La partición “democrática” de Siria (1ª parte)
13.06.2016
La
Guerra en Siria está entrando en una nueva fase cualitativa, por la
cual se está volviendo cada vez más claro al mundo que los EEUU ya no
son capaces de proseguir con los militantes su cambio de régimen que
termine con el presidente Assad. En vez eso, una nueva estrategia ha
surgido por la que los EEUU están intentando moldear el espacio de
batalla sirio de tal modo que las circunstancias son creadas para una
“federalización” post-daesh del país, una que de facto desembocaría en
su partición interna a lo largo de líneas de identidad y el dramático
debilitamiento del que hace media década había sido el país más sólido y
estable en medio oriente.
También permitiría para los EEUU
dividir y gobernar con destreza al resto de Siria a través de la
esperada explotación de las líneas de identidad formalizadas. Los kurdos
son clave para la actualización de este escenario, los cuales están
siendo empujados al centro del escenario para jugar el papel de
vanguardia de campo en el nombre de los EEUU. Este autor anteriormente
escribió una serie extensa de tres partes sobre el manifiesto cargado de
oído del PYD que describe la federalización de Siria como uno de sus
objetivos definitorios, y el lector puede tomar como referencia aquellos
artículos para tener información específica sobre la motivación y
visión de la auto-declaración de los Kurdos, pero la pieza presente se
muda del ámbito de la teoría y entra en una investigación de cómo los
EEUU y sus socios podrían operacionalizar este plan en la práctica.
La primera parte trata sobre la actual situación
estratégica en Siria y el papel que la carrera por Raqqa tendrá en
determinar el futuro post-daesh del país. Después, el artículo detalla
la postura política que jugará después de que sea derrotado el grupo
terrorista más notorio del mundo, y cómo siria podría a partir de aquí
tornarse dividida en dos bloques electorales en competencia de
partidarios “federalistas” y unitarios en la carrera para las próximas
elecciones. Finalmente, la última parte advierte sobre el riesgo de una
división intra-patriota entre los partidarios del partido unitario
Ba’ath y el Partido Social Nacionalista Sirio (PSNS), y como el PSNS
podría convertirse de repente en el partido más influyente en toda
Siria, especialmente si derrota a los “federalistas”.
La cuenta atrás de 12 meses
La naturaleza y ritmo de todo lo que está
ocurriendo en Siria ahora mismo está influido directamente por la
resolución 2254 de diciembre de 2015 del Consejo de Seguridad de la ONU,
que declara que una nueva constitución y elecciones deben ser
mantenidas bajo supervisión de la ONU en el plazo de 18 meses desde
aquel momento. También dice que “todos los sirios, incluyendo los
miembros de la diáspora” (refugiados/inmigrantes), deben tener también
derecho a participar. Mirando al calendario acordado en el texto, está
claro que junio de 2017 es el tope para que esto ocurra. Es más, el
documento enfatiza “la soberanía, independencia, unidad e integridad
territorial de la República Árabe Siria”, queriendo decir que nadie de
los firmantes –incluyendo los EEUU- está oficialmente a favor de la
disolución de iure del país. Esta cláusula está obviamente sujeta a
amplia interpretación, dado que los Kurdos argumentan que
“federalización” todavía conserva cada uno de esos cuatro principios,
mientras que damasco entiende un estado unitario (no-“federalizado”)
como la única solución y oficialmente mantiene la posición de que la
“federalización”, “directamente amenaza a la integridad de nuestro país,
está en contra de la constitución, contradice los conceptos nacionales e
incluso está en desacuerdo con resoluciones y decisiones
internacionales”.
No obstante, mientras que se espera que ocurran
más choques entre el Ejército Árabe Sirio (EAS) y el YPG (el PYD es el
ala de combate) en el futuro, los EEUU muy probablemente contendrán a su
aliado y lo forzarán a ir junto a las mociones electorales y
democráticas acordadas por el Consejo de Seguridad de la ONU para
resolver la guerra en Siria. Parte de la razón para esta farsa es porque
los EEUU quieren que sus planes post-daesh tengan “legitimidad
internacional” y para que ningún miembro de la comunidad global se
oponga a la “legal”, “democrática”, y “electoral” fractura de Siria en
una federación de identidades de pequeños estados. Por supuesto los
curdos lucharán para prevenir que el EAS libere cualquier territorio
ocupado en la carrera hacia la nueva constitución y elecciones
relacionadas, pero ellos no tendrían ninguna razón “plausible” para
posteriores expansiones de sus conquistas tras la derrota del daesh y
predeciblemente se sentarán y en cambio, intentarán formalizar sus
ganancias. La razón por la que el EAS no avanzó más con la liberación
del resto del país durante este tiempo es porque los EEUU y Rusia pueden
entrar en acuerdo para hacer cumplir estrictamente la “línea de
control” EAS-YPG, inmediatamente después de que la carrera por Raqqa
esté acabada. Las oportunidades de que Washington diera el primer paso
por la declaración que golpearía unilateralmente al EAS si invade los
territorios conquistados de los kurdos, con la contestación de Moscú que
haría lo mismo contra el YPG si atacan al EAS.
