“Nos revivió el dolor y la impotencia”: familiares de Lucio Cabañas entre los desaparecidos
Por: Redacción Revolución /
2 noviembre, 2014
(02 de noviembre, 2014).- El nombre
del guerrillero Lucio Cabañas no sólo resuena en los murales de la
Escuela Normal de Ayotzinapa al ser uno de los egresados de sus aulas,
también lo hace en las noticias y particularmente en la vida de una de
las familias de los normalistas desaparecidos, porque entre los
ausentes, se encuentran descendientes de quien se alzó en armas en la
década de los setenta.
Dos son los jóvenes familiares de Lucio
Cabañas, “uno es Cutberto Ortiz Ramos, nieto de uno de mis parientes
desaparecidos que se llama Felipe Ramos Cabañas, y otro es Bernardo
Flores Alcaraz, con quien tengo parentesco por parte de mi madre, ambos
son de San Juan de las Flores, Atoyac de Álvarez, mi pueblo”, dijo
Guillermina Cabañas Alvarado, prima de Lucio Cabañas Barrientos.
En entrevista con la revista Proceso,
Guillermina Cabañas no sólo recordó la represión hacia ella misma que la
obligó a huir de la Sierra de Atoyac en 1974, sino la pérdida de varios
de sus familiares durante la denominada Guerra Sucia.
“Nos revivió el dolor y la impotencia. Todavía no sanamos la otra herida ni nos han hecho justicia, que es lo que hemos pedido, y ahora nos hacen esto”, narró Cabañas Alvarado para la periodista Gloria Leticia Díaz.
“Nos revivió el dolor y la impotencia. Todavía no sanamos la otra herida ni nos han hecho justicia, que es lo que hemos pedido, y ahora nos hacen esto”, narró Cabañas Alvarado para la periodista Gloria Leticia Díaz.
“Cutberto Ortiz Ramos es bisnieto de
Inés Cabañas Solís, prima hermana de doña Guillermina y Lucio Cabañas.
El 9 de febrero de 1975, miembros del 27 Batallón de Infantería
detuvieron a su esposo, Eduviges Ramos Cruz, y a los hijos de ambos,
Marcos, Felipe, Raymundo y Heriberto, en Espinalillo, municipio de
Coyuca de Benítez”, indica la periodista en su reportaje.
Con base en testimonios de sus
compañeros y familiares, el periodista Paris Martínez describió a
Cutberto Ortiz como al joven que “le dicen ‘El Kománder’ porque tiene
cierto parecido con el cantante de corridos norteños. Tiene una mirada
muy fuerte, es robusto, alto, amigable, responde de buena manera. En los
campos de cultivo de la escuela le echa ganas”.
Por su parte, a Bernardo Flores Alcaraz,
lo describe como al joven campesino de 21 años que en su pecho tiene un
lunar como una manita de gato, “tiene mucha ilusión de ser maestro y de
ayudar a los niños y a los señores adultos que no saben leer ni
escribir. En el campo hay mucha gente rezagada en educación y su ilusión
es enseñarles”.
Es la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos, señala Leticia Díaz, quien en su recomendación 26/2001 cita un
extracto del Informe de la ya inexistente Dirección de Investigaciones
Políticas y Sociales en el que se dice que los cuatro detenidos fueron
privados de la libertad por militares que los condujeron al Cuartel de
Atoyac de Álvarez y luego remitidos al Campo Militar Número 1.
De los datos obtenidos, señala el
Informe Final de la Comisión de la Verdad en el estado de Guerrero, “se
comprueba que en 1974 empezaron a aparecer los cuerpos sin vida de
personas visiblemente torturadas, desfiguradas y quemadas, a quienes se
trataba de señalar como delincuentes o relacionar con el hampa, pero
que, conforme a un informe (…) en realidad se trataba de personas
relacionadas con Lucio Cabañas”.
En el informe recupera el Expediente
100-10-16-4-74, en el cual a la letra señala: “En forma por demás
discreta se ha logrado saber que los cuerpos encontrados pertenecen a
personas conectadas con LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS y su gente, que han
sido aprehendidos cuando bajaban de la sierra para abastecerse de
víveres y otros objetos necesarios para ellos, o bien que sirve de
correo entre los remontados y quienes se encuentran en la zona urbana”.
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