“Bombardean” a niños con publicidad “chatarra”
La Alianza por la Salud Alimentaria acusa a las
empresas de alimentos más grandes en el país de incumplir el acuerdo
firmado en 2010 para eliminar los anuncios dirigidos a menos
Un niño que pasa tres horas frente a la televisión ve 12
mil comerciales al año, de los cuales unos 10 mil 800 (90%) son de
alimentos “chatarra”. Este bombardeo publicitariocontraviene el
acuerdo firmado por 14 de las empresas de alimentos más grandes en el
país para eliminar este tipo de publicidad dirigida a menores, denunció
la Alianza por la Salud Alimentaria.
Alma Meneses, responsable del Área de Política Pública y Legislación de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM), explicó que la mayoría de los menores que pasan tanto tiempo frente al televisor no realiza otra actividad por la tarde, están solos o tienen un nivel socioeconómico medio-bajo.
En un video difundido por la Alianza en el sitio http://alianzasalud.org.mx/2012/10/impacto-publicitario/, un bebé comienza a reconocer una marca a los seis meses de edad y durante la infancia los menores son más vulnerables a los comerciales porque creen que su vida puede ser tan fantástica como ven en la televisión.
A su vez, esto provoca cambios en los hábitos de alimentación; los niños prefieren las cosas dulces sobre otros alimentos y comienzan a subir de peso por el consumo inmoderado. Esto se refleja en uno de cada tres niños que presenta sobrepeso u obesidad.
Alejandro Calvillo, presidente de la organización El Poder del Consumidor, aseguró que esto no pasaría si existiera una regulación por parte del gobierno federal para que las grandes empresas cumplan con el acuerdo.
Este documento se firmó el 10 de febrero del 2010 con la Secretaría de Salud. En aquella ocasión las empresas se comprometieron a no emitir publicidad sobre alimentos y bebidas dirigidas a menores que no tengan los criterios nutrimentales adecuados, basados en evidencia científica.
Sin embargo, las empresas mantienen sus comerciales en televisión, radio e internet sin regulación, afirmó el presidente de la organización.
Un análisis elaborado por las organizaciones integrantes de la Alianza en 2012 demostró que 11 marcas de dulces transmiten todos sus comerciales en televisión abierta, y la mitad de ellos pasa en el canal 5 durante el horario familiar.
“No hay regulación ni multas. Una regulación efectiva le correspondería a la Secretaría de Salud, pero la secretaria no se ha pronunciado a favor de hacerlo”, afirmó el presidente de El Poder del Consumidor.
Además de la publicidad, las empresas tampoco han publicado sus criterios nutricionales y aprovechan ese vacío para mantener la publicidad de alimentos poco saludables, acusó Katia García, investigadora de la organización civil.
Por ejemplo, Kellogg’s afirma que una porción de 30 gramos de cereal azucarado es saludable, a pesar de que tiene 12 gramos de azucares. “Los niños no se comen 30 gramos, se comen el doble. Es decir, consumieron 24 gramos de azúcar, que equivalen a cuatro cucharaditas de azúcar”, dijo la investigadora.
Ante esta situación, las organizaciones civiles consideran que las grandes empresas violan el derecho a una alimentación saludable, establecido en la Convención de los Derechos de los Niños.
El Estado debe regular de inmediato la publicidad y el etiquetado de estos productos, antes de que se siga afectando la salud de los menores, insistió Calvillo.
Alma Meneses, responsable del Área de Política Pública y Legislación de la Red por los Derechos de la Infancia (REDIM), explicó que la mayoría de los menores que pasan tanto tiempo frente al televisor no realiza otra actividad por la tarde, están solos o tienen un nivel socioeconómico medio-bajo.
En un video difundido por la Alianza en el sitio http://alianzasalud.org.mx/2012/10/impacto-publicitario/, un bebé comienza a reconocer una marca a los seis meses de edad y durante la infancia los menores son más vulnerables a los comerciales porque creen que su vida puede ser tan fantástica como ven en la televisión.
A su vez, esto provoca cambios en los hábitos de alimentación; los niños prefieren las cosas dulces sobre otros alimentos y comienzan a subir de peso por el consumo inmoderado. Esto se refleja en uno de cada tres niños que presenta sobrepeso u obesidad.
Alejandro Calvillo, presidente de la organización El Poder del Consumidor, aseguró que esto no pasaría si existiera una regulación por parte del gobierno federal para que las grandes empresas cumplan con el acuerdo.
Este documento se firmó el 10 de febrero del 2010 con la Secretaría de Salud. En aquella ocasión las empresas se comprometieron a no emitir publicidad sobre alimentos y bebidas dirigidas a menores que no tengan los criterios nutrimentales adecuados, basados en evidencia científica.
Sin embargo, las empresas mantienen sus comerciales en televisión, radio e internet sin regulación, afirmó el presidente de la organización.
Un análisis elaborado por las organizaciones integrantes de la Alianza en 2012 demostró que 11 marcas de dulces transmiten todos sus comerciales en televisión abierta, y la mitad de ellos pasa en el canal 5 durante el horario familiar.
“No hay regulación ni multas. Una regulación efectiva le correspondería a la Secretaría de Salud, pero la secretaria no se ha pronunciado a favor de hacerlo”, afirmó el presidente de El Poder del Consumidor.
Además de la publicidad, las empresas tampoco han publicado sus criterios nutricionales y aprovechan ese vacío para mantener la publicidad de alimentos poco saludables, acusó Katia García, investigadora de la organización civil.
Por ejemplo, Kellogg’s afirma que una porción de 30 gramos de cereal azucarado es saludable, a pesar de que tiene 12 gramos de azucares. “Los niños no se comen 30 gramos, se comen el doble. Es decir, consumieron 24 gramos de azúcar, que equivalen a cuatro cucharaditas de azúcar”, dijo la investigadora.
Ante esta situación, las organizaciones civiles consideran que las grandes empresas violan el derecho a una alimentación saludable, establecido en la Convención de los Derechos de los Niños.
El Estado debe regular de inmediato la publicidad y el etiquetado de estos productos, antes de que se siga afectando la salud de los menores, insistió Calvillo.
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