De este modo, una “paz” muy fría y
frágil se asentará sobre Siria, con la amenaza de intervención militar
decisiva por cada una de las dos grandes potencias más importantes
siendo la única cosa que guarda del ataque mutuo entre el EAS y el YPG, y
transforme la guerra en siria en una verdadera guerra civil por primera
vez desde que empezó. Ni Rusia ni EEUU quieren una confrontación mayor
entre ellos -dejándola a una de naturaleza militar convencional- así que
es probable que trabajen duro para asegurar que la “línea de control”
no cambia sustancialmente tras las planeadas elecciones. Los dos puntos
importantes de tensión que podrían brotar durante la cuenta atrás de 12
meses para el voto del mandato de la ONU y el tope de reforma
constitucional están en Raqqa y norte de Alepo, que los kurdos han
amenazado con anexionar a su potencial “federación”.
Esto está encaminado a producir un conflicto con
los lugareños no-kurdos, lo que podría ser una de las razones por las
que los kurdos han estado aclarando que su “federación” no es solo para
ellos, sino que está compuesta de “Rojava y norte de Siria”, así
extendiendo una rama de cooperación con otros grupos no-kurdos
anti-gubernamentales en los territorios ocupados. No obstante, de forma
esperable habrá algunos pueblos y grupos dentro de esta frontera
unilateralmente “federada” que no han perdido su patriotismo inclusivo
sirio cívico/civilizacional y no caerán en las exclusivas
clasificaciones de identidad étnicas-sectarias que los EEUU y sus
aliados han intentado con ahínco forzar en el país, y es aquí donde el
EAS podría proporcionar apoyo “tras las líneas” en ayudar a los
movimientos de luchadores por la libertad anti-“federalización”, y de
forma esperable, esto potencialmente atraería las iras militarizadas
tanto de los EEUU como del YPG y apuntaría a Rusia para defender a su
aliado y amenazar con acción directa contra el YPG en represalias, así
manteniendo a Siria en las noticias globales incluso después de que
daesh sea eliminado.
Posicionamiento político post-daesh
A pesar del gran potencial real que tiene la
guerra en Siria para progresivamente sumergirse en un conflicto civil
entre el EAS y el YPG, se predijo que Rusia y los EEUU mantendrán un
fuerte manejo de sus aliados para asegurar que esto no ocurra. Mientras
los choques entre las dos fuerzas se vuelven más frecuentes, la “línea
de control” entre ellos probablemente no cambiará mucho en general, en
ausencia de una campaña total por uno u otro lado, y ambos combatientes
en vez de eso, aceptarán la realidad de la situación y trabajaran en
maximizar sus posiciones políticas en la carrera electoral y de reforma
constitucional. La tendencia de toda la nación será que los kurdos
intentarán tener coaligadas a las otras organizaciones
anti-gubernamentales en torno a un frente por la “federalización”,
mientras Damasco hará lo opuesto y concentrará a sus aliados en torno a
la causa de una Siria unida e indivisible.
Pro-“federalización”:
En relación al movimiento de “federalización”
encabezado por los kurdos, el PYD intentará encontrar alianzas políticas
a corto plazo con todos los grupos salafistas de los “rebeldes
moderados” que se les permita participar en las elecciones,
convenciéndoles de que todos ellos tienen “intereses comunes” en futuros
debilitamientos de la autoridad de Damasco sobre el país (especialmente
en las regiones periféricas del norte y este) para profundizar -por
extensión- su propio y reciente poder. Por ejemplo, a los kurdos les
gustaría tener su propio miniestado cuasi-independiente en la parte
norte del país, justo como a los salafistas les gustaría la introducir
la ley islámica sobre las áreas que actualmente controlan e influyen.
