidencia ante ustedes, ni voy a atraer a millones de espectadores crédulos que esperan sin respirar la explosiva revelación de una conspiración internacional que invalidará los resultados de las elecciones.
De hecho, a casi nadie le va a importar.
A casi nadie le va a importar porque esta interferencia electoral ha estado ocurriendo abiertamente, y ha sido perfectamente legal. Y nadie sufrirá ninguna consecuencia por ello.

Rania Khalek: Los medios centristas y dominantes son responsables de la victoria de la derecha en el Reino Unido. Se la pasaron atacando y calumniando a Jeremy Corbyn porque siempre le dan prioridad a golpear a la izquierda, incluso si esto significa aliarse con la extrema derecha. Vergonzoso.
Nadie sufrirá ninguna consecuencia por interferir en las elecciones del Reino Unido porque los que intervinieron fueron extremadamente poderosos, y es a ellos para quienes el sistema está construido con el fin de servirles.
Al momento de escribir esto, las encuestas de salida británicas indican una victoria aplastante para los Tories. Muchos otros factores influyeron en este resultado, entre los que cabe destacar un Partido Laborista que mantiene una postura ambivalente ante la división irreconciliable sobre la cuestión del Brexit, pero también es innegable que las elecciones se vieron afectadas por una campaña de desprestigio político sin precedentes en escala y vitriolo en la historia de la democracia occidental. Esta campaña de desprestigio fue impulsada por medios de comunicación controlados por multimillonarios, junto con agencias de inteligencia y militares, así como por medios estatales como la BBC.
El líder laborista Jeremy Corbyn ha sido descrito como el político más difamado de la historia, y esta es una descripción justa. El periodista Matt Kennard recientemente recopiló documentación de docenas de incidentes en los que antiguos y actuales espías y oficiales militares colaboraron con instituciones mediáticas plutocráticas para presentar a Corbyn como una amenaza para la seguridad nacional. Los defensores de la responsabilidad periodística como Media Lens y Jonathan Cook han estado trabajando durante años para recopilar pruebas de los intentos de los medios de comunicación por pintar a Corbyn como un simpatizante terrorista, un comunista, un activo ruso, un partidario del IRA y un antisemita de armario. Justo el otro día, The Grayzone documentó cómo el gestor de narrativas del establishment, Ben Nimmo, fue reclutado para atacar unilateralmente a Corbyn con una teoría de conspiración al estilo del "Rusiagate", sin hechos, en el período previo a las elecciones, una operación psicológica que circuló sin crítica tanto en los medios de la derecha, como The Telegraph, como en los medios de comunicación de la izquierda, como The Guardian.
Así como la defensa de Corbyn de muchos sobre los pocos plutocráticos lo convirtió en blanco de los medios de comunicación multimillonarios, su visión de los palestinos como seres humanos lo hizo el blanco del lobby imperialista israelí, tal como lo expuso el documental de Al Jazeera The Lobby. Para una montaña de enlaces que refutan la falsa calumnia antisemita dirigida contra Corbyn, un opositor del antisemitismo de toda la vida, vean el torrente de respuestas a esta pregunta que hice en Twitter el otro día.
Esta interferencia continuó hasta la víspera de las elecciones, con la editora política de la BBC Laura Kuenssberg violando flagrantemente las reglas electorales al informar de que los votos postales tempranos habían sido contados ilegalmente y que los resultados eran "muy desalentadores para el Partido Laborista".

Caitlin Johnstone: Hubo una interferencia extrema en las elecciones del Reino Unido. No de parte de los rusos. No de parte de los chinos. Fue de parte de la clase multimillonaria y sus lacayos políticos y de los medios. Y fue perfectamente legal.
La campaña de desprestigio sin precedentes que se dirigió en contra de Corbyn desde la derecha, la extrema derecha y desde dentro de su propio partido tuvo un efecto. Por supuesto que sí. Si usted dice esto hoy en los medios de comunicación social, recibirá una tonelada de comentarios que le dirán que está equivocado, que cada voto en contra del Partido Laborista se debió exclusivamente a que el pueblo británico no quería vivir en una distopía marxista; le dirán que fue exclusivamente por el Brexit, negando totalmente cualquier posibilidad de que los años de gestión narrativa engañosa de los medios de comunicación de masas con los que la conciencia británica fue golpeada día tras día antes de las elecciones tuvieran algún tipo de impacto en sus resultados.
Ya veo. Claro, chicos. Las campañas persistentes para manipular deliberadamente las mentes de la gente utilizando los medios de comunicación masiva no tienen ningún efecto en sus decisiones. Supongo que por eso toda esa moda de la "publicidad" nunca hizo dinero.
No estoy afirmando aquí que los miles de millones de dólares que se dedicaron a difamar a Jeremy Corbyn y al Partido Laborista tuvieran un efecto mayor en los resultados electorales que el Brexit y otros tropiezos estratégicos del partido. Sólo digo que definitivamente tuvo un efecto mucho mayor que los pocos miles de dólares que los ciudadanos rusos gastaron en los memes de los medios sociales en los EE.UU., como la clase política/mediática estadounidense ha estado asegurando implacablemente y a gritos durante tres años. Negar que una campaña de difamación en los medios de comunicación del tamaño y alcance de la dirigida a Corbyn tuviera un efecto es lo mismo que negar que la publicidad, una industria de un billón de dólares, tenga un efecto.
Lo que significa que los plutócratas y las agencias gubernamentales interfirieron indiscutiblemente en las elecciones británicas, en una medida exponencialmente mayor que cualquier otra cosa que se alegue que los rusos hayan hecho. Sin embargo, según la legislación británica fue perfectamente legal, y según la sociedad británica fue perfectamente aceptable. Es perfectamente legal y aceptable que los individuos poderosos tengan una influencia mucho mayor en unas elecciones supuestamente democráticas que cualquiera de los individuos ordinarios que votan en ella.
Una sociedad libre y saludable no funcionaría de esta manera. Una sociedad libre y saludable consideraría todas las formas de manipulación como tabúes e inaceptables. Una sociedad libre y saludable no permitiría que la voluntad de los miembros de una pequeña clase de élite tuviera más peso que la voluntad de los demás. Una sociedad libre y saludable daría a todos una voz igualitaria sobre la mesa y se ocuparía de las preocupaciones de todos. Ciertamente no toleraría a unos pocos individuos que ya han abusado de su poder y su riqueza demasiado para obtener aún más.

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