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El dinero verde europeo ya cambia las expectativas de las empresas... y de la transición energética
Andrés González
Después de 25 COP y 11 años después del inicio de la Gran Recesión las empresas al fin creen de manera sensible que en el ecologismo habrá negocio,
al menos en España, al menos en Europa, y pueden hacer posible la
transformación hacia una Europa neutra en emisiones de CO2 en 2050 o al
menos tratar de hacer negocio entretanto.
No estamos hablando solo de greenwashing, ese fenómeno no es nuevo, se trata de expectativas de nuevos ingresos y planes de inversión (subvencionada) que unidos a restricciones legales pueden cambiar Europa y quizá el mundo.
Las corporaciones se toman en serio a sus gobiernos, a la Comisión Europea y que estos puedan movilizar al Banco Europeo de Inversiones y quien sabe si hasta el BCE.
Europa quiere ser verde de la mano de sus grandes empresas y que el resto del mundo le siga, es una apuesta arriesgada y que puede recrudecer el proteccionismo pero también tiene interesantes derivadas geopolíticas en las que quizá no nos hemos detenido demasiado a analizar ni los economistas, ni los ambientalistas.
Las eléctricas y empresas de infraestructuras quieren el negocio de las petroleras y fueron las primeras en subirse al carro, las segundas entraron a competir con las eléctricas y no quieren quedarse fuera del negocio, las automovilísticas tampoco quieren morir y entretanto, un enorme negocio está en el aire mientras se barajan cartas para el que puede venir, si estos naipes vienen marcados por cada gobierno y cuantas manos tendrá la partida es otro asunto que se debe discutir en otro lugar.
Los importes de inversión que se barajan desde la Comisión (que suma el resto de entes para sus fines) para 2020-2030 son enormes, se habla de 100.000 millones de € para toda la UE, es casi el 10% del PIB de España o un poco menos de la mitad de la facturación anual de Volkswagen (cuyo beneficio sobre ventas antes de afrontar la reconversión es menos del 6%), muy grande para ser una oportunidad, ínfimo para cambiar el mundo (aunque el mundo se reduzca al Viejo Continente). Pero es un principio y las empresas han entendido que es mejor, al menos por ahora, estar o parecer estar alineado.
El capitalismo incluso en su versión capitidisminuida de tipos cero y estrictas restricciones tiene esta belleza, y si Coca-Cola supo patrimonializar la contracultura de los años 60 con su anuncio Hilltop (1971), las eléctricas, energéticas y automovilísticas pueden reinventarse y asegurarse de la mano del ecologismo y las políticas benevolentes décadas de negocio. Que asignar el capital de este modo sea sostenible es dudoso, pero también lo es que realmente estemos hablando todos realmente de sostenibilidad, o al menos que entendamos cosas parecidas cuando hablamos de ello.
No deja de ser una paradoja que España renunciara a su industria subvencionada como los astilleros o altos hornos para entrar en la UE y ahora lo que vaya a distinguir la economía europea sea un modelo de conglomerado público-privado con capital-deuda gratuita y concesiones, si la UE fue sinónimo de competitividad y fronteras abiertas parece que las próximas décadas en industria y energía serán más parecidas a la PAC y no auguran paz en el comercio internacional.
También es cierto es que todo este panorama responde a declaraciones y (aún pequeños) gestos y que la UE no se destaca por su velocidad en la toma de decisiones, más bien por sus vetos (y en las últimas décadas por sus descuelgues) ¿si no tenemos aún Unión Bancaria habrá un Green Deal que cambie todo? si se da ¿será compatible con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento? ¿quedarán fuera los países que no hayan cumplido con sus cuentas? Alemania que no deja de perder actividad industrial es a la vez quien ya está desarrollando estos planes con más intensidad.
No me cabe duda de que si el Green Deal echa a andar España lo hará bien en el despliegue de inversiones, pese a nuestro incomprensible momento político si hay algo transversal es la capacidad para la colaboración público privada y si a algo se parece el Green Deal es a la expansión crediticia de las Cajas de Ahorro y en eso España fue campeón mundial, ni EEUU con su Lehman Brothers, Fannie Mae y Freddie Mac.
Otra vez más, como siempre, el mundo cambiará, viviremos tiempos interesantes, y la UE quizá cambie el mundo o quien sabe si será la unión la que ya nunca vaya a ser lo mismo que un día se imaginó.
