Corrupción Mariano Rajoy Mass Media Partitocracia — 03 noviembre 2014
“Que alguien me explique qué diferencia hay entre los expedientados por usar la tarjeta black y la señora Mato que alquilaba coches, volaba y se hospedaba día tras día con cargo a la tarjeta Gürtel. Los unos y la otra alegan que no creían hacer nada malo. Lo único distinto es su ubicación. Mato siempre ha estado al lado de Rajoy y si se cuestionan sus viajes, a lo mejor también habría que cuestionar los de Rajoy; si se cuestionan sus gastos domésticos a lo mejor también habría que cuestionar los de Rajoy. ¿Quién pagó durante años los trajes que se hacía el presidente? Claro que el PP «debe asumir responsabilidades», amigos, pero ¿a quién atañen hoy sino a Mariano Rajoy y María Dolores de las Mentiras?”, en alusión a María Dolores de Cospedal.
Pedro Jota recuerda aquellos tiempos en los que “publicábamos los papeles de Bárcenas y pedíamos la dimisión de Rajoy y Cospedal, cuando sacábamos los colores un día sí y otro también a la Casa Real, cuando poníamos en su sitio a Prisa y otros conseguidores”. Y se dirige a su sustituto en El Mundo, Casimiro García Abadillo: “debe ser casualidad que sea precisamente en asuntos como estos en los que salta a la vista que, como tú mismo dijiste el mes pasado, «la posición de Pedro J. Ramírez y la línea editorial de El Mundo no coinciden». Ramírez parece conocer bien las intimidades de Rajoy cuando se pregunta con ironía si “era Martínez-Castro (su jefa de prensa) la que te decía que Rajoy me recibía en albornoz a la hora del sudoku”, pues muy pocos conocen que ésta era la prenda preferida del presidente cuando, de soltero, organizaba fiestas en casa o acudía a la de sus amigos.
En otro de sus artículos, Pedro Jota desvela que Aznar sugirió a Gallardón un “golpe de Estado” dentro del PP para acabar con la conocida indolencia de Rajoy que llega incluso hasta la tolerancia hacia la corrupción: “el cambiazo [a Gallardón] se lo había dado el presidente [Rajoy], agobiado sin duda por la obstrucción a la Justicia que denotan sus mensajes por teléfono –«Luis lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré»– y por el rastro de sus poco presuntos sobresueldos y demás adehalas [comisiones] ilegales”, en alusión a su amistad con Luis Bárcenas.
“Aznar aconsejó entonces a Gallardón que dimitiera -se trataba de la cuestión crucial para la regeneración democrática- y se erigiera en alternativa dentro del grupo parlamentario”, señala Pedro Jota. Gallardón se negó “de igual manera que él [Aznar] tampoco cayó en la efímera tentación de abandonar la Presidencia de honor del partido cuando Rajoy boicoteó la presentación de su libro para que todos supieran quién era el enemigo -ídem de ídem hizo con los premios periodísticos de El Mundo”. En conversaciones con Ramírez, Aznar asegura que, como mal menor, impidió que Rodrigo Rato fuera su sucesor, al tiempo que niega que él nombrase al banquero Miguel Blesa en Cajamadrid, como se quejan Rato y Gallardón.
La secreta corrupción del PP alcanza también a la vicepresidenta, según le recuerda Pedro Jota a Casimiro: “Es cierto que en mis últimos meses como director me sorprendió la presencia física en tu círculo íntimo de la omnipotente Sáenz de Santamaría -ora pro nobis- y que, como sabes, las omisiones en la última entrevista a María Dolores de las Mentiras me mosquearon cantidad. Supongo que te referirás a ambas cuando dices que hay «pocas relaciones con el poder» que te «coarten». No me cabe la menor duda de que tú harías lo mismo con la vicepresidenta si, como dice Bárcenas y publicó Ekaizer, fuera cierto que su jefa de gabinete hizo gestiones en favor del tesorero acorralado por la Justicia”. La directora del gabinete de Soraya es María González Pico y en efecto, el relato del periodista Ernesto Ekaizer es escalofriante:
“La historia arranca, según el relato del ex tesorero, inmediatamente después de su imputación por la Audiencia Nacional. Tanto en La Moncloa como personas próximas a Javier Arenas en el PP, sugieren al ex tesorero que se dirija a Cosidó. En Moncloa, quien lleva la gestión es María González Pico, directora de gabinete de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. González Pico hace gestiones para que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, facilite los contactos. El ministro interviene y le sugiere dar algunos pasos al entonces secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa. Otras personalidades de fuera del Gobierno, que han intervenido más tarde en gestiones relacionadas con el finiquito del ex tesorero en el PP, acojen la petición de Bárcenas y se la trasladan a Fernandez Díaz”.
