Por: Emma Martínez /
19 abril, 2016
(19 de abril, 2016.RevoluciónTRESPUNTOCERO).- En Tamaulipas los
periodistas lo son de profesión y vocación, no hay cabida para el
reportero de escritorio, están en medio de un campo de batalla y su
dinámica de defensa no es con armas, sino con conocimientos, narración
de historias de aquellos que permanecen escondidos, pero que han sido
constantemente asediados, no sólo cuentan la violencia que se ha
enraizado en la entidad, sino que también la viven y la sienten cerca.
El peligro de hacer periodismo en México se ha convertido en un hecho
cotidiano y hasta ‘normal’, en ciertas regiones del país. Siendo
Veracruz la entidad que ocupa el más alto índice de homicidios en contra
de profesionistas que se dedican a este oficio. Le sigue Tamaulipas, en
donde desde 2000 a 2015 ocurrieron 20 homicidios y desapariciones.
Sin embargo en esta última entidad, al parecer la sociedad ya no se
sorprende de los embates que padece a diario el gremio periodístico y lo
han adoptado con ‘naturalidad’, a decir por defensores de derechos
humanos.
“Tamaulipas es uno de los estados más inseguros para ejercer el
periodismo; existen dos situaciones graves, la primera es la censura que
impone la delincuencia con la complicidad y la protección de las
autoridades y la segunda es la autocensura, lo que los periodistas dejan
de publicar porque ninguna dependencia de gobierno les garantizará su
seguridad, la del medio y la de sus familias”, comenta a Revolución TRESPUNTOCERO el Presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Raymundo Ramos Vázquez.
A su vez menciona que, la situación actual de inseguridad toca a los
periodistas tanto en su vida como la libertad de expresión, que trastoca
otros escenarios como lo es el empleo, la situación financiera, bajos
salarios y la rotación de periodistas.
En mayo de 2012, alrededor de las 21:10 horas sujetos armados
circulaban por una calle aledaña al periódico El Mañana de Nuevo Laredo,
después de unos minutos comenzaron a disparar, primero al
estacionamiento en donde varios vehículos resultaron con daños. Los
impactos afectaron una cámara de seguridad y después el edificio del
periódico. Inmediatamente después se escuchó una explosión.
“Después de aquel ataque al periódico El Mañana,
donde rafaguearon las instalaciones, el Director dio sus primeras
declaraciones y dijo: ‘no tenemos garantías para realizar nuestro
trabajo, no podemos contra las balas, a partir de hoy nuestra línea
editorial no volver a tocar temas de narcotráfico, porque al final de
cuentas nos remediamos nada y si nos ganamos el repudio de quienes
tienen el poder de las armas’.
Esa es una realidad, muchos han tenido que callarse cuando publican
ciertas situaciones so pena de sus vidas y las de su personal, este
grado de violencia e inseguridad está generalizado en todo el estado, no
es exclusivamente de alguien, muchos dicen ‘es que estaba metido en
algo malo’, pero no es así, quienes se han atrevido a señalar y publicar
son objetos de persecución, desapariciones, incluso de muerte”, afirma a
Revolución TRESPUNTOCERO, el periodista Abisaí Jasiel Rubio Curiel, Director de la Agencia RN Noticias en Nuevo Laredo.
Ramos Vázquez, explica que, aun cuando la violencia en contra de los
periodistas es innegable, Tamaulipas dejó de ser noticia porque “ya es
muy común la violencia; primer lugar en desapariciones, primer lugar en
secuestros, primer lugar en homicidio doloso, segundo lugar en
extorsiones, segundo lugar en agresiones a periodistas, primer lugar en
jóvenes encarcelados, todos esos son indicadores y por eso para muchos
medios de comunicación ya dejaron de ser noticia.
Lo que nos duele más es la impunidad, si los agresores de periodistas
y los medios de comunicación estuvieran en la cárcel serían menos las
agresiones, pero como hay impunidad porque la autoridad está rebasada o
no tiene interés en castigar responsables, la situación de riesgo, que
es muy alta, se mantendrá”.
