jueves, 11 de agosto de 2016

Empresas británicas saqueando África

 
 
 
 
 
 
 
 
 11/8/2016 1:30:00
A primera vista, la noticia no da la impresión de contener ninguna novedad, pero parece que el continente africano se enfrenta a una nueva invasión colonial, no menos devastadora, en términos de alcance e impacto, que la que sufrió durante el siglo XIX y no viene solo de la mano de China, como hasta ahora habíamos creído. Al menos así lo afirmaba a mediados de julio John Hilary, director ejecutivo de la organización británica War on Want, en la presentación del informe The New Colonialism: Britain's scramble for Africa's energy and mineral resources.
El estudio ha sido realizado con la intención de demostrar cómo las grandes empresas británicas, ayudadas y respaldadas por el gobierno de Londres, están a la cabeza de una nueva carrera por el reparto de África con el objetivo de asegurar el control de las materias primas.
El informe revela hasta qué grado las empresas británicas controlan ahora los principales recursos minerales de África, en particular oro, platino, diamantes, cobre, petróleo, gas y carbón. Identifica 101 compañías que cotizan en la Bolsa de valores de Londres (LSE), la mayoría de ellas británicas, que operan en 37 países de África subsahariana. Juntas controlan algunos de los recursos más valiosos de la región, valorados en más de 1 billón de dólares.
Este dominio incluye: 6.6 millones de barriles de petróleo, 3.6 millones de toneladas de carbón y al rededor de 2.254 toneladas de oro. La investigación ha encontrado que 36 de esas 101 empresas, ejercen el control sobre recursos minerales en África Subsahariana en una superficie más grande que Alemania. Entre ellas están Rio Tinto, BP, BHP Billiton y Glencore, la mayor empresa de comercio de materias primas del mundo, con sede en la Jersey, en las Islas del Canal.
Los beneficios obtenidos por las empresas británicas y sus accionistas a través de la explotación de las materias primas africanas, no se distribuyen equitativamente con los países de origen, por lo que el gobierno británico estaría alentando una especie de neocolonialismo.
Según el estudio, el gobierno de Londres ha utilizado su poder y su influencia para garantizar que las empresas mineras británicas tengan acceso a esos recursos naturales. Así sucedió durante el periodo colonial y vuelve a repetirse en nuestros días.
Consecuentemente, el documento denuncia la participación, desde hace tiempo, del gobierno británico (ya sea laborista o conservador) a través de sus políticas comerciales y de inversión, para influir y controlar el acceso de las empresas británicas a las materias primas y la forma en que el comercio es llevado a cabo con África. Las puertas giratorias entre miembros del gobierno y las compañías mineras han servido para afianzar estas políticas.
El control estricto y la influencia sobre los sistemas políticos y económicos de los países africanos, ha permitido a una empresa como Glencore alcanzar ingresos 10 veces mayores que el Producto Interior Bruto de Zambia, por ejemplo.
En la última década se ha prestado mucha atención a China y a la rápida expansión de su influencia en África. Sin embargo, durante el mismo periodo el Reino Unido ha utilizado su autoridad para garantizar a las empresas británicas una parte creciente de las riquezas del continente.
Cada año, Reino Unido ha otorgado unos 134 millones de dólares bajo la apariencia de ayuda al desarrollo a los países africanos, en las modalidades de préstamos, inversiones directas y ayuda. Sin embargo, el gobierno británico ha ayudado e instigado a la extracción de 192 millones de dólares anuales de materias primas de África, principalmente a través de beneficios de las empresas, evasión fiscal y el llamado coste de adaptación al cambio climático. Es decir, sale más riqueza del continente que la ayuda que este recibe.
El informe también pone de relieve que las empresas mineras británicas están a la cabeza de la degradación de medio ambiente en África. Igualmente, muestra las operaciones mineras que están asociadas a muertes en las minas o en zonas cercanas, reasentamientos forzados e injustos, abusos de derechos laborales y otros tipos de abusos.
Por ejemplo, la empresa Rio Tinto tiene un acuerdo con el gobierno de Madagascar para extraer ilmenita (óxido de titanio) en la región de Fort Dauphin, situada en el extremo sureste de la isla. A través de su filial QIT Madagascar Minerals, la compañía británica ha hecho de esa zona un ejemplo dramático de la devastación del medio ambiente, con graves impactos sobre la vida y el acceso a los recursos de las comunidades que habitan en ella.
Casi todas las empresas citadas en el informe afirman haber puesto en marcha políticas de responsabilidad social en los lugares en los que operan, incluso antes del inicio efectivo de los proyectos para asegurar que las comunidades locales son consultadas de manera adecuada y el impacto medioambiental se reduce al mínimo. También recuerdan cómo producen ingresos en los países en desarrollo, como alternativa a la ayuda exterior.
El informe refuta estas afirmaciones en su totalidad al observar la verdadera inversión de las empresas en estos campos.
War on Want cree que estas empresas deben ser consideradas responsables de su comportamiento en África. También el gobierno del Reino Unido debe rendir cuentas por su complicidad en este saqueo. La organización trabaja con grupos de la sociedad civil de las zonas afectadas por esta minería en África Subsahariana y apoya sus peticiones de que los beneficios de esta actividad se queden en los países de extracción, que las materias primas sean procesadas en el país de origen y que los gobiernos actúen para proteger los derechos de las personas afectadas por la minería, en lugar de proteger los márgenes de beneficio de las empresas que las explotan.
Finalmente, la organización insta al público del Reino Unido a participar en acciones solidarias en su país para obligar a las empresas y al gobierno británico a rendir cuentas de sus acciones.

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