México necesita legisladores "profesionales": Arroyo Vieyra
Política •— Israel Navarro
“Son muy pocos los que están preparados”; usan el Congreso para esconder sus ineficiencias, dice.
Foto: Héctor Téllez/Archivo
México • Sus 21 años consecutivos como
legislador respaldan a Francisco Arroyo Vieyra, presidente de la Mesa
Directiva de la Cámara de Diputados, para afirmar: “En México no estamos
acostumbrados a legisladores profesionales”.
En entrevista con MILENIO Diario aseguró que muchos políticos aprovechan el anonimato del Congreso para esconder sus ineficiencias, “se tiene la creencia de que si no eres bueno para nada puedes ser diputado”.
Arroyo Vieyra sentencia que en México no hay mejor discurso para los estándares de cultura política que: “un bulto de cemento, una despensa y un tejado de láminas”. Además, afirma que muchos políticos aún evocan al PRI de los 70 “cuya máxima confusión ideológica es saber si Lenin o Stalin tenían razón”.
Por ello, el presidente de la Cámara de Diputados se manifiesta por una depuración, reducción y profesionalización del sistema parlamentario, debido a que muchos inquilinos de San Lázaro ni siquiera conocen lo esencial: el reglamento interno.
—¿Cómo llega hace 21 años a ser legislador?
—Llegue a la Cámara en un tiempo en el que los distritos se pusieron muy difíciles, hubo una contienda muy dura en 1988, entre Carlos Navarrete Ruiz, un extraordinario cuadro de la política guanajuatense, y otro extraordinario de la política: don Miguel Montes García.
“Para 1991 Colosio hizo una disección de los 300 distritos y entonces me invitó a hacer candidato por Guanajuato. En la campaña bajé ocho kilos, anteriormente había sido director de radio y televisión en Guanajuato y presidente de la Cruz Roja.”
—¿Es más difícil ser legislador de oposición o ser parte del gobierno?
—Es más divertido ser diputado de oposición. Siempre lo fui en Guanajuato, fui líder de la Cámara dos veces, pero siempre fuimos una oposición leal a la ley y a la Constitución, perdíamos por mayoría de votos, pero no por mayoría de razón, teníamos una oposición obligada a nunca perder el debate.
“Construimos muchas instituciones desde la oposición y esto nos obligó a tener una disciplina férrea, no estábamos acostumbrados a los legisladores disciplinados en cuanto al estudio o la formación.”
—¿Quién es su inspiración política, su modelo a seguir quién fue?
—Recibo la oportunidad de un viejo político al que le aprendí mucho: Rafael Corrales Ayala, un viejo gobernador de Guanajuato, cantador, un hombre muy formado, muy “churchiliano” por decirle de alguna manera. Otro hombre al que le aprendí muchísimo y con el que viví intensamente las experiencias de las política los dos últimos años de su vida fue Francisco Ruiz Massieu, fui un colaborador muy cercano de Paco y juntos armamos lo que era un proyecto para la reforma política de México.
—¿Por qué ser legislador tanto tiempo consecutivo y tantos años si es muy cuestionado el cargo?
—Porque en México no estamos acostumbrados a los legisladores profesionales, si a usted le duele una muela va con un dentista, no va con un aprendiz, y como en el anonimato de las Cámaras donde todo es de todos y todo acaba siendo de nadie, se pueden esconder en la ineficiencia. Entonces de repente en alguna familia incorporada o alguien que no era bueno para algo pues se metió de diputado, y eso no debe de ser así. En los países normalmente desarrollados los legisladores profesionales son gente que se prepara, que trabaja, que estudia mucho y que tiene una disciplina personal que les permite reelegirse. Yo he pasado por ocho elecciones y aún ahora que vengo como pluri tengo contacto permanente con mi base territorial.
—¿Usted está a favor de la reelección o de la llegada de nuevos cuadros?
