Benjamín Netanyahu: “No hay guerra más justificada que esta”
El Ejército israelí está listo para una operación aún más larga en la Franja de Gaza
Carmen Rengel
Jerusalén
28 JUL 2014 - 20:49 CEST434
Ni tregua no declarada, ni calma por calma, ni un día más de pausa humanitaria… El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu,
ha abandonado este lunes el lenguaje de las últimas jornadas y ha
vuelto a la carga, a la defensa encendida de la ofensiva contra Gaza.
En una comparecencia televisada en todo el país, ha defendido que “no
hay guerra más justificada que esta”, obviando su reparo de estos días a
usar la palabra maldita, guerra. Confirmó que su Ejército está listo
para una operación aún más larga —ya lleva 21 días— y que “no van a
parar” hasta lograr su objetivo esencial: la “neutralización de los
túneles” de las milicias. Es la primera fase de la desmilitarización
total de la Franja que reclama Israel.Netanyahu reconoció que se necesita “paciencia” para abordar “la batalla contra los terroristas”. Ni una palabra sobre las negociaciones en Egipto. Sí hubo un mensaje para la comunidad internacional, a la que exigió que en vez de demandar más suministros para Gaza, pida que le dejen “inspeccionar” todo, por el uso que se le pueda dar. Su discurso, breve y contundente como de costumbre, tuvo un mensaje de ánimo a la población. “Sabíamos que vendrían días difíciles”, remarcó.
El primer ministro hablaba poco más de una hora después de que cuatro israelíes muriesen por disparos de mortero a dos kilómetros de la frontera con la Franja. Seis personas más resultaron heridas, al menos dos en estado crítico. No hay sistema de alarmas para un mortero, de ahí que las víctimas no se afanasen en buscar un refugio. Es el segundo ataque de esta naturaleza en lo que va de ofensiva. Se produjo en campo abierto, en un punto donde se concentraba una multitud. Aún no se sabe si se trataba de curiosos de los que se arraciman en la zona tratando de ver el fuego cruzado o familiares que habían ido a ver a soldados, contraviniendo la orden de no hacerlo.
Justo por un túnel, según Peter Lerner, el portavoz del Ejército, accedieron ayer por la tarde a Israel varios milicianos de Hamás. Cinco fueron “abatidos” y un número indeterminado logró escapar. Hay varios soldados heridos. Ocurrió en el kibutz sureño de Nahal Oz. Las sirenas por los cohetes se escucharon nuevamente más allá de Tel Aviv, en Hadera y Cesarea, a 125 kilómetros de Gaza. Esa distancia no se alcanzaba desde antes del inicio de la invasión terrestre.
La fiebre en Gaza, además, sigue contagiando a Cisjordania y al este de Jerusalén. Ayer, 45.000 palestinos se concentraron en los alrededores de la Explanada de las Mezquitas, en el primer día de Eid, tras el fin del Ramadán. Eran fieles camino de la oración que, además, portaban banderas palestinas —vetadas en la ciudad por las autoridades israelíes— y camisetas con lemas de apoyo a Hamás, algo nada común en la ciudad. Sus gritos eran de duelo por los muertos de la Franja, pero también de aliento a la muqawama, la resistencia. La multitud se fue disgregando sin incidentes.
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