Pedro Jota Ramírez no se para ahí. Llama a Cospedal “la Pinocho genovita”, pues juzga “imposible que alguien firme un recibo de 200.000 euros sin recibirlos”. Y da a entender que tras conocer a “la orwelliana María Dolores de las Mentiras y su pajecillo Riquete el del Copete” se ha convencido de que la cúpula de Génova 13 es esencialmente corrupta “tras leer los tres autos en los que Ruz da por sentado esta semana que en el PP había una caja B nutrida por pagos en metálico de contratistas públicos, que con ese dinero se pagaban las campañas electorales, los sobresueldos de los jefes y hasta el plasma de Rajoy y que la mano derecha de Cospedal recibió los 200.000 euros de un supuesto soborno”. De ahí que reclame un “modelo parlamentario” por distritos que garantice que los electos actúen como mandatarios de sus electores “y no como criadas para todo, que igual limpian unos crímenes de Estado a la cal viva, un ectoplasma de armas de destrucción masiva o unos obscenos SMS de apoyo a la corrupción y obstrucción a la justicia”
Ramírez suele aludir a “los mediocres que le rodean en Moncloa o por acción u omisión le bailan el agua impresa” porque “Rajoy sigue vaciando su entorno, sustituyendo políticos por tecnócratas, estrategas por administrativos, antagonistas potenciales por lamelevitas perpetuos, demócratas con convicciones por acomodadores del pensamiento débil. Sigue extremando su selección a la inversa, agrandando la ausencia de los mejores, eliminando todo vestigio de mérito o audacia, proyectando un anti ejemplo de mediocridad intelectual y cobardía política que llueve sobre mojado y hace supurar a una opinión publicada a la que se le plantea la duda de la existencia de Dios cuando, a imagen y semejanza de su romo inspirador, ya sólo se interesa por la existencia de Casillas o, sobre todo, por la ascensión a los cielos de Contador”, en alusión a la lectura diaria del “Marca” que hace Rajoy como guía intelectual y su devoción por futbolistas y ciclistas.
El periodista se siente “igual de estafado” que todos los contribuyentes “ante la evolución de la presión fiscal: tres años de subida de impuestos y uno en el que tan solo se amortiguará. Y con menos empleo que nunca, computado en horas de trabajo. Y con sueldos más bajos que nunca. Y con la deuda pública disparada mientras recorremos la terrorífica senda que augura una tercera recesión, esta vez bajo la guillotina de la deflación. El programa económico de Podemos es una sucesión de disparates, pero tiene razón su filósofo de cabecera Zizek cuando denuncia que nuestros gobernantes nos han impuesto todo tipo de sacrificios, alegando que para hacer una tortilla había que romper huevos y que, una vez que nos han roto casi todos esos huevos, la tortilla ni está ni se la espera”.
“Ya no hay la menor duda. La experiencia de tres años ha demostrado que Gabriel Elorriaga tenía razón cuando desde la más corta de las distancias diagnosticó en 2008 que «Rajoy no está en condiciones de ofrecer el liderazgo sólido, renovado e integrador que ahora se necesita». Eso supone que cuantos le apoyamos en las últimas elecciones generales nos equivocamos y dimos pie al mayor fiasco de la historia democrática, si comparamos las enormes expectativas creadas -y el margen de maniobra casi infinito que proporcionan 187 diputados-, con los frutos raquíticos y agraces cosechados.
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