Maíz y refresco 'entretienen' a indígenas en la Cruzada contra el Hambre
Rosa fue una de las cientos de mujeres de
Zinacantán en Chiapas, que llegó desde las seis de la mañana de este
viernes al poblado Navenchau, convocadas por la Sedesol, para asistir al
inicio de las acciones de la Cruzada Nacional Contra el Hambre.
Rosa fue una de las cientos de mujeres de Zinacantán en Chiapas, que llegó desde las seis de la mañana de este viernes al poblado Navenchau, convocadas por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), para asistir al inicio de las acciones de la Cruzada Nacional Contra el Hambre.
Mientras esperaba a que iniciara el evento al que asistieron el presidente Enrique Peña Nieto y el exmandatario brasileño, Rosa lidiaba con el llanto de su hijo de tres años, cansado, aburrido y con hambre.
La mayoría de las mujeres ahí reunidas se dedican a la fabricación de textiles artesanales y la floricultura, principal actividad en Zinacantán.
Los organizadores de la Sedesol no les permiten dejar sus asientos, y les piden tener con ellas a sus hijos. Algunas llevan a más de tres, de distintas edades, muchos de ellos bebés.
Un refresco y un elote
Para calmar el hambre y entretener a los menores algunas les dan una bolsa de frituras, un elote cocido o un refresco. En esta zona indígena, un refresco de dos litros cuesta menos de 10 pesos (menos de un dólar), mientras que conseguir agua significa hacer largas caminatas cargando los contenedores.
El grupo musical trata sin éxito de animar el evento. Los más de 15,000 asistentes están cansados y hambrientos cuando llegan el presidente Peña Nieto, acompañado por Rosario Robles Berlanga, titular de la Sedesol, y el exmandatario Lula da Silva.
La secretaria de la Sedesol explica que la Cruzada Nacional Contra el Hambre, anunciado por el gobierno federal como el principal programa de desarrollo para el sexenio está inspirado en el programa Hambre Cero, con el que el gobierno de Lula da Silva en Brasil, logró mejorar el nivel de vida de 33 millones de pobres.
En México, el hambre afecta a 7.5 millones de ciudadanos que viven en extrema pobreza en el país, según cifras oficiales.
En seguida un grupo de mujeres de Zinacantán reciben certificados y constancias que las acreditan como beneficiarias de programas gubernamentales como el Seguro Popular, Oportunidades, 70 y Más, Liconsa, entre otros.
Con estos programas, que “no son nuevos, pero si fortalecidos y ampliados”, señala el propio Peña Nieto, da por iniciadas las acciones de la Cruzada Nacional Contra el Hambre.
María López López, una de las beneficiarias, señala que gracias a esos programas, muchas de ellas logran darle “algo de comer a nuestras familias (…) por eso agradecemos estos apoyos, porque no queremos que nuestros niños sean niños de la calle”, dice y enfatiza que en sus comunidades faltan escuelas y hospitales.
'No le falle al pueblo' le pide Lula a Peña
Luego habla Lula da Silva, quien lamenta iniciar la Cruzada Contra el Hambre con un público que la tiene. Destaca que la abundancia de alimentos, la riqueza de recursos que da la naturaleza, y la capacidad de las personas “hace inconcebible que el hambre exista en el mundo”.
“El hambre existe porque le falta vergüenza a los gobierno del mundo, que no se preocupan por su pueblo”, dice, y explica que garantizar una despensa de alimentos a cada familia en el mundo, como el llamado Bolsa Familia de Brasil, costaría una pequeña parte de lo que los gobiernos invierten en la compra de armas y el llamado saneamiento del sistema financiero mundial “que ya está en crisis”.
Los gobiernos y los grupos que tienen el poder económico “quieren primero preparar una gran torta (pastel), para luego que crezca repartirlo. Pero antes de hacer eso ellos mismos se lo comen, y entonces sigue el hambre ahí”.
En la parte final de su discurso, que arranco nutridos aplausos entre los asistentes, Lula da Silva le dijo a Peña Nieto: “Este país tiene todo lo que el pueblo necesita. No le falle”.
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