Y el nuevo gobernador de Guerrero llega a negociar
Rogelio Ortega, gobernador interino de Guerrero. Foto: José Luis de la Cruz |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Advertido sobre la reactivación de la guerrilla en la entidad, el gobierno de Enrique Peña Nieto terminó por acercarse a la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), en un intento por contener la participación de grupos armados en el imparable reclamo social por los 43 normalistas de Ayotzinapa detenidos y desaparecidos en Iguala.
Esa decisión no cayó nada bien en círculos del Ejército por los alegados antecedentes del gobernador interino, Salvador Rogelio Ortega Martínez, con la guerrilla en México y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque en el entorno presidencial se asegura que la apuesta por el exsecretario general de la UAG busca tender puentes con los movimientos radicales ante la falta de liderazgos políticos en el estado.
Con Guerrero como uno de sus principales escenarios de contrainsurgencia del Ejército en el país desde los años sesenta, integrantes de esa fuerza equiparan la decisión de Peña Nieto con la de Felipe Calderón de negociar con la guerrilla, “pero ahora con más ventajas para los grupos subversivos”.
En entrevista con Proceso, los militares revelan que tras los atentados del Ejército Popular Revolucionario (EPR) contra ductos de Pemex, entre mayo y septiembre de 2007 en Guanajuato, Querétaro y Veracruz, el entonces presidente Felipe Calderón le pidió a su secretario de la Defensa, el divisionario Guillermo Galván, que el entonces subsecretario de la Defensa Nacional, el también general de división Tomás Ángeles Dauahare, entrara en contacto con el EPR para negociar una tregua a sus acciones violentas.
“Dígale al general Tomás Ángeles que entable negociaciones con el EPR”, refieren sobre la orden de Calderón al entonces titular de la Secretaría de la Defensa Nacional. El entonces presidente quería evitar que la guerrilla contaminara con más atentados su guerra al narcotráfico.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 1983, ya en circulación)
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