El
dinero huye de las Bolsas y corre a cobijarse en los cuarteles de
invierno, a saber: bonos alemanes, estadounidenses y el refugio por
excelencia, el oro. No hay movimiento en el mercado más gráfico que este
para ilustrar cómo el miedo vuelve a tomar a la comunidad inversora,
que, tras varios días de fuerte volatilidad, aplicó hoy un correctivo
generalizado. El temor a una recaída económica lastró las grandes bolsas
de América y Europa —la española vivió su peor jornada desde enero— y volvió a subir el coste de la deuda pública de los países periféricos del euro.
El cóctel que sacudió los mercados incluía el riesgo de una tercera recesión en la zona euro, que la ralentización asumida en Alemania
está azuzando, la desconfianza sobre que Grecia pueda dejar el programa
de rescate antes de lo previsto y nuevas dudas en EE UU: el efecto
miedo que pueda implicar el brote de ébola, el día que se supo que había
un segundo contagiado
en el país, y varios datos macroeconómicos negativos menores (ventas
minoristas, manufacturas, precios industriales), pero que apuntan toos
en la dirección de que la recuperación no está consolidada.
La
Bolsa española acabó la sesión con una caída del 3,59% que le hizo bajar
de la barrera de los 10.000 puntos —acabó en 9.838 puntos— y entrar en
pérdidas en lo que va de año, del 0,79%. Para encontrar una caída más
abrupta ha que retroceder al 24 de enero, cuando se desplomó un 3,64%. A
la rebaja de previsiones de crecimiento del Gobierno alemán para este
año y el próximo, se sumaba hoy un mal dato español: las exportaciones
sufrieron en agosto su peor descenso desde 2009. No hubo un solo valor
del Ibex 35 que se librara de las caídas.
Sin embargo, el peor
dato lo registró la Bolsa de Milán, con un descalabro del 4,4%; seguida
de París, que se dejó un 3,63%. Fráncfort cayó el 2,87% y Londres un
2,83%. Todos los grandes parqués europeos registran pérdidas desde el
arranque del año.
Si el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaba la semana pasada
de que los mercados parecían “demasiado cómodos” con las incertidumbres
globales de la economía, como ajenos a lo anémico de la recuperación
mundial, hoy los inversores actuaron como si realmente temieran que se
produzca otra recesión en la eurozona. El PIB del club de la moneda
común se estancó en el segundo trimestre del año y el Fondo ve un 40% de
posibilidades de una nueva caída.
Este miedo disparó el apetito
por los bonos germanos, a pesar de que precisamente es esta economía la
que constató su parón esta semana. Los inversores reclamaban en el
mercado secundario a los títulos a 10 años un interés de tan solo el
0,70%, lo que supone el nivel más bajo de la historia del euro. La
presión de la demanda en este mercado secundario, el que intercambia
títulos ya emitidos, también dejó la rentabilidad exigida a los bonos
estadounidenses por debajo del 2% por primera vez desde junio de 2013,
aunque luego repuntó para volver a colocarse unas centésimas por encima.
Y la onza de oro alcanzó su mayor precio desde mediados de septiembre,
con 1.234 dólares. El petróleo siguió bajando, hasta los 84,6 dólares
por barril de Brent, lo que refleja una demanda muy débil.
Y es
que a las dudas propias de la recuperación se ha añadido el miedo al
efecto de que el brote de ébola puede tener. Por ejemplo, según los
datos recopilados por Bloomberg, la media de las compañías de transporte
—que incluye a Southwest Airlines Co. y JetBlue Airways Corp— ha
perdido un 8,7% desde el 18 de septiembre.
El índice industrial
Dow Jones, la principal referencia de Wall Street, aminoró las pérdidas
durante la sesión hasta cerrar con una caída del 1,06%, y la sacudida
también afectó a mercados emergentes como el de Brasil (el Bovespa cedió
un 3,24%). Solo Japón, horas antes, logró subir y arañó el 1%, pero los
futuros apuntaban a una caída para este jueves.
Mientras,
los bonos de los países periféricos del euro sufrieron un revés en el
mercado. A los títulos españoles se les exigía un 2,1%, frente al 2,04%
del día anterior, lo que amplió su diferencial con respecto al bono
alemán hasta los 133 puntos básicos (o 1,3 puntos porcentuales), 12 más.
Esta comparación, que constituye la llamada prima de riesgo, también
creció para Italia hasta los 166 puntos básicos, 20 más.
Por
si el estancamiento europeo no fuese suficientemente motivo para las
dudas, hoy además emergió un viejo fantasma del pasado, el peligro de
Grecia. El mercado tiene dudas de que el Gobierno del país sea capaz de
abandonar el programa de rescate el próximo año y su bolsa lo expresó
con una caída del 6,25%.
Fuente El País
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jueves, 16 de octubre de 2014
El miedo a la recaída golpea a los mercados
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