Incluso tras la derrota convencional del daesh y la liberación de Raqqa
(o su anexión por los kurdos), algunos de los simpatizantes lugareños
mantendrán todavía su visión extremista, y ninguna suma de combatientes
les limpiará de estos ideales corruptos. A los efectos mentales de estos
5 años de guerra y manipulación ideológica apoyada por lo unipolar, no
se les puede dar la vuelta con la reintegración -psicológicamente- de
los defensores de una política de identidad étnico-sectaria exclusiva en
la naturaleza inclusiva del patriotismo cívico/civilizacional sirio, en
el corto año antes de las elecciones.
No es necesario decir que, muchas de
estas gentes harán campaña a favor de algún tipo de representación
política salafista, incluso si los grupos que finalmente emerjan de
estas demandas no puedan afirmar legalmente su adhesión pública a estos
“ideales” como precondición electoral (y no violar el derecho sirio
existente). En su búsqueda para conseguir tanta “independencia” de facto
como puedan para imponer la ley sharia en áreas bajo su control y/o
influencia, aquellos partidarios salafistas tienen una convergencia
estratégica clara con los kurdos, que también quieren
cuasi-“independencia”, pero por razones seculares etno-nacionalistas.
Estos dos grupos naturalmente no tienen nada en común aparte de esto, y
ellos incluso se han combatido mutuamente en numerosas ocasiones en el
pasado, pero podría mantenerse su “matrimonio de conveniencia” a corto
plazo, durando hasta el futuro incierto que sería la única estructura de
“autonomía compartimentada” que los kurdos están proponiendo para su
“federación”. La razón por la que ellos han estado promocionando esto es
que su imaginada entidad política de “unión” de “Rojava y norte de
Siria” es porque ellos saben que no pueden mantener sus conquistas de
forma realista, dado que ellos son actualmente una minoría en las
regiones de “Rojava” que afirman como propias. Así, para ellos existe
una necesidad política existencial, y por tanto, quieren formar equipo
con otros grupos anti-gubernamentales para ampliar su “federación”
unilateralmente proclamada, e incluir las anodinas regiones del “norte
de Siria” y conceder “autonomía” (incluyendo el derecho a la ley sharia)
para todas las identidades no-kurdas dentro de esta.
Otro factor que necesita incluirse en la mezcla
cuando se analiza a los aliados pro-“federalización” de los kurdos, son
los millones de refugiados e inmigrantes sirios que abandonaron el país
durante el transcurso de la guerra, muchos de los cuales tienen fuertes
simpatías anti-gubernamentales. La resolución 2254 del Consejo de
Seguridad de la ONU establece que todos tienen derecho a participar en
el proceso político, aunque una vez más no está claro como esto puede
ocurrir en la práctica y de nuevo es sujeto de una interpretación
diversa. Damasco puede declarar justamente que solamente los sirios con
papeles pueden votar en las elecciones, y más, que solo aquellos en
países donde Siria tiene todavía presencia diplomática tienen derecho a
hacerlo funcionalmente en persona, lo cual en ambos casos necesita
precaución para protegerse contra el fraude. Por otro lado, los EEUU y
sus aliados de la UE pueden afirmar que todos los refugiados e
inmigrantes deben ser capaces de votar sin importar cuál es su estatus
de documentos y sin importar si Damasco tiene presencia oficial en su
nuevo país de acogida o no, proponiendo potencialmente papeletas “por
correo” como una medida para solucionar a cambio para ellos de aceptar
el “reconocimiento” del decreto electoral del Consejo de Seguridad de la
ONU. Damasco probablemente no estaría de acuerdo con esto, sino de un
compromiso que podría hacerse si la UE permite que las embajadas y
consulados sirios reabran en el extranjero, lo que sería un
reconocimiento implícito de la legitimidad gubernamental y un cambio
importante de la política existente, aunque sea potencialmente una
victoria pírrica.