Rubio Curiel, asegura que puntualmente en Nuevo Laredo, el municipio
ha tenido distintas etapas de violencia, en donde el saldo ha sido
periodistas asesinados a cuchilladas, disparos afuera del trabajo,
granadas, ráfagas y amenazas. Asevera que otros de sus compañeros han
padecido la quebradura de dedos y golpes con tablas, en algunas
ocasiones porque tomaron una foto donde aparece algún integrante del
crimen organizado, pero las denuncias no se han presentado por el temor a
que les pueda pasar algo.
Así afirma, que “definitivamente sí ha habido un incremento de
violencia”, y, agrega, no solamente es por parte de la delincuencia
organizada, sino también del gobierno. El periodista explica que han
tenido distintos conflictos con militares y narra un caso en particular,
“nos tocó ir a una balacera, ya había terminado, íbamos cuatro
compañeros, en el lugar no había acordonamiento porque los militares no
tienen esa preparación para las medidas cautelares, caminamos hacia unos
montones de tierra que estaba a cinco o seos metros de la cinta
asfáltica.
Cuando nos vieron, automáticamente se dejaron venir contra nosotros, a
empujones, gritos y golpes a nuestro equipo no sacaron hasta la cinta
asfáltica, todavía estando ya ahí, a uno de mis compañeros lo vuelven a
golpear y a alguien más quien estaba intentando tranquilizar las cosas,
lo golpearon por la espalda, dándole patadas que lo tiraron al suelo”.
Los periodistas agredidos interpusieron una queja ante la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH), porque aseveran nunca hicieron nada
fuera de lo que su trabajo requiere y tampoco traspasaron ningún tipo
de línea que estuviera prohibida para entorpecer la investigación, se
otorgó una recomendación para que no se nos hostigara y posteriormente
se dio una restricción de espacio, para después poner una recomendación
por parte de la Comisión para resarcir los daños y castigar a los
responsables.
“El resarcimiento de daños se dio cuatro años después, en el 2014 nos
pagaron una cámara. Pero nunca se pusieron a los militares a
disposición de las autoridades por haber cometido la agresión, la
Fiscalía especializada en asuntos de periodistas y las autoridades
militares nos dijeron que no podían hacerlo, porque según ellos, no
había evidencia suficiente para sancionar a esas personas, aun cuando
teníamos tres cámaras de video grabando los hechos y estaba todo
documentado, también con fotografías”, puntualiza Rubio Curiel.
Por ello asegura el periodista, la libertad de expresión
en Tamaulipas está secuestrada, porque lo que sale o no, ya ni siquiera
depende de los dueños de los medios, sino el nivel de riesgo que
provocaría de salir a la luz cierta información, así es como ejercer el
periodismo de manera libre, es altamente difícil, derivado del nivel de
agresividad y censura tanto oficial como criminal.
Rubio Curiel también comparte el caso donde un vehículo de la empresa
donde trabajó, estacionado afuera de su domicilio, fue incendiado, y le
en el momento de los hechos, una llamada a su celular le advirtió que
“a la próxima entrarían por mí”; es por ello que comenta, que la el tipo
de violencia que vive el periodista de Tamaulipas, no se puede valorar
desde la comodidad de un escritorio, a miles de kilómetros de distancia
de la violencia.
“A nosotros nos ven la cara, nos tienen perfectamente ubicados, dónde
están nuestras oficinas, nuestras casas, nuestros hijos, aquí no se
puede ser un héroe porque terminas con el cuerpo lleno de plomo o
desaparecido”, comenta.
En Tamaulipas ya no existen las exclusivas. Los periodistas han
implementado un nuevo método de autoprotección, que consiste en avisar
sobre algún hecho a través de grupos en redes sociales y ponerse de
acuerdo para encontrarse en un punto cercano y así llegar en grupo, esto
no sólo es para resguardarse del crimen organizado, sino de las
autoridades, puesto que cuando han llegado solos, a decir por el
periodista, las propias autoridades son quienes los violentan, tanto en
la libertad para ejercer su trabajo como fisicamente, ya que han
padecido golpes y agresiones a sus equipos de trabajo.
