27 millones de trabajadores en precariedad laboral
1. mayo, 2014
Autor: Érika Ramírez @erika_
Bajos salarios; sin acceso a prestaciones sociales, servicios de salud y vivienda; contratos temporales que impiden generar antigüedad y, en consecuencia, una pensión que permita una vejez decorosa… es la realidad de millones de mexicanos que subsisten en la precariedad laboral. Datos oficiales revelan que casi 27 millones de personas están subocupadas, desempleadas, son trabajadores sin salario y/o sin seguridad social que no aspiran a llevar una vida digna, sino apenas a sobrevivir
Las bancas del centro de la delegación Tlalpan son un comedor improvisado para los trabajadores de limpieza de la outsurcing Rey y Cia, SA de CV. Ahí se reúnen para compartir los alimentos María, Ana, Rosa y Norma. Cada una de ellas trajo consigo algo para compartir: queso, tortillas, arroz, nopales, chayotes, huevo, gorditas de frijol.
Son las 11 de la mañana y, como todos los
días, salen a tomar su almuerzo. Han pasado 5 horas después de haber
firmado su hora de entrada. Regresarán pronto para concluir la jornada y
después atender a sus familias.
María cuenta más de 60 años. Es la
mayor del grupo. Trabaja desde que cumplió los 8, después de haber
quedado huérfana de padre. Viste un uniforme que la identifica con sus
compañeras. Del lado derecho de la casaca porta el nombre de la
compañía; del izquierdo, el escudo del gobierno de la delegación
Tlalpan.
Obtiene 2 mil 400 pesos mensuales por
realizar limpieza en las oficinas gubernamentales de la Ciudad de
México; es decir, 80 pesos diarios.
Aunque su salario rebasa por 12.71 pesos
el mínimo (que asciende a los 67.29 pesos), estipulado por la Comisión
Nacional de Salarios Mínimos, el monto que recibe apenas le alcanza
para contribuir en la manutención de su familia.
Es madre de siete hijos. Cuatro de ellos
emigraron a Estados Unidos y al Reino Unido en busca de trabajo. Tres
más intentan emplearse en el Distrito Federal. Uno es bolero; otros dos,
pintores de brocha gorda.
Uno de ellos, relata María, “no ha conseguido buenos trabajos últimamente, apenas saca los 75 pesos diarios, hasta los 100, pero no más”.
La mujer de cabello cano sabe que su
salario es poco, pero con él cubre la cuota familiar diaria para la
despensa: 1 litro de leche, un sobre de café y un poco de arroz. A
veces, una señora que la conoce de años atrás y que se dedica a la venta
de comida, le vende guisados (elaborados con vegetales) por 10 pesos,
servidos en un bote de plástico.
Así, su día a día está en la
subsistencia. No cuenta con ninguna pensión, ni siquiera está haciendo
antigüedad laboral en la empresa para la que trabaja actualmente.
“Afortunadamente” le ayudaron a tramitar el servicio del seguro médico
en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y con él se pudo
atender una “dolencia” en la rodilla que padecía desde hace tiempo.
No puede dejar de trabajar ahí porque ya
es difícil que la empleen en otro lugar, debido a su avanzada edad.
Además, dice con gusto, “las secretarias se portan bien conmigo, son
buenas personas”.
Además de la paga tan baja y la carencia
de prestaciones sociales, la mujer y sus compañeras se enfrentan a la
falta de materiales de trabajo. María comenta que, en ocasiones,
la empresa no manda los líquidos para limpiar o las escobas; por ello,
dice, “no podemos hacer bien todo nuestro trabajo”.
“La noción de empleo precario es más
amplia que la del sector informal. Además del trabajo por cuenta propia,
de las actividades ilegales o subterráneas y del trabajo a
domicilio, dicha noción se refiere también a diferentes modalidades de
trabajos asalariados, ocasionales y temporales, de tiempo parcial, mal
remunerados, sin prestaciones laborales”, define la Red de Revistas
Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, en su
edición La precarización del mercado de trabajo: análisis desde Europa y América Latina y el Caribe.
Datos oficiales del Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) indican que en México hay 4 millones
319 mil 414 personas con “necesidad y disponibilidad para trabajar más
horas, razón por la cual a este subconjunto se le denomina subocupados”.
