Un fracaso más sobre el cambio climático
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Sin
embargo, las delegaciones ni siquiera llegaron a abordar ese punto. Los
analistas decidieron que muchos países frenan conscientemente el
proceso, a fin de no atarse con compromisos sobre la reducción de
emisiones tóxicas.
Los
reunidos en la conferencia convinieron proseguir las conversaciones el
año próximo. Tal fue el balance principal de las labores de casi dos
semanas de duración de las delegaciones de ciento noventa países. Sin
embargo, se logró convenir, y tan solo al cierre mismo de la cita,
algunos documentos. Pero, incluso esto permite calibrar positivamente la
conferencia de Varsovia, considera el jefe de la delegación rusa,
Alexánder Berditski:
–La
conferencia nos ha dado un impulso, pero no plasmó muchas expectativas.
Fue determinada la fecha de continuación de las conversaciones y la
cantidad de sesiones indispensables para su preparación. Se decidió
comenzar en la sesión siguiente, o sea, en verano, a fin de que quede
redactado y convenido, a más tardar, en mayo de 2015. Pero, se podía
haber hecho mucho más.
Aparte
del acuerdo de las fechas y del lugar del próximo encuentro, los
reunidos en la conferencia convinieron el mecanismo de reducción al
mínimo de los daños y pérdidas vinculadas a las consecuencias del cambio
climático. Su esencia consiste en que los países ricos ayuden a los
pobres a superar consecuencias del cambio climático como la elevación
del nivel del mar o el incremento de las tormentas y de las sequías. El
documento no contiene cifras. Un poco más concreto es el mecanismo para
enfrentar la tala de bosques tropicales. Pero, esto no acercó un paso
siquiera al objetivo central, a saber, impedir el cambio climático en el
planeta, subrayó en entrevista a nuestra emisora Alexéi Kokorin,
director del programa Clima y Energía de la Fundación Mundial de la
Naturaleza:
–La
conferencia fue en general un fracaso. Mostró que los problemas
secundarios, técnicos de la conferencia de la ONU sobre el cambio
climático pueden resolverse bien: sobre los bosques tropicales, la ayuda
a los países más débiles, sobre la ayuda a los países de Asia Central
en la reducción de emisiones tóxicas. Todo esto resulta, pero en cambio,
en lo de un nuevo acuerdo no se avanzó nada.
Casi
al cierre de la conferencia, la sala de reuniones fue abandonada por
varios cientos de representantes de organizaciones internacionales
ecologistas no gubernamentales, entre ellas, de la Organización Mundial
de la Naturaleza y de Greenpeace. Es la primera vez que pasa algo
similar en la historia de las conversaciones sobre el cambio climático.
Nos negamos a participar en una farsa en la que las delegaciones, en
lugar de resolver los problemas globales, resolvían los propios, explicó
Alexéi Kokorin:
–Las
discrepancias eran egoístas, cada país tenía la suya. En EEUU, el
Senado no puede ratificar nada sobre cambio climático. O sea, los
estadounidenses pueden aprobar voluntariamente a medias, solo un acuerdo
que no requiera ratificación. China y la India no concuerdan con las
cifras respecto sobre emisiones globales, por son ellos justamente los
que abastecen ese crecimiento. En cuanto coinciden con una cifra global,
por ejemplo, la reducción de las emisiones en un 50 % para 2050, tal
decisión repercute sobre ellos en primer lugar lo cual es contrario a lo
que desean. Arabia Saudí, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Singapur,
que oficialmente no son considerados países desarrollados, insisten
categóricamente en que se mantenga su estatus.
Además,
las delegaciones de países de rápido crecimiento y enriquecimiento
trataron de que en el nuevo acuerdo se consignen a los Estados
desarrollados compromisos detallados con cifras, y a las naciones en
desarrollo solo intenciones.
Afanes
similares de “partir a costa ajena” frenan también el proceso,
considera Mijaíl Yulkin, miembro del grupo de trabajo sobre cambio
climático, adjunto a la presidencia de Rusia:
–Caducó
ya la idea de que alguien es culpable, mientras que los demás sufren, y
que los primeros deben pagar a todo el resto. Todos esperan ciertas
acciones responsables, incluso de aquellos que, hasta no hace mucho,
eran considerados débiles. ¿Acaso es posible considerar hoy a China y a
la India países débiles, si constituyen las fuentes principales de
emisiones de gases que causan el efecto de invernadero? Es necesario
entonces modificar los enfoques conceptuales con respecto a los
acuerdos. Pienso que Varsovia mostró exactamente esto también.
En
comparación con 1750, el período que antecedió a la revolución
industrial mundial, la temperatura media en el planeta se elevó en 0,8
grados Celsius. Hacia 2100 subirá cinco grados, si la comunidad
internacional no toma medidas colectivas de protección del clima. Para
evitar consecuencias irreversibles, la comunidad de expertos se planteó
la tarea de mantener la elevación de la temperatura, aunque sea dentro
de los límites de los dos grados. Para ello se requiere disminuir las
emisiones sumadas de gases contaminantes, hacia 2050, de cincuenta a
veinticinco millardos de toneladas al año. Las medidas indispensables
deben ser consignadas en un documento global que se planea aprobar en
2015. Lo malo es que la labor en este documento, en los hechos, no ha
comenzado aún.
sb/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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