“Lamentablemente por este tipo de hechos, llega un momento en que
tienes que hacer una autocensura y no es algo personal, hablamos de todo
el gremio, radio, prensa, televisión, periódicos impresos, medios
digitales. Es difícil seguir haciendo periodismo, pero al final de
cuentas eso es lo que nos gusta hacer, lo sentimos como una
responsabilidad civil y queremos también tratar de cambiar las cosas,
protestar ante la injusticia, señalar lo que está mal hecho, apoyar al
necesitado, darle voz a los que no la tienen, esa pasión y deseo de
participar es lo que nos mantiene, a pesar que estamos remando
contracorriente”, comenta Rubio Curiel.
Quien a su vez menciona que el periodista en Tamaulipas se encuentra
entre la espada y la pared; “nos queremos hacer a un lado y tenemos el
repudio, el arma apuntándonos, si volteamos al otro sentimos el rechazo,
la falta de apoyo, el no encontrar respaldo.
Si yo voy a poner una denuncia, la corrupción y la complicidad entre
autoridad y delincuente, llega hasta los cuarteles y lo más alto, hemos
visto a gente que apenas va al Ministerio Público a interponer una
denuncia y a los 10 minutos están en su casa algunas camionetas
hostigándolos, imponiéndoles el miedo, con una llamada donde les comenta
que ya saben que denunciaron, entonces para dónde me hago, no se puede
acudir a alguien para una protección, con las autoridades te encuentras
con un total rechazo y una imposición a evitar que se den a conocer los
hechos, tanto en la parte gubernamental, como en la del crimen”.
El tanto el defensor de derechos humanos Raymundo Ramos, afirma que
hay muchos periodistas de todo el mundo que tienen miedo de ir a Nuevo
Laredo, Reynosa, Tampico, Victoria, porque saben que son territorio de
nadie, porque no se sienten inseguros y porque no confían en
las autoridades.”No es fácil para el periodismo nacional analizar la
situación de Tamaulipas sin sentir un poquito de vergüenza, dolor y
compromiso para recordar la situación de la entidad”. También explica
que los principales ataques a periodistas primero son la amenaza por
publicar o por dejar de publicar, segundo la intimidación directa y
tercero la privatización de la persona, ya sea de su libertad o de su
vida.
Esto también es producto que el gobierno de Tamaulipas no tiene un
protocolo de seguridad y de protección a los periodistas, menciona que,
el gobierno federal no tiene voluntad de esclarecer los casos que ya
sucedieron y tampoco tiene la intención de proteger a los medios,
incluso, los mismos candidatos que hoy se encuentran en campaña, “están
abordando el tema de seguridad desde lejos, sin hablarle claro a la
gente y comprometerse directamente a resolver el problema de fondo.
Y eso para no so tras los defensores de derechos humanos
en Tamaulipas los periodistas y la sociedad civil no es una buena señal,
por eso consideramos que si los candidatos no toman en cuenta como tema
prioritario la seguridad nada va cambiar y nos puedan esperar seis años
más de violencia e inseguridad”.
Es por ello, que el derechohumanista, afirma que derivado de la
violencia en la que trabajan los periodistas, “ninguna nota vale la pena
desintegrar a una familia, lamentablemente esa es una verdad lastimosa,
entonces la regla es: si algo te pone en riesgo déjalo pasar, esto es
porque la seguridad en Tamaulipas está desmantelada, para qué
convertirse en una víctima más”.
Explica que Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria, Ciudad Madero y
Tampico, son las entidades donde se han registrado los mayores ataques a
periodistas. “En estos momentos ya no podemos diferenciar cuando es el
crimen organizado y cuando es la autoridad, quienes provocan la
violencia en contra del gremio, porque el crimen organizado actúa en
nombre de la autoridad y ésta a su vez se maneja en complicidad con
éste”, puntualiza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario