Hezbollah: Tres ejércitos en uno
Según se menciona en el documento “LaNueva Guerra Híbrida: Un someto Análisis Estratégico” del Instituto Español
de Estudios Estratégicos:
La OTAN, en la declaración
emitida tras la Cumbre de Cardiff (Gales, 4-5 de septiembre de 2004) menciona
expresamente el término “hybrid warfare threaths” e “hybrid threats” en
diferentes epígrafes. En dicho documento se expresa la necesidad poder hacer
frente a este tipo de retos, para lo cual, se señala, la Alianza necesita
poseer las herramientas y procedimientos necesarios para disuadir y responder
de manera efectiva a estas amenazas, así como las capacidades para reforzar a
las fuerzas de cada nación.
Como en otras muchas ocasiones,
tras cada acción la reacción incluye una revisión y replanteamiento de formas,
procedimientos, estructuras… El debate está abierto y las opiniones y
posiciones son muy variadas…
Se considera como hito de
“nacimiento” de la guerra híbrida el conflicto que en 2006 enfrentó a Israel y
Hezbollah, guerra en la cual esta formación islámica no pudo ser derrotada –o
salió vencedora, según sean las fuentes consultadas- frente a las poderosas y bien
adiestradas Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI). En dicha guerra, Hezbollah
empleo una mezcla de milicianos, fuerzas con adiestramiento especial, equipos
de misiles contracarro, inteligencia de señales, empleo táctico y operacional
de fuego de cohetes, vehículos aéreos no tripulados (UAV,s) y misiles
antibuque, siendo equipo y armamento de última generación en muchos casos. Ante
esta realidad, los líderes de la milicia chií describen a sus fuerzas como un
cruce entre un ejército y una guerrilla, y consideran que han desarrollado un
nuevo modelo. Lo “nuevo” siempre vende.
Después de la emboscada tendida por Hezbolá a una patrulla
israelí, en represalia por un ataque aéreo que mató a seis de sus miembros a
finales de enero, su líder, Hassan Nasralá, declaró que “la resistencia no se
siente ya concernida por reglas de enfrentamiento y tenemos el derecho a
enfrentarnos al enemigo en todo momento y de escoger el lugar o la manera que
nos convenga”.
Esta declaración refleja la naturaleza híbrida de la
estructura militar del grupo libanés y da testimonio de la facilidad y la
agilidad con las cuales él puede moverse entre las diferentes formas de guerra
irregular, mientras mantiene al mismo tiempo la apariencia de una fuerza
militar convencional.
La guerra híbrida designa las operaciones complejas, las
pequeñas guerras o la guerra irregular. Se trata de un término que incluye el
despliegue combinado de tácticas de guerra irregulares y convencionales de una
forma integrada y coordinada.
El término engloba elementos que van desde tácticas y
formaciones irregulares hasta ataques puntuales y otras actividades. Contrariamente
a la guerra asimétrica o de guerrillas, la guerra híbrida es dirigida y
coordinada a nivel operativo durante la batalla. Necesita un mando y una
estructura de control central (y un grado de organización) que la mayor parte
de actores no estatales no tienen. En este marco, la guerra híbrida utiliza todas
las astucias disponibles en los libros y tácticas y tecnologías nuevas e
inesperadas. Como opción táctica, este tipo de guerra no está solamente
limitado a actores no estatales o débiles, y no es una novedad en sí misma.
De la guerra civil a
una fuerza de resistencia
Hezbolá nació en 1985 en tanto que milicia típica enfrascada
en una guerra asimétrica. Él evolucionó, sin embargo, con el paso del tiempo y
se convirtió en una organización capaz de llevar a cabo varios tipos de guerra.
Durante la guerra civil libanesa, cuando formaba parte de los numerosos grupos
de milicias del país, Hezbolá lleovó a cabo la mayor parte de atentados
suicidas y ataques frontales contra las fuerzas occidentales e israelíes: dos
métodos que, militarmente, no son ni sofisticados ni eficaces.
Una fuerza más
clasica
Una vez que Hezbolá se convirtió en una resistencia oficial
en el Líbano contra la ocupación israelí en 1990, sus tácticas comenzaron a
cambiar ligeramente. Él se apoyó en métodos asimétricos de guerra, pero mantuvo
al mismo tiempo algunos elementos clásicos de territorialidad en su teatro de
operaciones.