—Yo me he reelecto, soy legislador desde hace 21 años ininterrumpidos, pero la reelección en México no puede aprobarse si antes no tenemos severísimas restricciones del dinero en la política, porque si no tendríamos la consecuencia de que algunas empresas o industrias tendrían a sus legisladores.
—¿Qué le hace falta al Congreso mexicano?
—Profesionalizarlo, necesitamos darle permanencia institucional, un funcionario parlamentario permanente como el que tiene el Senado es extraordinario. Aquí (en San Lázaro) son muy pocos los que están verdaderamente preparados porque cada legislador llega y deja a sus compadres y eso no está bien, necesitamos un servicio profesional, tenemos el estatuto, pero no lo cumplimos a cabalidad.
“El día que tengamos en la cámara una administración rígida y que funcione y que todos los legisladores nos apeguemos a los procesos administrativos, que el servicio profesional parlamentario lo sea por oposición y por un código de ética y con sanciones muy especificas hacia su desmerecimiento por origen partidista, entonces vamos a tener otra realidad en el parlamento mexicano.”
—¿Los legisladores se intimidan ante los grupos de poder?
—Le voy a decir que he aprendido a lo largo de tantos años, los legisladores tenemos que tocar la letra de la ley con mano temblorosa, con mucho cuidado, pero sin ningún complejo, no puede haber tema de lado para un legislador, por mas que vaya con la tradición o con la convicción personal intima.
—¿Cree que ya dejamos esa generación del no por el no, de las de discrepancias?
—Algunos sectores de la población no lo acaben de dejar, escucho algunos legisladores, no le digo de que parte, pero cuando los escucho me acuerdo del discurso del PRI de los 70, en el que era muy bonito comerme una torta, que me dieran una coca, una matraca, un sombrero de paja, una pancarta, me subiera a un camión de redilas y me llevaran a aplaudirle a un tipo al que no iba a volver a ver nunca, porque iba a ser mi diputado impuesto desde el centro.
“Lo que quiero decir es que todavía veo que tenemos resabios de una generación cuya máxima confusión ideológica es saber si Lenin o Stalin tenían razón.”
—¿Qué es lo mas difícil de controlar 500 conciencias?
—Tratar de llamar al orden a quiénes no conocen el reglamento o no quieren entenderlo.
En entrevista con MILENIO Diario aseguró que muchos políticos aprovechan el anonimato del Congreso para esconder sus ineficiencias, “se tiene la creencia de que si no eres bueno para nada puedes ser diputado”.
Arroyo Vieyra sentencia que en México no hay mejor discurso para los estándares de cultura política que: “un bulto de cemento, una despensa y un tejado de láminas”. Además, afirma que muchos políticos aún evocan al PRI de los 70 “cuya máxima confusión ideológica es saber si Lenin o Stalin tenían razón”.
Por ello, el presidente de la Cámara de Diputados se manifiesta por una depuración, reducción y profesionalización del sistema parlamentario, debido a que muchos inquilinos de San Lázaro ni siquiera conocen lo esencial: el reglamento interno.
—¿Cómo llega hace 21 años a ser legislador?
—Llegue a la Cámara en un tiempo en el que los distritos se pusieron muy difíciles, hubo una contienda muy dura en 1988, entre Carlos Navarrete Ruiz, un extraordinario cuadro de la política guanajuatense, y otro extraordinario de la política: don Miguel Montes García.
“Para 1991 Colosio hizo una disección de los 300 distritos y entonces me invitó a hacer candidato por Guanajuato. En la campaña bajé ocho kilos, anteriormente había sido director de radio y televisión en Guanajuato y presidente de la Cruz Roja.”
—¿Es más difícil ser legislador de oposición o ser parte del gobierno?
—Es más divertido ser diputado de oposición. Siempre lo fui en Guanajuato, fui líder de la Cámara dos veces, pero siempre fuimos una oposición leal a la ley y a la Constitución, perdíamos por mayoría de votos, pero no por mayoría de razón, teníamos una oposición obligada a nunca perder el debate.