En tanto, hay más de 2 millones 432 mil 291 en el desempleo y más de 3
millones 99 mil que no reciben pago. Así, de manera oficial, 9 millones
851 mil 36 trabajadores mexicanos subsisten entre la desocupación, los
empleos temporales o las actividades que no les significan un ingreso.
Además, de los más de 33 millones 745 mil
691 asalariados, sólo el 49.3 por ciento, unos 16 millones 636 mil 625
mexicanos, se encuentran afiliados al IMSS, revelan cifras de la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Otros 17 millones 109 mil 65
no cuentan con seguridad social. Así, la cifra total de trabajadores
precarios mexicanos asciende a 26 millones 960 mil 101.
Precarización laboral
María es ejemplo de las precarias condiciones laborales que existen en el país. El informe Evaluación
del cumplimiento de las directrices para la observación y coadyuvancia
de los derechos humanos laborales en Tlalpan, correspondiente a julio
2013 –realizado por la Fundación en Pro de la Educación Sindical–
evidencia “una serie de incumplimientos por parte de la empresa Rey y
Cia”.
Entre los resultados, la Fundación
destaca que de un universo de 130 trabajadores, el 80 por ciento
respondió que la empresa los ha dado de alta en el IMSS, aunque el 66
por ciento dijo que no sabe si su patrón hace las aportaciones
correspondientes a la cuota del IMSS y al Instituto del Fondo Nacional
de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit). En tanto, ninguno de
los encuestados dijo conocer el salario con el que se le dio de alta en
el instituto de seguridad social.
La mayoría de las personas encuestadas,
el 73 por ciento, respondió que sí había firmado un contrato individual
de trabajo. De aquellas, sólo el 40 por ciento dijo tener conocimiento
del contenido del contrato.
La Fundación menciona que únicamente el
40 por ciento de los encuestados dijo saber que su contrato estaba
estipulado por 6 meses. De los entrevistados, el 80 por ciento afirma
que no ha firmado ningún documento que acredite la sustitución patronal,
conocido mecanismo para incurrir en la evasión de la responsabilidad
laboral, indica el informe coordinado por Mariana Morales, directora
general de la organización de educación sindical.
Además, el 73 por ciento de los
encuestados dijo que se cumple con su jornada laboral de máximo 8 horas.
El mismo porcentaje advirtió que no ha recibido pago por horas extras
cuando las ha trabajado.
El 93 por ciento de los trabajadores de la outsurcing
Rey y Cia negó haber gozado de vacaciones pagadas. En tanto que el
ciento por ciento no acreditó conocer el compromiso patronal de pagar
aguinaldo. Y, en su totalidad, los encuestados acusaron no haber
recibido pago de utilidades.
Sin expectativas, en la informalidad
Miguel
es bolero a las afueras de una cafetería ubicada al Sur de la Ciudad de
México. Lleva 20 años en el mismo lugar, herencia de su padre, quien
vivió del mismo oficio.
Abrillanta unos zapatos color café con un
viejo cepillo de mango de madera. Sobre su pierna recae un trapo
impregnado de grasa. Nadie está sentado frente a él: “saca la chamba” de
un cliente que le dejó encargado su calzado.
No recibe un salario fijo. En los “días
malos” alcanza a ganar unos 100 pesos. Los “buenos”, son de 300. Con
ellos, mantiene a su esposa y a tres de sus hijos, que aún están
solteros y estudiando.
En su trabajo no hay ninguna prestación
de ley. El desempeñar su oficio por cuenta propia lo ha desvinculado de
los servicios de salud que otorga el Estado a través del IMSS. Tampoco
ha acumulado ahorros para tener una “pensión digna” para cuando decida
retirarse. “Todo es al día”, dice.
Forma parte de la Unión de Aseadores de
Calzado, que es la única organización que le brinda apoyo, luego de
pagar una cuota de 15 pesos mensuales. A través de ella, tiene seguro su
espacio de trabajo y las mantas que cubren el asiento donde atiende a
sus clientes.
Es padre de una adolescente que intentó
ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero no
fue seleccionada entre los miles que presentaron el examen. Ella ahora
trabaja en la cafetería de enfrente y obtiene unos 1 mil 500 pesos a la
quincena más propinas. Con eso apoya un poco a la economía familiar.
Ambos viven en la incertidumbre laboral. Subsisten en esta ciudad a lado
de millones de desempleados.
