RELIGIÓN: SEMBRÓ VIENTOS, ES TIEMPO DE COSECHAR HURACANES
«¡¡La iglesia que más brilla es la iglesia que arde!!». «¡Opus Dei sutara!» («¡Quemar el Opus Dei!»).
Las frases, con graves ofensas y amenazas dirigidas a la Iglesia Católica, están recogidas en una de las piezas que integran una exposición que alberga el centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián. Inaugurado en 1994, su gestión es competencia directa de la Diputación Foral de Guipúzcoa. Controlada actualmente, y al menos hasta las elecciones del 24 de mayo, por Bildu.
Con la institución foral que maneja la coalición de la «izquierda abertzale» se puso en contacto el Obispado de San Sebastián. Fue en vano.
La Diputación se negó a atender sus quejas, fundamentadas en la inclusión de las mencionadas frases en la exposición «Gorputz Grafiak», que se inauguró al público el pasado 29 de abril y permanecerá en el centro cultural hasta el 15 de junio.
Según el Koldo Mitxelena, la muestra «tiene como objetivorepresentar el camino realizado por el movimiento feminista de Euskadi» y brinda un «compendio de los últimos 40 años», con el fin de «construir una memoria colectiva para contemplar el futuro» y abrir «unas pequeñas vías para investigar el pasado».
No se explica, en cambio, la vinculación del movimiento feminista con las ofensas a la Iglesia. Y eso mismo, falta de explicaciones, es lo que se encontró el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla.
El pasado domingo, durante su homilía, y en vista de que la Diputación no daba respuesta a sus gestiones para retirar lo que definió como «expresiones violentas y amenazadoras», decidió hacer público su malestar.
Invitación a la violencia
Aseguró Munilla que «no es de recibo invocar el respeto a la libertad de expresión para justificar en una exposición la presencia deinvitaciones explícitas a ejercitar la violencia», como tampoco «justificar la inclusión de esas amenazas basándose en que son memoria histórica de lo que otros dijeron».
Por ello, afirmó, quienes gobiernan en Guipúzcoa «no pueden mirar para otro lado, sino que tienen plena responsabilidad en la permisión de estos ataques y provocaciones contra la libertad religiosa».
Se preguntó Munilla qué ocurriría si esa exposición contuviera un «grafiti que dijese “la mezquita o la sinagoga que más ilumina, es la que arde”?». «Todos reconoceremos que afortunadamente sería impensable tal agravio a los hermanos musulmanes o judíos en un espacio público», se respondió.
A su juicio, la «admisión de tal falta de respeto hacia la cultura cristiana» obedece a una «gravísima crisis espiritual» y a la «ausencia de valores éticos básicos», junto a la «dejación de responsabilidades por parte de las autoridades».
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