Es política, y también es dinero, It’s the real thing o como decimos por aquí con más acierto La chispa de la vida.
Foto: Capri23auto
No estamos hablando solo de greenwashing, ese fenómeno no es nuevo, se trata de expectativas de nuevos ingresos y planes de inversión (subvencionada) que unidos a restricciones legales pueden cambiar Europa y quizá el mundo.
Las corporaciones se toman en serio a sus gobiernos, a la Comisión Europea y que estos puedan movilizar al Banco Europeo de Inversiones y quien sabe si hasta el BCE.
Europa quiere ser verde de la mano de sus grandes empresas y que el resto del mundo le siga, es una apuesta arriesgada y que puede recrudecer el proteccionismo pero también tiene interesantes derivadas geopolíticas en las que quizá no nos hemos detenido demasiado a analizar ni los economistas, ni los ambientalistas.
Las eléctricas y empresas de infraestructuras quieren el negocio de las petroleras y fueron las primeras en subirse al carro, las segundas entraron a competir con las eléctricas y no quieren quedarse fuera del negocio, las automovilísticas tampoco quieren morir y entretanto, un enorme negocio está en el aire mientras se barajan cartas para el que puede venir, si estos naipes vienen marcados por cada gobierno y cuantas manos tendrá la partida es otro asunto que se debe discutir en otro lugar.
Los importes de inversión que se barajan desde la Comisión (que suma el resto de entes para sus fines) para 2020-2030 son enormes, se habla de 100.000 millones de € para toda la UE, es casi el 10% del PIB de España o un poco menos de la mitad de la facturación anual de Volkswagen (cuyo beneficio sobre ventas antes de afrontar la reconversión es menos del 6%), muy grande para ser una oportunidad, ínfimo para cambiar el mundo (aunque el mundo se reduzca al Viejo Continente). Pero es un principio y las empresas han entendido que es mejor, al menos por ahora, estar o parecer estar alineado.
El capitalismo incluso en su versión capitidisminuida de tipos cero y estrictas restricciones tiene esta belleza, y si Coca-Cola supo patrimonializar la contracultura de los años 60 con su anuncio Hilltop (1971), las eléctricas, energéticas y automovilísticas pueden reinventarse y asegurarse de la mano del ecologismo y las políticas benevolentes décadas de negocio. Que asignar el capital de este modo sea sostenible es dudoso, pero también lo es que realmente estemos hablando todos realmente de sostenibilidad, o al menos que entendamos cosas parecidas cuando hablamos de ello.
No deja de ser una paradoja que España renunciara a su industria subvencionada como los astilleros o altos hornos para entrar en la UE y ahora lo que vaya a distinguir la economía europea sea un modelo de conglomerado público-privado con capital-deuda gratuita y concesiones, si la UE fue sinónimo de competitividad y fronteras abiertas parece que las próximas décadas en industria y energía serán más parecidas a la PAC y no auguran paz en el comercio internacional.
También es cierto es que todo este panorama responde a declaraciones y (aún pequeños) gestos y que la UE no se destaca por su velocidad en la toma de decisiones, más bien por sus vetos (y en las últimas décadas por sus descuelgues) ¿si no tenemos aún Unión Bancaria habrá un Green Deal que cambie todo? si se da ¿será compatible con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento? ¿quedarán fuera los países que no hayan cumplido con sus cuentas? Alemania que no deja de perder actividad industrial es a la vez quien ya está desarrollando estos planes con más intensidad.
No me cabe duda de que si el Green Deal echa a andar España lo hará bien en el despliegue de inversiones, pese a nuestro incomprensible momento político si hay algo transversal es la capacidad para la colaboración público privada y si a algo se parece el Green Deal es a la expansión crediticia de las Cajas de Ahorro y en eso España fue campeón mundial, ni EEUU con su Lehman Brothers, Fannie Mae y Freddie Mac.
Otra vez más, como siempre, el mundo cambiará, viviremos tiempos interesantes, y la UE quizá cambie el mundo o quien sabe si será la unión la que ya nunca vaya a ser lo mismo que un día se imaginó.
Es política, y también es dinero, It’s the real thing o como decimos por aquí con más acierto La chispa de la vida.
Foto: Capri23auto
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