Alfonso Bouzas Ortiz, doctor en derecho
social por la UNAM, dice que desde que se llevó a cabo la reforma
laboral (en noviembre de 2012) se institucionalizó lo que ya se venía
practicando ilegalmente: la flexibilización de la forma de contratar, en
las formas de uso y en el despido de la mano de obra.
La precarización laboral ahora es legal con las nuevas formas de contratación a través del outsurcing
(antes no permitido). Eso se evidencia con la población económicamente
activa (PEA) que permanece en el sector informal, porque el formal no le
ofrece ningún tipo de alicientes al trabajador, dice el también
investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la misma
Universidad.
Las cifras laborales
Datos de la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social indican que en México la PEA asciende a 52 millones 675
mil 784 personas. Por medio del documento Información laboral. Abril 2014
–elaborado por la Subsecretaría de Empleo y Productividad–, indica que
de esta población, 50 millones 243 mil 493 se encuentran “ocupados” y
otros 2 millones 432 mil 291 “desocupados” o en el desempleo.
Los Indicadores oportunos de ocupación y empleo
–publicados en febrero pasado por el Inegi– indican que el 58.19 por
ciento de la población de 14 años y más en el país es económicamente
activa; cifra menor a la observada en el mismo mes de 2013, de 58.74 por
ciento.
El informe del Inegi muestra que, de la
PEA, “el 95.35 por ciento (50 millones 226 mil 44 personas) estuvo
ocupada en el mes de referencia; sin embargo, a su interior se
manifiesta un subuniverso de casos que declaró tener necesidad y
disponibilidad para trabajar más horas, razón por la cual a este
subconjunto se le denomina subocupados. En febrero pasado, éstos
representaron 8.2 por ciento de la población ocupada”.
Reforma laboral, “proempresarial”
Entre los discursos que promovían la
reforma laboral, aprobada por el Congreso de la Unión en 2012, se
encontraba la creación de empleos y la inversión extranjera.
En entrevista, Francisco Retama –asesor
sindical y coordinador de Investigación Estratégica y Enlaces de la
Fundación en Pro de la Educación Sindical– señala que la reforma laboral
se realizó en beneficio de los empresarios, no de los trabajadores.
“Con ella, se legalizó la contratación vía outsurcing, además de
facilitar el despido de los empleados sin garantizar una liquidación
salarial correspondiente a su antigüedad laboral”.
Ahora, los empresarios tienen la
facilidad de contratar a su personal mediante contratos eventuales, por
honorarios y temporales; éstos pueden ser renovados cada 2 o 3 meses o
no, comenta.
La Información laboral. Abril 2014
indica que de los 50 millones 243 mil 493 mexicanos que se encuentran
“ocupados”, 33 millones 745 mil 691 son asalariados; 11 millones 105 mil
353 trabajan por cuenta propia; 2 millones 293 mil 118 son empleadores y
3 millones 99 mil 331 se encuentran en el rubro de “ocupados”, pero
“sin pago y otros”.
Autoempleo, alternativa a la precarización laboral
A punto de terminar su carrera
profesional como biólogo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM),
comenzó a buscar empleo. Ninguno garantizaba prestaciones laborales; y
debido a la falta de experiencia, tampoco le ofrecía un buen salario.
Jorge Liber Saltijeral decidió impulsar
el negocio familiar; la venta de quesos producidos por su familia en el
poblado Totolapan, Morelos. Como él, otros 30 productores acuden cada 15
días al “mercado alternativo” de Tlalpan. “Ésta es la vía que nos queda
ante la precarización que hay en los empleos y la falta de
oportunidades”, dice el joven.
El documento de la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social indica que, como Liber, hay 11 millones 105
mil 353 personas que trabajan por cuenta propia.
“México se caracteriza por una economía
extrapolada, signada por una heterogeneidad laboral, donde los
trabajadores asalariados coexisten con los no asalariados (patrones, por
cuenta propia, no remunerados), la gran empresa con los
microestablecimientos, los sectores más modernos de los servicios con
los vinculados a la economía de subsistencia, los empleos formales con
las actividades informales. Con la globalización de los procesos
productivos, esta heterogeneidad estructural se acentúa, y la propia
naturaleza de las actividades asalariadas se ve amenazada por la
precariedad de los empleos”, indica la Red de Revistas Científicas de
América Latina, el Caribe, España y Portugal.
Contralínea 383 / 27 de Abril al 03 de Mayo
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