“Construimos muchas instituciones desde la oposición y esto nos obligó a tener una disciplina férrea, no estábamos acostumbrados a los legisladores disciplinados en cuanto al estudio o la formación.”
—¿Quién es su inspiración política, su modelo a seguir quién fue?
—Recibo la oportunidad de un viejo político al que le aprendí mucho: Rafael Corrales Ayala, un viejo gobernador de Guanajuato, cantador, un hombre muy formado, muy “churchiliano” por decirle de alguna manera. Otro hombre al que le aprendí muchísimo y con el que viví intensamente las experiencias de las política los dos últimos años de su vida fue Francisco Ruiz Massieu, fui un colaborador muy cercano de Paco y juntos armamos lo que era un proyecto para la reforma política de México.
—¿Por qué ser legislador tanto tiempo consecutivo y tantos años si es muy cuestionado el cargo?
—Porque en México no estamos acostumbrados a los legisladores profesionales, si a usted le duele una muela va con un dentista, no va con un aprendiz, y como en el anonimato de las Cámaras donde todo es de todos y todo acaba siendo de nadie, se pueden esconder en la ineficiencia. Entonces de repente en alguna familia incorporada o alguien que no era bueno para algo pues se metió de diputado, y eso no debe de ser así. En los países normalmente desarrollados los legisladores profesionales son gente que se prepara, que trabaja, que estudia mucho y que tiene una disciplina personal que les permite reelegirse. Yo he pasado por ocho elecciones y aún ahora que vengo como pluri tengo contacto permanente con mi base territorial.
—¿Usted está a favor de la reelección o de la llegada de nuevos cuadros?
—Yo me he reelecto, soy legislador desde hace 21 años ininterrumpidos, pero la reelección en México no puede aprobarse si antes no tenemos severísimas restricciones del dinero en la política, porque si no tendríamos la consecuencia de que algunas empresas o industrias tendrían a sus legisladores.
—¿Qué le hace falta al Congreso mexicano?
—Profesionalizarlo, necesitamos darle permanencia institucional, un funcionario parlamentario permanente como el que tiene el Senado es extraordinario. Aquí (en San Lázaro) son muy pocos los que están verdaderamente preparados porque cada legislador llega y deja a sus compadres y eso no está bien, necesitamos un servicio profesional, tenemos el estatuto, pero no lo cumplimos a cabalidad.
“El día que tengamos en la cámara una administración rígida y que funcione y que todos los legisladores nos apeguemos a los procesos administrativos, que el servicio profesional parlamentario lo sea por oposición y por un código de ética y con sanciones muy especificas hacia su desmerecimiento por origen partidista, entonces vamos a tener otra realidad en el parlamento mexicano.”
—¿Los legisladores se intimidan ante los grupos de poder?
—Le voy a decir que he aprendido a lo largo de tantos años, los legisladores tenemos que tocar la letra de la ley con mano temblorosa, con mucho cuidado, pero sin ningún complejo, no puede haber tema de lado para un legislador, por mas que vaya con la tradición o con la convicción personal intima.
—¿Cree que ya dejamos esa generación del no por el no, de las de discrepancias?
—Algunos sectores de la población no lo acaben de dejar, escucho algunos legisladores, no le digo de que parte, pero cuando los escucho me acuerdo del discurso del PRI de los 70, en el que era muy bonito comerme una torta, que me dieran una coca, una matraca, un sombrero de paja, una pancarta, me subiera a un camión de redilas y me llevaran a aplaudirle a un tipo al que no iba a volver a ver nunca, porque iba a ser mi diputado impuesto desde el centro.
“Lo que quiero decir es que todavía veo que tenemos resabios de una generación cuya máxima confusión ideológica es saber si Lenin o Stalin tenían razón.”
—¿Qué es lo mas difícil de controlar 500 conciencias?
—Tratar de llamar al orden a quiénes no conocen el reglamento o no quieren entenderlo.
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