El grupo shií atacaba las posiciones israelíes en el área de
seguridad –una franja de territorio libanés ocupada por Israel hasta 2000 como
una zona colchón contra la infiltración- y a continuación se retiraba hacia los
pueblos vecinos para diluirse entre la población civil. En respuesta a todo
ataque israelí más allá de la zona colchón, Hezbolá lanzaba cohetes katiusha
sobre Israel en el marco de lo que Nasralá calificó de “política de
represalia”.
Hezbolá empleó esta táctica cada vez que creía que Israel
infringia la regla no escrita de no usar la violencia en este escenario
específico.
El hecho de que el grupo se adhiriera a las fronteras
geográficas muestra que, en su segunda fase como fuerza de resistencia, Hezbolá
comenzó a adoptar una postura más clásica. Igualmente, el movimiento rechazó
ciertas tácticas de guerra, absteniéndose, por ejemplo, de enviar a
combatientes a Israel para perpetrar atentados allí, como había hecho la
Organización para la Liberación de Palestina.
La sorpresa híbrida
de 2006
La evolución silenciosa de Hezbolá de una fuerza de
guerrilla a un actor más clásico pasó desapercibida y no se hizo evidente hasta
la guerra de 34 días con Israel en 2006. La organización puso en práctica
tácticas y capacidades mucho más allá de lo que se esperaba. A continuación,
pasó a desarrollar la guerra híbrida. Después de la invasión israelí, Hezbolá
explotó plenamente el terreno rocoso y accidentado del Líbano, que es ideal
para el movimiento ágil de tropas y una pesadilla para las maniobras de
vehículos blindados. Él hizo uso igualmente de pueblos elevados, fácilmente
defendibles y que ofrecen campos excelentes de tiro y están habitados por
residentes simpatizantes con su causa.
El grupo mezcló también tácticas avanzadas en el campo de
batalla con armas pesadas tales como cohetes, misiles tierra-tierra y misiles
antitanques, antiaéreos y antibuque y colocó minas en las rutas utilizadas por
los tanques israelíes. A pesar de ser numéricamente inferiores, sus unidades
tenían una fuerte cohesión, estaban bien formadas, disciplinadas y versadas en
la forma de mantener el terreno.
Siendo capaces de mantener el contacto con la cadena de
mando gracias a un sistema de comunicación complejo, las defensas tácticas de
Hezbolá, en forma de erizo, fueron empleadas con éxito, es decir, adoptando una
postura defensiva con búnkers fortificados del mismo modo que haria una fuerza
regular.
A lo largo del conflicto, Hezbolá continuó lanzando cohetes
contra Israel utilizando sus lanzaderas ocultas (incluso detrás de las líneas enemigas)
en el marco de su acción estratégica. Ninguna de estas tácticas son
características de las fuerzas guerrilleras, que se apoyan generalmente en
métodos que se concentran en lugares poblados a fin de ocultarse. Esencialmente,
Hezbolá tomó a Israel por sorpresa, puesto que actuó de una forma no adoptada
anteriormente ni por los actores irregulares ni por los estatales.
El capítulo sirio
Gracias a su implicación en la guerra civil siria, Hezbolá
entró en una nueva fase militar: de entonces en adelante, él se bate contra los
grupos rebeldes al lado de las fuerzas regulares del régimen de Assad. Las
capacidades híbridas de Hezbolá entraron en juego aquí también con su
infantería, sus unidades de reconocimiento y sus equipos de tiradores de élite
como complemento del Ejército sirio. Él fue igualmente encargado de la
formación de milicias gubernamentales sirias y de ayudarlas a mantener los
territorios conquistados, en especial en las zonas residenciales. Este elemento
urbano es también un signo de evolución de una fuerza habituada a los combates
en las zonas rurales del Sur del Líbano.
Sus habilidades recién adquiridas han sido particularmente
visibles en la ofensiva de Al Qussair, una localidad cercana a la frontera
sirio-libanesa. No sólo Hezbolá planificó y llevó a cabo la ofensiva, sino que
lo hizo de una manera militar convencional. La ciudad fue rodeada y luego
sometida a ataques de artillería y bombardeos aéreos sirios.
Fue sólo después que las fuerzas terrestres de Hezbolá, que
operan en unidades del tamaño de un centenar de hombres, entraron en la ciudad
para eliminar a los combatientes enemigos, bloque por bloque. Durante el
ataque, él atribuyó nombres codificados a los lugares y objetivos, permitiendo
así una comunicación no cifrada rápida.
En consecuencia, Hezbolá se ha transformado en Siria de una
fuerza de combate asimétrica en una fuerza urbana clásica. Esto prueba de nuevo
su extraordinaria adaptabilidad en términos operativos.
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