martes, 19 de julio de 2016

Theresa May, una euroescéptica pragmática y estricta para negociar el divorcio con la Unión Europea


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Theresa May, una euroescéptica pragmática y estricta para negociar el divorcio con la Unión Europea - RTVE.es

 

 

RTVE.es / AFP
Una conservadora euroescéptica, que defendió a regañadientes la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, es la nueva primera ministra británica, la encargada de pilotar el Brexit y negociar los términos del divorcio con Bruselas: Theresa May, que este miércoles ha sucedido a David Cameron y se ha convertido en la segunda mujer, después de Margaret Thatcher, que ocupa el 10 de Downing Street.
La hasta ahora ministra de Interior ha conseguido auparse como una figura de consenso en el Partido Conservador, diezmado de sus principales figuras por el voto favorable a la salida de la Unión Europea en el referéndum del 23 de junio, que costó no solo la cabeza de Cameron, sino la de su principal rival, Boris Johnson.
Euroescéptica por vocación, May se unió al bando de la permanencia en la UE por fidelidad a David Cameron, en cuyo gabinete ejerce como ministra de Interior desde 2010. Sin embargo, mantuvo un perfil bajo durante toda la campaña del referéndum y apoyó las restricciones a la inmigración, una de las principales reclamaciones de los partidarios del Brexit, lo que le ha servido para aparecer como una candidata creíble para ambos bandos de los tories.
A punto de cumplir 60 años, esta mujer alta y delgada, de porte aristocrático, se sitúa en el ala más conservadora del partido, aunque en los últimos tiempos ha procurado implicarse en aspectos más sociales, para mitigar su imagen distante.
Theresa May, a un paso de convertirse en primera ministra británica

La “nueva Margaret Thatcher”

Como ministra de Interior ha mantenido una línea de firmeza, ya fuera contra delincuentes, inmigrantes clandestinos o clérigos islamistas radicales. Si bien se le achaca falta de carisma, se le reconoce su autoridad y su competencia; asimismo, es capaz de mostrarse cortante y de exhibir una "determinación feroz", según la describe el Daily Telegraph, lo que le ha valido que en ocasiones la llamarán la "nueva Margaret Thatcher".
Sin embargo, parece más cercana a la canciller alemana, Angela Merkel, con quien comparte aspectos como que ambas son hijas de clérigos protestantes, conservadoras y pragmáticas, además de que ninguna de ellas tiene hijos.
"Yo no voy de plató en plató por las televisiones. No tengo chismes que comentar en la comida. No voy a tomar copas a los bares del Parlamento. Y no llevo mis sentimientos por bandera. Yo solo hago mi trabajo", se describía a sí misma recientemente.
Theresa es una mujer terriblemente difícil
"Theresa es una mujer terriblemente difícil", abundaba en una entrevista un compañero suyo, Kenneth Clarke, ex ministro de Hacienda con John Major y ahora diputado en la Cámara de los Comunes. "El siguiente en darse cuenta va a ser Jean Claude Juncker", apostillaba ella después con sorna, en referencia a las negociaciones que deberá entablar con la Comisión Europea para llevar a cabo el Brexit.

Una carrera política ligada a David Cameron

Nacida el 1 de octubre de 1956 como Theresa Brasier en Eastbourne, una localidad costera del sureste de Inglaterra, la nueva primera ministra estudió geografía en Oxford y trabajó brevemente en el Banco de Inglaterra antes de lanzarse a la carrera política: en 1986 fue elegida concejal por el distrito londinense de Merton.
Tras dos intentos fallidos, en 1997 logró ser elegida como diputada del Partido Conservador por la circunscripción de Maidenhead, en Berkshire, y en 2002 se convirtió en la primera mujer que ocupaba la secretaría general de los tories, cargo que ejercería dos años. Fiel desde sus inicios a David Cameron, cuando este llegó al poder en 2010 le concedió la cartera de Interior.
"Tiene una capacidad de trabajo increíble y es muy exigente", subraya una de sus colaboradoras, que añade: "Detesta el riesgo, es fiable". Sin embargo, es una mujer de apariencia fría y distante, un aspecto que ha intentado corregir, por ejemplo, difundiendo a la prensa fotos personales con su marido, el banquero Philip John May, con quien se casó en 1980.
Le gustan el senderismo y la cocina, además de los zapatos, su pecado inconfesable dentro de un estilo clásico de vestir. Sus allegados aseguran que en las distancias cortas hace gala de un gran sentido del humor, lo que le puede ser muy útil a la hora de afrontar el que será el mayor reto de su vida política: liderar la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

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