OPINIÓN: Reforma energética, ¿qué queremos y qué pasos debemos dar?
Las posturas de los partidos son claras,
pero lo que hace falta es establecer objetivos y adaptar el modelo que
mejor nos funcione
Por Verónica Baz
Viernes, 23 de agosto de 2013 a las 06:46
Viernes, 23 de agosto de 2013 a las 06:46
La negociación de una eventual reforma energética pondrá a prueba también la estabilidad de los vínculos entre los partidos (Especial).
Lo más importante
- Verónica Baz dice que la reforma energética tiene tres posturas políticas muy claras
- Las propuestas del PAN y del PRD han permitido que el PRI se mantenga como un lider en esta iniciativa
- La respuesta no está en seguir los modelos de otros países sino en fijar objetivos claros, afirma la autora
Nota del Editor: Verónica Baz es Directora General del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC: @CIDAC). Síguela en su cuenta de Twitter: @VeronicaBaz
(CNNMéxico) — Hasta ahora han sido presentadas tres propuestas de reforma energética.
Los partidos políticos con frecuencia se abstienen de pronunciarse en temas que conllevan un costo político. Sin embargo, en materia energética tenemos actualmente tenemos tres postura claras y fácilmente identificables. La propuesta del Partido Acción Nacional (PAN) plantea el esquema con mayor apertura para la inversión privada, mientras que en el otro extremo está la propuesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la cual aboga por dejar el mismo nivel de apertura que existe ahora y propone una serie de cambios a las leyes secundarias con el objetivo de fortalecer a Pemex.
Estos dos extremos le han permitido al Partido Revolucionario Institucional (PRI) llevar a cabo una propuesta que, aunque busca una apertura a la inversión privada en el sector (a través de contratos de riesgo), se posiciona en el centro ideológico. Así, el PRI tiene una oportunidad única: encabezar una reforma profunda mientras navega con bandera de "moderado".
Dos momentos
Muchos especialistas han calificado a la propuesta del PRI como insuficiente o light. Sin embargo, responde a una lógica política más que técnica. La apuesta del gobierno federal, que está en primera etapa, es ir de la mano con el PAN para llevar a cabo los cambios a nivel constitucional (que requieren la aprobación de dos terceras partes del Congreso y 17 de las legislaturas estatales) y, en una segunda fase, establecer los términos de la apertura en las leyes secundarias.
En la mira
Como con pocos temas, la sociedad está vigilante de cualquier proceso de reforma constitucional. Sin embargo, donde realmente se va a requerir el escrutinio público es en las leyes secundarias, proceso en el cual se establecerán las condiciones relevantes para el éxito o fracaso de la reforma. Aquí se requerirá hacer responsable a los tomadores de decisión, ya que el PRI solo necesita mayoría simple para que se aprueben los cambios a los reglamentos.
La consulta ciudadana
En las próximas semanas se llevará a cabo una consulta ciudadana apoyada por el PRD y la asociación Alianza Cívica. La consulta ciudadana actual no es vinculatoria y en caso de que en un futuro lo fuera, se requeriría la participación del 40% del padrón electoral para que adquiriera ese carácter. Entonces, ¿qué gana el PRD en apoyar la consulta? La respuesta: legitimidad.
Si la opinión pública se opone, el PRD quedará como el fiel defensor de "lo que quieren los mexicanos" y si, por el contrario y en un caso remoto, los ciudadanos consultados estuviesen a favor de la apertura, el PRD podría sumarse sin pagar un costo político con sus bases. La consulta no tiene sentido desde una perspectiva institucional pero sí la tiene, para la izquierda, desde una perspectiva política.
Los casos internacionales
Cada vez que hablamos de un área en la que estamos rezagados, surgen los ejemplos de un sinnúmero de países. Que si hay que seguir el modelo del fondo soberano noruego o chileno; que si hay que voltear hacia Japón, Brasil, Colombia, Arabia Saudita o Venezuela. Cada quien escoge al país de su preferencia para justificar sus propuestas. Sin embargo, lo importante en esta discusión es establecer los objetivos y no perderlos de la mira.
