jueves, 26 de febrero de 2015

¿Listo para la "guerra total" en Ucrania?

¿Listo para la "guerra total" en Ucrania?

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Vadym Prystaiko, viceministro de Relaciones Exteriores de Ucrania y  ex embajador en Canadá, dijo que el presidente ruso, Vladimir Putin, debe ser detenido, por el bien no sólo de Ucrania, sino también de Europa y Rusia.

El Viceministro de Relaciones Exteriores de Ucrania dijo en una reciente entrevista en RadioCBC de Canadá, que se está preparando para la "guerra total" contra Rusia y Canadá debería de ayudar mediante el suministro de armas letales y la capacitación para utilizarlas. Vadym Prystaiko, que hasta el pasado otoño fue embajador de Ucrania en Canadá, dice que el mundo no debe tener miedo de unirse a Ucrania en la lucha contra una potencia nuclear.
Sin embargo, lo que es tal vez lo más destacable de este “momento Prystaiko” es que no se ha producido casi ninguna reacción en Occidente. Un alto funcionario ucraniano diciendo que el mundo debería arriesgarse a una guerra nuclear en un conflicto civil en Ucrania y pasa totalmente desapercibido. Habría que suponer que Occidente, en lugar de apoyar la elaboración de un plan para una estructura federalizada en Ucrania o incluso permitir a las personas en el este que voten sobre si quieren permanecer bajo el control del régimen de Kiev, el mundo debe de arriesgarse a la aniquilación nuclear.
Pero ahí radica una de las historias menos denunciados de la crisis de Ucrania: Hay una locura del régimen de Kiev que Occidente no quiere reconocer porque hacerlo sería poner de cabeza la narrativa dominante de "nuestros" chicos buenos vs los chicos malos, Rusia. Si empezamos a notar que el régimen de derecha (por no decir fascista) en Kiev es una locura y brutal, entonces, también podríamos empezar a cuestionar el mantra "agresión rusa".
De acuerdo con el "pensamiento de grupo" occidental, el post-golpe de estado ucraniano comparte “nuestros valores", favoreciendo la democracia y la modernidad, mientras que los rebeldes de etnia rusa en el este de Ucrania son "lacayos de Moscú" que representan las fuerzas oscuras de atraso y violencia, personificada por la "irracionalidad" del presidente ruso Putin. Desde este punto de vista, el conflicto es un enfrentamiento entre las fuerzas del bien y el mal, donde no hay espacio para el compromiso.
Sin embargo, este "pensamiento de grupo" resulta una locura y se destapa por los comentarios de Prystaiko. No sólo muestra que el régimen de Kiev tiene una actitud displicente acerca de arrastrar al mundo a una catástrofe nuclear, sino que también ha desplegado neonazis armados y otros extremistas de derecha a librar una guerra sucia en el este que ha involucrado  actividades de tortura y escuadrones de la muerte.
Ningún gobierno europeo, desde la Alemania de Adolf Hitler, ha tenido a bien enviar tropas de asalto nazis para guerrear con una población nacional, pero el régimen de Kiev lo ha hecho a sabiendas. Sin embargo, a través de medios de comunicación / espectro político de Occidente, ha habido un esfuerzo estudiado para encubrir esta realidad, hasta el punto de ignorar los innumerables hechos acaecidos y bien documentados. The New York Times y el Washington Post han encabezado esta malversación periodística poniendo anteojeras para no ver neonazis en Ucrania, por ejemplo, cuando describió el papel clave desempeñado por el batallón de Azov en la guerra contra los rusos étnicos en el este. El 20 de febrero, en un informe de Mariupol, el Post citó la importancia del batallón de Azov en la defensa de la ciudad portuaria en contra de una posible ofensiva rebelde. Las conmovedoras palabras del Post encajan con la narrativa insistente de los medios de comunicación occidentales y su negativa a incluir información significativa sobre el batallón de Azov, que es conocida por marchar bajo banderas nazis, mostrando la cruz gamada y el símbolo de la SS pintada en sus cascos. The New York Times presentó un artículo similar falseado de Mariupol, el 11 de febrero, presentando a los rebeldes rusos étnicos como bárbaros contra el civilizado batallón Azov. Aunque proporciona mucho color y detalle - citando a un líder prominente de Azov - el Times deja fuera el hecho bien conocido que el batallón de Azov se compone de neonazis.

En un "mundo normal", los periodistas europeos y estadounidenses podrían explicar a sus lectores cómo de loco es todo esto; cómo una disputa sobre el ritmo de la aplicación de un acuerdo de asociación europea al mismo tiempo que querer mantener unos lazos económicos con Rusia podría haber sido elaborado dentro del sistema político ucraniano sin necesidad de un "cambio de régimen" respaldado por Estados Unidos en febrero pasado y mucho menos una guerra civil.

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