lunes, 25 de noviembre de 2013

Un fracaso más sobre el cambio climático

Un fracaso más sobre el cambio climático

Un fracaso más sobre el cambio climático

La conferencia de la ONU sobre el cambio climático celebrada en Varsovia del 11 al 23 de noviembre no ha dado ningún resultado. El objetivo de las conversaciones era, como mínimo, formular el contenido del nuevo acuerdo sobre el clima que sustituya en 2020 el Protocolo de Kioto.

Sin embargo, las delegaciones ni siquiera llegaron a abordar ese punto. Los analistas decidieron que muchos países frenan conscientemente el proceso, a fin de no atarse con compromisos sobre la reducción de emisiones tóxicas.
Los reunidos en la conferencia convinieron proseguir las conversaciones el año próximo. Tal fue el balance principal de las labores de casi dos semanas de duración de las delegaciones de ciento noventa países. Sin embargo, se logró convenir, y tan solo al cierre mismo de la cita, algunos documentos. Pero, incluso esto permite calibrar positivamente la conferencia de Varsovia, considera el jefe de la delegación rusa, Alexánder Berditski:
La conferencia nos ha dado un impulso, pero no plasmó muchas expectativas. Fue determinada la fecha de continuación de las conversaciones y la cantidad de sesiones indispensables para su preparación. Se decidió comenzar en la sesión siguiente, o sea, en verano, a fin de que quede redactado y convenido, a más tardar, en mayo de 2015. Pero, se podía haber hecho mucho más.
Aparte del acuerdo de las fechas y del lugar del próximo encuentro, los reunidos en la conferencia convinieron el mecanismo de reducción al mínimo de los daños y pérdidas vinculadas a las consecuencias del cambio climático. Su esencia consiste en que los países ricos ayuden a los pobres a superar consecuencias del cambio climático como la elevación del nivel del mar o el incremento de las tormentas y de las sequías. El documento no contiene cifras. Un poco más concreto es el mecanismo para enfrentar la tala de bosques tropicales. Pero, esto no acercó un paso siquiera al objetivo central, a saber, impedir el cambio climático en el planeta, subrayó en entrevista a nuestra emisora Alexéi Kokorin, director del programa Clima y Energía de la Fundación Mundial de la Naturaleza:
La conferencia fue en general un fracaso. Mostró que los problemas secundarios, técnicos de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático pueden resolverse bien: sobre los bosques tropicales, la ayuda a los países más débiles, sobre la ayuda a los países de Asia Central en la reducción de emisiones tóxicas. Todo esto resulta, pero en cambio, en lo de un nuevo acuerdo no se avanzó nada.
Casi al cierre de la conferencia, la sala de reuniones fue abandonada por varios cientos de representantes de organizaciones internacionales ecologistas no gubernamentales, entre ellas, de la Organización Mundial de la Naturaleza y de Greenpeace. Es la primera vez que pasa algo similar en la historia de las conversaciones sobre el cambio climático. Nos negamos a participar en una farsa en la que las delegaciones, en lugar de resolver los problemas globales, resolvían los propios, explicó Alexéi Kokorin:
Las discrepancias eran egoístas, cada país tenía la suya. En EEUU, el Senado no puede ratificar nada sobre cambio climático. O sea, los estadounidenses pueden aprobar voluntariamente a medias, solo un acuerdo que no requiera ratificación. China y la India no concuerdan con las cifras respecto sobre emisiones globales, por son ellos justamente los que abastecen ese crecimiento. En cuanto coinciden con una cifra global, por ejemplo, la reducción de las emisiones en un 50 % para 2050, tal decisión repercute sobre ellos en primer lugar lo cual es contrario a lo que desean. Arabia Saudí, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Singapur, que oficialmente no son considerados países desarrollados, insisten categóricamente en que se mantenga su estatus.
Además, las delegaciones de países de rápido crecimiento y enriquecimiento trataron de que en el nuevo acuerdo se consignen a los Estados desarrollados compromisos detallados con cifras, y a las naciones en desarrollo solo intenciones.
Afanes similares de “partir a costa ajena” frenan también el proceso, considera Mijaíl Yulkin, miembro del grupo de trabajo sobre cambio climático, adjunto a la presidencia de Rusia:
Caducó ya la idea de que alguien es culpable, mientras que los demás sufren, y que los primeros deben pagar a todo el resto. Todos esperan ciertas acciones responsables, incluso de aquellos que, hasta no hace mucho, eran considerados débiles. ¿Acaso es posible considerar hoy a China y a la India países débiles, si constituyen las fuentes principales de emisiones de gases que causan el efecto de invernadero? Es necesario entonces modificar los enfoques conceptuales con respecto a los acuerdos. Pienso que Varsovia mostró exactamente esto también.
En comparación con 1750, el período que antecedió a la revolución industrial mundial, la temperatura media en el planeta se elevó en 0,8 grados Celsius. Hacia 2100 subirá cinco grados, si la comunidad internacional no toma medidas colectivas de protección del clima. Para evitar consecuencias irreversibles, la comunidad de expertos se planteó la tarea de mantener la elevación de la temperatura, aunque sea dentro de los límites de los dos grados. Para ello se requiere disminuir las emisiones sumadas de gases contaminantes, hacia 2050, de cincuenta a veinticinco millardos de toneladas al año. Las medidas indispensables deben ser consignadas en un documento global que se planea aprobar en 2015. Lo malo es que la labor en este documento, en los hechos, no ha comenzado aún.
sb/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.

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