¿Dónde queremos estar en 10 años? ¿Qué queremos ver en nuestro país? ¿Cuáles son los pasos que debemos tomar? Solo respondiendo estas preguntas es sensato salir a aprender de la experiencia internacional y adaptar de ella lo que mejor nos funcione.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Verónica Baz.
(CNNMéxico) — Hasta ahora han sido presentadas tres propuestas de reforma energética.
Los partidos políticos con frecuencia se abstienen de pronunciarse en temas que conllevan un costo político. Sin embargo, en materia energética tenemos actualmente tenemos tres postura claras y fácilmente identificables. La propuesta del Partido Acción Nacional (PAN) plantea el esquema con mayor apertura para la inversión privada, mientras que en el otro extremo está la propuesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la cual aboga por dejar el mismo nivel de apertura que existe ahora y propone una serie de cambios a las leyes secundarias con el objetivo de fortalecer a Pemex.
Estos dos extremos le han permitido al Partido Revolucionario Institucional (PRI) llevar a cabo una propuesta que, aunque busca una apertura a la inversión privada en el sector (a través de contratos de riesgo), se posiciona en el centro ideológico. Así, el PRI tiene una oportunidad única: encabezar una reforma profunda mientras navega con bandera de "moderado".
Dos momentos
Muchos especialistas han calificado a la propuesta del PRI como insuficiente o light. Sin embargo, responde a una lógica política más que técnica. La apuesta del gobierno federal, que está en primera etapa, es ir de la mano con el PAN para llevar a cabo los cambios a nivel constitucional (que requieren la aprobación de dos terceras partes del Congreso y 17 de las legislaturas estatales) y, en una segunda fase, establecer los términos de la apertura en las leyes secundarias.
En la mira
Como con pocos temas, la sociedad está vigilante de cualquier proceso de reforma constitucional. Sin embargo, donde realmente se va a requerir el escrutinio público es en las leyes secundarias, proceso en el cual se establecerán las condiciones relevantes para el éxito o fracaso de la reforma. Aquí se requerirá hacer responsable a los tomadores de decisión, ya que el PRI solo necesita mayoría simple para que se aprueben los cambios a los reglamentos.
La consulta ciudadana
En las próximas semanas se llevará a cabo una consulta ciudadana apoyada por el PRD y la asociación Alianza Cívica. La consulta ciudadana actual no es vinculatoria y en caso de que en un futuro lo fuera, se requeriría la participación del 40% del padrón electoral para que adquiriera ese carácter. Entonces, ¿qué gana el PRD en apoyar la consulta? La respuesta: legitimidad.
Si la opinión pública se opone, el PRD quedará como el fiel defensor de "lo que quieren los mexicanos" y si, por el contrario y en un caso remoto, los ciudadanos consultados estuviesen a favor de la apertura, el PRD podría sumarse sin pagar un costo político con sus bases. La consulta no tiene sentido desde una perspectiva institucional pero sí la tiene, para la izquierda, desde una perspectiva política.
Los casos internacionales
Cada vez que hablamos de un área en la que estamos rezagados, surgen los ejemplos de un sinnúmero de países. Que si hay que seguir el modelo del fondo soberano noruego o chileno; que si hay que voltear hacia Japón, Brasil, Colombia, Arabia Saudita o Venezuela. Cada quien escoge al país de su preferencia para justificar sus propuestas. Sin embargo, lo importante en esta discusión es establecer los objetivos y no perderlos de la mira.
¿Dónde queremos estar en 10 años? ¿Qué queremos ver en nuestro país? ¿Cuáles son los pasos que debemos tomar? Solo respondiendo estas preguntas es sensato salir a aprender de la experiencia internacional y adaptar de ella lo que mejor nos funcione.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Verónica Baz.
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