Casa Real Partitocracia — 19 junio 2014
En lo que sí hubo “overbooking” fue entre la “casta” política: diputados, senadores y ministros abarrotaron el palco de la Carrera de San Jerónimo. La ceremonia de ordenación del nuevo monarca por decreto en el BOE y sin referendum registró además un grave incidente: un grupo de ciudadanos fue apaleado por la policía en la Gran Vía de Madrid, esquina con la calle de la Salud, al mostrar banderas republicanas y gritar en favor de la República. “¡Esto es un golpe de Estado, no hay Estado de Derecho!”, acertó a decir uno de ellos antes de ser detenido. En la Plaza Tirso de Molina sí se produjo una espontánea concentración republicana, pese a las tres manifestaciones prohibidas por la Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes. La policía acordonó los accesos y los ciudadanos que lograron traspasarlo para ejercer su derecho a la protesta estuvieron rodeados en todo momento de agentes policiales.
Las imágenes de televisión mostraron además como una chica con una bandera tricolor era también zarandeada y otros dos ciudadanos eran inmovilizados en el suelo, uno de ellos bastante dolorido por los golpes. Mientras tanto, comentaristas de televisión como Antonio García Ferreras (La Sexta) propagaban que “la policía me ha dicho que no están prohibidas las banderas republicanas”, algo que repitieron algunos medios como Infolibre. Fue evidente que de nuevo les engañaron o se dejaron engañar.
Y es que la “mafia” PP-PSOE había diseñado un acto sobre todo televisivo, donde el “montaje” de planos y escenas eran edulcoradas hasta el sonrojo. Ni un comentario crítico, ni una opinión disidente, ni la más mínima disonancia. Y el guión se desarrolló conforme a lo previsto: los dirigentes del PP alabando a la Monarquía, con nuevo y espectacular “cabezazo” del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y los dirigentes del PSOE, ya abiertamente comandados por Felipe González, apoyándola con gestos pero declarándose “republicanos” de boquilla. Por si acaso…
El discurso de Felipe VI ante las Cortes Generales tampoco acaparó demasiado interés a pesar de los consabidos aplausos, que evitaron los presidentes de Cataluña y Euskadi, Artur Mas e Iñigo Urkullu. Y parece que no contentó ni a los suyos: “Le faltó más emoción”, se quejó un periodista cortesano, Miguel Angel Aguilar (“El País”), que estuvo a punto incluso de colarse en el coche oficial de Sofía de Grecia y no ocultó su complicidad con la ya ex-reina, que conservará título, casa y sueldo público pese a la dimisión de su marido tras el 25-M. Otros como Eduardo Inda, uno de los periodistas más impopulares en España junto a Paco Marhuenda (La Razón), lamentó que Felipe VI “no hubiera hablado más al corazón” ni aludiese a la terrible situación económica de la mayoría de los españoles. El periodista Ernesto Ekáicer (El País) echó en falta también que no se acordase de que la prioridad de España era el empleo para 6 millones de ciudadanos.
La ceremonia y su retransmisión televisiva fue melosa hasta la extenuación y aburrida hasta el punto de que Cuatro TV prefirió emitir “Callejeros viajeros”. El resto de las cadenas cumplieron disciplinadamente su papel. En la recepción oficial en el Palacio Real, con un interminable “besamanos” de 2000 monárquicos, destacó por su descomunal “cabezazo” ante Felipe y Leticia el del presidente del Banco de Santander, Emilio Botín.
Entre el grupo de periodistas del régimen que fueron invitados sorprendió la presencia del director de “Eldiario.es”, Ignacio Escolar, tanto como su justificación. Tras titular con una confesión algo avergonzada –“Qué hace un periodista como yo en una proclamación como ésta”–, añadió:
“Por supuesto, asistir a ese recepción en el palacio no cambia en una coma ni la línea editorial de eldiario.es ni mi opinión personal sobre la monarquía. Entiendo la posición de los diputados que legítimamente han decidido no participar en ninguno de los actos de la proclamación del nuevo rey como forma de protesta republicana. Pero, como periodista, creo que mi obligación es otra: informar a los lectores de eldiario.es con transparencia, independencia y honestidad. A eso iré”. Lo curioso es que esa “línea editorial” le había llevado a defender antes la compañía de la ministra Ana Mato –y de todos los ministros– a Sofía de Grecia en el polémico viaje oficial a Nueva York para ver la final de Rafa Nadal en el US Open con dinero público. Desde entonces, Sofía evitó más compañías ministeriales.
Entre los periodistas que acudieron al “besamanos” también estuvo su padre, Arsenio Escolar, director del diario “20 Minutos”, y otros reconocidos “juancarlistas” como Isabel San Sebastián, Fernando Onega, Graciano Palomo, el director de RTVE, González Echenique (que no es periodista) y un largo etcétera que repartieron su tiempo entre los platós de las tertulias televisivas y radiofónicas y la Zarzuela, impartiendo loas e incienso mediático para los nuevos monarcas.
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