Terroristas con pasaporte de Bosnia
Foto: La Voz de Rusia
Otra de esas empresas con sede en Viena tenía
al frente a Salim Sabic, un sastre de Zagreb. Durante veinte años estuvo
vinculado a millonarios musulmanes e incluso recaudó fondos para la
construcción de una mezquita en Zagreb. Mohamed Catic, un empresario
oriundo de Zagreb, lleva muchos años residiendo en los Emiratos, desde
donde gestiona la recaudación de fondos procedentes de países como
Bahréin, Qatar, Omán, Kuwait o Irán.
El equipo de recaudadores
estaba integrado también por Irfan Ljevakovic y Salih effendi
Colakovic. Otra fuente de ingresos son los refugiados y los emigrantes
musulmanes bosnios. Están obligados a enviar anualmente remesas a
Sarajevo. Algunas informaciones apuntan a que esta fuente de ingresos
aportaba a los líderes políticos y espirituales de los musulmanes de
Sarajevo hasta dos mil millones de dólares al año.
Según
diversas estimaciones, entre 1992 y 1995 en Bosnia y Herzegovina
combatieron unos ochenta mil muyahidines procedentes de países
musulmanes (Argelia, Afganistán, Túnez, Pakistán, Egipto, Irán, Sudán,
Chechenia). Los mercenarios islámicos están implicados directamente en
las matanzas étnicas que costaron la vida a setenta y dos mil serbios.
Los propios musulmanes bosnios sintieron consternación, en un principio,
al comprobar la magnitud de las atrocidades cometidas por sus
correligionarios, con violaciones masivas, cestas con cabezas cortadas y
campos de concentración en los que se perpetraban torturas y asesinatos
de serbios.
Según informaciones de fuentes contrastadas
(funcionarios de la misión de la ONU y la OSCE en Sarajevo y portavoces
de los servicios de seguridad serbios), en Bosnia y Herzegovina
continúan hasta la fecha varios millares de muyahidines. Algunos de
ellos han regularizado su situación al casarse con chicas bosnias, y a
otros se les ha concedido directamente la nacionalidad. Ahora todos
ellos son ciudadanos legítimos de Bosnia. Esta "regularización" se ha
llevado a cabo bajo el control y con el apoyo personal de Bakir
Alispahic, exministro del Interior y hoy gran empresario. Un hombre
marcado por un turbio pasado en el que hubo tráfico de drogas y oro.
Cabe
reseñar que antes de 1991 el Servicio de Seguridad de Bosnia contaba
con ochocientos empleados, mientras que actualmente tiene una plantilla
de dos mil ochenta personas, todas ellas adiestradas para cualquier tipo
de acción, incluidas las terroristas.
Los que hasta hace poco eran terroristas de todo el mundo islámico y hoy son ciudadanos leales
se han asentado en el centro de Bosnia, donde residen en grupos en
pequeños pueblos de montaña. Tras estallar la guerra, trasladaron a
Bosnia hasta cuarenta tipos de minas de procedencia desconocida. Son
individuos capaces de retomar en cualquier momento sus actividades
subversivas colocando bombas en los lugares menos pensados y pasando
armas a cualquier parte de Europa Occidental. A finales de los noventa,
entre los que entrenaban a los muyahidines bosnios estaba un tal Kevin
Rafael Holt, un estadounidense de Washington que se había curtido en los
combates de Afganistán y perfeccionado en el terrorismo en Pakistán.
También fue visto en varias ocasiones en Líbano.
Algunos
campos de entrenamiento de terroristas estaban tutelados y supervisados
por diplomáticos iraníes bajo la tapadera de organizaciones
humanitarias. La formación terrorista que recibían sus discípulos
incluía las técnicas para fabricar bombas mortíferas en forma de
juguetes o incluso helado. Una de estas instituciones humanitarias
estaba situada a solo 80 kilómetros de Sarajevo, en la localidad de
Bakotici, y contaba con doscientos hombres armados hasta los dientes.
Casi todos ellos tenían buenos contactos entre la cúpula del Ejército de
Sarajevo.
mk/lj/er
Nota: Las opiniones
expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de
vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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