Julian Assange: dos años de encierro
La vida da muchas vueltas. El
nombre de Julian Assange, la persona que en 2010 revolucionó el mundo de
los medios revelando secretos de estado a través de su plataforma de
internet Wikileaks, objeto de elogios, insultos, admiración y amenazas,
apenas se oye hoy día más que de vez en cuando, casi siempre acompañado
de la pregunta “¿qué ha sido de él?”.
“El mundo no ha cambiado, pero Assange ha logrado hacer públicos muchos secretos”
Cuatro años después de su subida a
la fama, el destino de Assange es incierto, y su situación es
prácticamente desconocida para muchos. Desde el 19 de julio de 2012, el
activista político vive en la embajada ecuatoriana de Londres, donde se
refugió para evitar ser enviado a Suecia. “Dispone de una habitación con
ducha y conexión a internet: estas son las diferencias con respecto a
una celda en una cárcel. Pero, en cualquier caso, no puede ver el sol,
porque no le está permitido salir a la calle”, explica Katrin Nord,
co-autora de un libro sobre la vida de Assange.
Jaque al derecho internacional
Tras la acusación, se le denegó a
Assange el permiso de residencia y trabajo en Suecia. En una situación
crítica, el carismático hombre del cabello plateado recibió “asilo
político” de Ecuador, y desde entonces reside en la embajada
ecuatoriana, en la capital británica.
Internacionalmente, exceptuando
Ecuador y otros países latinoamericanos, el asilo diplomático se
reconoce como un “derecho regional consuetudinario”. Esto supone un
“jaque al derecho internacional”, según el experto en derecho
internacional Björn Schiffbauer, de la Universidad de Colonia: “El asilo
diplomático como tal es contrario al derecho internacional en Gran
Bretaña, lo que significa que en principio no se le permitiría a Ecuador
concederlo. No obstante, el área de la embajada goza del principio
legal de la ‘inviolabilidad de la misión diplomática', y está por ello
protegida de la intervención por parte del país de residencia”. La única
solución en este caso sería la llegada a un acuerdo entre Gran Bretaña y
Ecuador por la vía diplomática.
¿Héroe o traidor?
Con su labor en Wikileaks, Assange
acabó alcanzando una imagen prácticamente en blanco y negro: para
muchos, se trata de un héroe; para otros, un traidor. Kathrin Nord cree
que cualquiera de estas categorías se queda corta: “Se le redujo a un
estereotipo positivo o negativo, pero él es una persona con muchas
facetas que se comprometió con un proyecto. Lo hizo de forma radical,
porque él es un hombre radical. Eso es algo que siempre va con su
personalidad.”
El libro que la politóloga Kathrin
Nord escribió junto con el periodista Carsten Görig se titula “Julian
Assange, el hombre que cambia el mundo”, y se publicó en 2011. 3 años
después, ante la pregunta de si el título resulta acertado, la autora no
lo duda: “El mundo no ha cambiado, pero Assange ha logrado hacer
públicos muchos secretos y ha inspirado a personas como Edward Snowden.
También creo que ha provocado los recientes éxitos del Partido Pirata al
sacar a la luz sus mensajes sobre transparencia y espionaje de los
ciudadanos”.
Sin embargo, para Assange, los
tiempos de gloria parecen cosa del pasado. Ya no hay más publicaciones,
apenas se le oye excepto en su programa semanal “The World Tomorrow” en
la cadena de televisión rusa Russia Today o en sus esporádicas
apariciones a través de conferencias por internet en eventos como el
evento ConventionCamp de Hannover en 2012 o en la convención
ChaosComputerClubs de 2013.
Sombra del pasado
La página de Wikileaks sigue activa
como plataforma de revelaciones para el interés público, según su
trabajadora más activa, Sarah Harrison, pero ya es solo una sombra de la
espectacularidad que alcanzó en su momento. En su página de Facebook,
no obstante, se ha anunciado que el próximo martes 26 de junio de 2014,
el abogado de Assange comparecerá en juicio ante las autoridades suecas
en Estocolmo para negociar su acusación con nuevas informaciones.
A final de cuentas, no obstante, la
pregunta de si Assange resistirá su encierro de la embajada ecuatoriana
o pedirá asilo en algún otro país sigue siendo un tema de mera
especulación, según Kathrin Nord: “Assange no es una persona cuyos
movimientos se puedan predecir”.
©Deutsche Welle
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