Pro-unitarios:
En otro orden de cosas, Damasco movilizará su
amplia base de partidarios de la sociedad civil para proteger
electoralmente la naturaleza unitaria de Siria y contrarrestar el plan
de “federalización” de los kurdos. El gobierno puede contar con el
respaldo que ha recibido desde el Frente Progresista Nacional, un amplio
paraguas de fuerzas patriotas, para asegurar que el siguiente gobierno
está de nuevo encabezado por el gobernante partido Ba’ath. Este grupo
político ha presidido siria durante Décadas y por ahora es el más
popular, pero necesita prepararse para una realidad post-daesh en la que
la coalición pro-“federal” de kurdos y salafistas desarrollarán lealtad
en algunas esquinas del país, particularmente en norte, noreste, y
este. Está también la oportunidad de que los ciudadanos patrióticos
puedan votar contra el partido ba’ath y por alguno de las otras miríadas
de miembros del Frente Progresista Nacional como protesta contra lo que
perciben que es (o que estén influidos por lo que las fuerzas
unipolares les hacen creer) la ideología y corrupción pan-arabista
fracasada del partido gobernante. Ambos factores por su parte
probablemente no serían suficientes para afectar sustancialmente a la
mayoría parlamentaria del partido ba’ath, pero tomados juntos y
sucediendo a la vez (especialmente cuando se combinen con el voto
comodín de los refugiados/inmigrantes), podrían representar finalmente
una amenaza considerable. Ya ha sido descrito porque ciertos elementos
votarían por la coalición pro-“federal” kurdo-salafista (otros fuera de
las motivaciones identitarias regionales reaccionarias que jueguen en
manos de los “federalistas”), así que ahora es el momento de explicar
cómo las fuerzas dentro de la coalición patriótica podrían abandonar el
partido Ba’ath y finalmente hacer peligrar su mayoría parlamentaria.
Fuera de todos los grupos en el frente
progresista nacional, el único más probable para restar votos del
partido Ba’ath es el Partido Social Nacionalista Sirio (PSNS). Esta
organización fundada en Líbano tiene una historia muy rica y trabaja
por la recreación formal de la “Gran Siria”, que ellos describen en
detalle en su sitio web que incluye la mayoría del fértil levante,
Chipre, y partes de Turquía, Egipto e Irán. También denominada “la Siria
Natural”, uno de los autores afiliados al PSNS escribió que las áreas
habitadas por kurdos del sureste y sur de Turquía caen bajo su dominio
también, argumentando que históricamente formaron parte de la
civilización siria que podría reestablecerse a través de la “oportunidad
de oro” que presenta la “federalización”. El pensamiento no oficial se
mueve a que el PSNS, y como ellos lo ven, toda Siria (tanto la presente
como la “grande”), se beneficiaría inequívocamente por la
“federalización” porque produciría un mecanismo a través del cual los
kurdos turcos podrían abandonar a Ankara y unirse a Damasco, asumiendo
de algún modo que sus salvajes sentimientos pro-“independencia” podrían
atemperarse, y que todos aquellos complicados procesos entrecruzados
podrían alcanzarse pacíficamente. Por su puesto, los EEUU nunca
permitirían que su aliado turco en la OTAN fuera desmembrado en nombre
de la “gran Siria” (aunque pueda tolerar esto a favor de un “Kurdistán”
independiente alineado unipolarmente) y es actual y probablemente la
misma Siria la que sería inadvertidamente desmembrada en una moda
boomerang por su facilitación “federal” del “gran Kurdistán”, pero no
obstante, los partidarios del PSNS son la mayoría de ellos probablemente
miembros del Frente Progresista Nacional para ser atraídos por esta
idea peligrosa y reaccionaria.
Adicionalmente, el poder establecido de los EEUU
curiosamente parece estar al borde de aceptar al PSNR como partido
legítimo en Siria, lo que es extraordinariamente raro porque hasta ahora
solamente ofrecía este “derecho” para los terroristas “rebeldes
moderados” y su apoyo a la coalición por el cambio de régimen. El lector
sabrá llevar su atención al artículo de marzo de 2016 por la influyente
revista Foreign Policy, que mientras no se conoce la fuerza de su
escritura o la objetividad de sus afirmaciones, no obstante es un
barómetro muy fiable en el cálculo de las actitudes prevalecientes de la
política exterior del poder estadounidense. En el artículo titulado
“The Eagles of the Whirlwind” (“Las águilas del torbellino”), uno de los
socios libaneses de la revista estuvo asignado dentro del PSNS por
algún tiempo y produjo un informe sorprendente mente objetivo y
correcto. Lo que es tan remarcable sobre el artículo es que no
distorsionó o criticó las actividades o visión del PSNS, a pesar de
hablar sobre cómo el grupo ha combatido del lado del EAS en la
protección del país frente al tipo de terroristas extranjeros que los
EEUU y sus aliados asisten activamente. Es algo que sin precedentes que
un medio muy público y enlazado con el poder de los EEUU haga algo como
esto, y es porque tal ruptura de patrones que rompe con la tenencia
convencional de los 5 años pasados, debe verse como parte de una
estrategia calculada que será explicada en la siguiente sección…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario