lunes, 25 de noviembre de 2013

Por qué Israel y Arabia Saudita se oponen a acuerdo nuclear con Irán

Por qué Israel y Arabia Saudita se oponen a acuerdo nuclear con Irán


Acuerdo nuclear en Ginebra
No todos comparten el optimismo de Occidente con el acuerdo logrado en Ginebra.
Israel y muchos de sus vecinos árabes -particularmente Arabia Saudita- no comparten el optimismo de las potencias occidentales sobre el acuerdo para limitar el programa nuclear de Irán y reducir la posibilidad de que este país desarrolle un arma atómica.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tildó el acuerdo de un "error histórico" que "convierte el mundo en un lugar que da mucho más miedo", en el sentido que considera que no se le ha cerrado la puerta definitivamente a la consecución de armas nucleares.
Por su parte, un asesor de política exterior saudita advirtió que el toma y daca del pacto le está "entregando a Irán más espacio o mano libre en la región".
¿A qué se debe tanto nerviosismo?

Amenaza e influencia

Desde la revolución islámica en Irán, en 1979, Israel y las monarquías árabes han percibido el gobierno de Teherán como una amenaza importante.
Irán ha enviado dinero y misiles sofisticados a grupos militantes en la periferia de Israel, el más poderoso de estos siendo Hezbolá, en Líbano.
Las monarquías árabes alegan que Irán ha menoscabado sus naciones de mayoría y gobierno sunita al apoyar las comunidades marginadas chiítas.
John Kerry y Saud al-Faisal
El ministro de Relaciones Exteriores saudita le expresó su preocupación al secretario de Estado de EE.UU., John Kerry.
En 2003, la invasión de Irak liderada por Estados Unidos transformó a Irán de enemigo a aliado. En 2011, Washington se mantuvo al margen mientras otro acérrimo régimen antiiraní era derrocado en Egipto.
Más recientemente, Arabia Saudita quedó estupefacta cuando EE.UU. de repente decidió cancelar el planeado ataque con misiles contra Siria, echando a perder lo que Riad consideraba como la mejor oportunidad en años para frenar la influencia iraní en ese país.
Tal vez más impactante para los sauditas fue cómo supieron de la cancelación del bombardeo: a través de la cadena CNN en lugar de sus contactos con funcionarios estadounidenses.
Para estos países, los acuerdos diplomáticos con Irán van más allá del tema nuclear. Su preocupación es que Occidente aflojó la presión prematuramente antes de que Teherán se hubiera rendido completamente, dejándolos con suficiente infraestructura nuclear para construir una bomba en el futuro.
Especialmente molesto para ellos es que el convenio concibe permitir que Irán continúe indefinidamente con el enriquecimiento de uranio -aunque bajo estrictos controles-, algo a lo que Israel se opone.
La principal preocupación, sin embargo, es que EE.UU. estaría permitiendo que Irán se acomode en la región. Es una situación que, combinada con el creciente interés de Washington en Asia, podría erosionar la disposición y la capacidad de Washington de proteger los intereses israelíes y árabes contra la intromisión iraní.

Curiosa alianza

Esta sensación de abandono de parte del fuerte aliado tiende a despertar antiguas inquietudes y les recuerda cuando Washington estaba más cercano a Teherán que a Arabia Saudita, durante las épocas del Shah.
Netanyahu
El primer ministro de Israel no considera vinculante el pacto con Irán.
Aunque tal vez sean un poco exageradas, son preocupaciones generalizadas en todo el Medio Oriente y que están reforzadas no sólo por el reciente acuerdo en Ginebra sino por la manera en que se logró.
Se informa que EE.UU. sostuvo conversaciones bilaterales secretas con Irán desde antes de la elección del moderado presidente Hassan Rohani -incluyendo durante el período en que se cancelaron los ataques contra Siria- y que Arabia Saudita filtró la información de estos contactos clandestinos a Israel.
El temor común está logrando una convergencia de opinión entre israelíes y sauditas, a pesar de que Riad ni siquiera reconoce la existencia del Estado de Israel.
Estos aliados de EE.UU. están cada vez más convencidos de que la cooperación entre Washington y Teherán se hará a expensas de Israel y los países árabes.
Es posible que haya algún tipo de respuesta coordinada entre Tel Aviv y Riad. Israel advirtió que el acuerdo logrado con Irán no es vinculante, una amenaza implícita de que la opción militar queda sobre la mesa.
Si no se logra una negociación a largo plazo y hay señales de que Irán estaría renovando su expansión nuclear, el riesgo de un ataque aéreo israelí aumentará.
No es concebible que Arabia Saudita ofrezca asistencia militar directa en el caso de dicho ataque, pero si podrían permitir -secretamente- el sobrevuelo de los bombarderos israelíes por su espacio aéreo.
Aunque es probable que el contacto de inteligencia entre Arabia Saudita e Israel aumente, particularmente cuando los dos países estarán buscando señales de que Irán está incumpliendo, ninguno de los dos puede darse el lujo de alejarse mucho de Estados Unidos.

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