viernes, 26 de julio de 2013

Terroristas con pasaporte de Bosnia

Terroristas con pasaporte de Bosnia

террористы с ,боснийским паспортом

Uno de los principales recaudadores de fondos fue durante mucho tiempo Elfatih Hassanein, ciudadano sudanés y director de la empresa TWRA que operó en Viena entre 1987 y 1995. También intervino en la organización de la visita de Osama bin Laden a Sarajevo en 1993, servicios que le valieron la concesión de la mayor distinción de Bosnia por parte de Izetbegovic. A través de las cuentas de Hassanein fueron transferidos cuatrocientos millones de dólares para Izetbegovic procedentes de países islámicos.

Otra de esas empresas con sede en Viena tenía al frente a Salim Sabic, un sastre de Zagreb. Durante veinte años estuvo vinculado a millonarios musulmanes e incluso recaudó fondos para la construcción de una mezquita en Zagreb. Mohamed Catic, un empresario oriundo de Zagreb, lleva muchos años residiendo en los Emiratos, desde donde gestiona la recaudación de fondos procedentes de países como Bahréin, Qatar, Omán, Kuwait o Irán.
El equipo de recaudadores estaba integrado también por Irfan Ljevakovic y Salih effendi Colakovic. Otra fuente de ingresos son los refugiados y los emigrantes musulmanes bosnios. Están obligados a enviar anualmente remesas a Sarajevo. Algunas informaciones apuntan a que esta fuente de ingresos aportaba a los líderes políticos y espirituales de los musulmanes de Sarajevo hasta dos mil millones de dólares al año.
Según diversas estimaciones, entre 1992 y 1995 en Bosnia y Herzegovina combatieron unos ochenta mil muyahidines procedentes de países musulmanes (Argelia, Afganistán, Túnez, Pakistán, Egipto, Irán, Sudán, Chechenia). Los mercenarios islámicos están implicados directamente en las matanzas étnicas que costaron la vida a setenta y dos mil serbios. Los propios musulmanes bosnios sintieron consternación, en un principio, al comprobar la magnitud de las atrocidades cometidas por sus correligionarios, con violaciones masivas, cestas con cabezas cortadas y campos de concentración en los que se perpetraban torturas y asesinatos de serbios.
Según informaciones de fuentes contrastadas (funcionarios de la misión de la ONU y la OSCE en Sarajevo y portavoces de los servicios de seguridad serbios), en Bosnia y Herzegovina continúan hasta la fecha varios millares de muyahidines. Algunos de ellos han regularizado su situación al casarse con chicas bosnias, y a otros se les ha concedido directamente la nacionalidad. Ahora todos ellos son ciudadanos legítimos de Bosnia. Esta "regularización" se ha llevado a cabo bajo el control y con el apoyo personal de Bakir Alispahic, exministro del Interior y hoy gran empresario. Un hombre marcado por un turbio pasado en el que hubo tráfico de drogas y oro.
Cabe reseñar que antes de 1991 el Servicio de Seguridad de Bosnia contaba con ochocientos empleados, mientras que actualmente tiene una plantilla de dos mil ochenta personas, todas ellas adiestradas para cualquier tipo de acción, incluidas las terroristas.
Los que hasta hace poco eran terroristas de todo el mundo islámico y hoy son ciudadanos leales se han asentado en el centro de Bosnia, donde residen en grupos en pequeños pueblos de montaña. Tras estallar la guerra, trasladaron a Bosnia hasta cuarenta tipos de minas de procedencia desconocida. Son individuos capaces de retomar en cualquier momento sus actividades subversivas colocando bombas en los lugares menos pensados y pasando armas a cualquier parte de Europa Occidental. A finales de los noventa, entre los que entrenaban a los muyahidines bosnios estaba un tal Kevin Rafael Holt, un estadounidense de Washington que se había curtido en los combates de Afganistán y perfeccionado en el terrorismo en Pakistán. También fue visto en varias ocasiones en Líbano.
Algunos campos de entrenamiento de terroristas estaban tutelados y supervisados por diplomáticos iraníes bajo la tapadera de organizaciones humanitarias. La formación terrorista que recibían sus discípulos incluía las técnicas para fabricar bombas mortíferas en forma de juguetes o incluso helado. Una de estas instituciones humanitarias estaba situada a solo 80 kilómetros de Sarajevo, en la localidad de Bakotici, y contaba con doscientos hombres armados hasta los dientes. Casi todos ellos tenían buenos contactos entre la cúpula del Ejército de Sarajevo.
mk/lj/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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