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viernes, 6 de enero de 2017
Medicamentos psiquiátricos: un asalto a la Condición Humana (IV)
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Medicamentos psiquiátricos: un asalto a la Condición Humana (IV)
noticiasdeabajo
por • 6 enero, 2017
Por Terry Messman
thestreetspirit.org
Portada de Anatomía de una epidemia: Medicamentos psiquiátricos y el asombroso aumento de las enfermedades mentales, libro de Robert Whitaker
Parte I, Parte II, Parte III
SS: En vista del fracaso de la FDA para advertirnos de los peligros del Prozac, ¿por qué esa inoperancia en los recientes casos de suicidios de jóvenes que fueron tratados con antidepresivos como Paxil? ¿No actuaron mucho mejor las autoridades de salud mental de Inglaterra que su contraparte estadounidense al no advertir de los impulsos suicidas cuando se administran antidepresivos a los jóvenes?
RW: Sí, se trata de una histórica trágica. Se trata también de un historia sórdida. Veamos qué pasó con estos jóvenes y los antidepresivos. El Prozac llega al mercado en 1987. A comienzos de 1990 las Empresas Farmacéuticas que fabricaban estos fármacos se preguntaron: ¿Cómo podemos ampliar el mercado de los antidepresivos? Porque esto es precisamente lo que quieren hacen las Empresas Farmacéuticas, llegar al mayor número de personas. Vieron que tenían un mercado sin explotar en los jóvenes. Así que empezó el tráfico de fármacos entre los adolescentes. Y tuvieron éxito. Desde 1990, el uso de antidepresivos entre los adolescentes subió algo así como 7 veces. Su prescripción se inició de cualquier manera.
Ahora bien, los ensayos en los jóvenes con los antidepresivos demostraron no ser más eficientes que un placebo. Esto lo pudieron comprobar una y otra vez en los ensayos clínicos que se realizaron. Por lo tanto, esto habla de que no hay una verdadera razón terapéutica para emplearlos en los adolescentes, ya que estos fármacos ni siquiera frenan los síntomas a corto plazo mejor que el placebo, y sin embargo están causando muchos efectos adversos.
Hoy, también se pregunta si en algo la cambiaron: “Hubo un tiempo en que sentía que nada me afectaba; podían matar a mi vieja y a mí no me daba nada, me sentía de plástico. Después, con el tiempo, creo que las cosas se fueron acomodando. Pero mi pregunta sigue siendo cuánta dependencia genera y cuánto de tu ánimo está sujeto a eso”, comenta.
– Testimonio de Carolina, tratada con antidepresivos. Diario La Tercera.
Por ejemplo, en un ensayo clínico, el 75% de los jóvenes tratados con antidepresivos sufrieron un efecto adverso de uno u otro tipo. En un estudio realizado por la Universidad de Pittsburgh, el 23% de los jóvenes tratados con un fármaco ISRS (inhibidor selectivo de la recaptación de seratonina) desarrolló manías o síntomas maníacos; un 19% adicional desarrolló hostilidad inducida por los fármacos. Los resultados clínicos decían claramente que no se obtenía ningún beneficio en el tratamiento de la depresión, y que sin embargo podía causar todo tipo de problemas a los jóvenes (manías, hostilidad, psicosis e incluso tendencias al suicidio). En otras palabras, no habría que utilizar estos fármacos. Queda claramente explicado más arriba.
SS: ¿Y cómo se logró ocultar todo esto?
RW: Ha habido psiquiatras, algunos de ellos, obviamente, pagados por las Empresas Farmacéuticas, que han dicho que los jóvenes estaban insuficientemente tratados, con riesgo de suicidio y que sería una tragedia el no poder utilizar estos antidepresivos.
Un investigador inglés, David Healy, comenzó a hacer sus propias investigaciones sobre la capacidad de estos fármacos para inducir el suicidio. También se las arregló para tener acceso a los resultados de los ensayos clínicos y presentó una denuncia. Era la primera vez que se presentaba una denuncia de este tipo en Inglaterra y mostró los datos ante las autoridades para su revisión. Y vieron que estos fármacos parecían aumentar el riesgo de suicidio y que en realidad no aportaban ningún beneficio en los síntomas de depresión. Así comenzó a informarse a los médicos ingleses de que no prescribiesen estos fármacos a los jóvenes.
¿Qué ocurre en los Estados Unidos? Bueno la FDA sólo reaccionó después de ejercer mucha presión y de que se celebrase una audiencia. La FDA minimiza los riesgos de estos fármacos. Son lentos en actuar, incluso para colocar una advertencia en los envases. ¿Por qué? ¿No merece la pena proteger la vida de los jóvenes? Si sabemos que hay un riesgo científicamente demostrado, que estos fármacos aumentan el riesgo de suicidio, ¿no se debería por lo menos realizar una advertencia? Pero incluso la FDA se mantiene en su postura en contra de la colocación de una advertencia en estos medicamentos.
Revisión del Estudio 329: eficacia y daños causados por la paroxetina e imipramina en el tratamiento de la depresión severa en la adolescencia. Las conclusiones de este estudio muestran que tanto la paroxetina como la imipramina no tienen efectos positivos sobre la depresión en los adolescentes, al contrario, se han observado efectos negativos causados por ambos fármacos. El acceso a los datos en bruto de las primeras investigaciones tiene importantes implicaciones tanto en la práctica clínica como para la investigación, incluyendo aquella que publicó las conclusiones sobre su eficacia y seguridad, que no puede interpretarse como autorizadas. El nuevo análisis realizado del Estudio 329 ilustra la necesidad de acceso a los datos obtenidos en los ensayos clínicos y la mejora de los protocolos para aumentar el rigor de las pruebas realizadas.
http://www.bmj.com/content/351/bmj.h4320?ijkey=ccb6410ad0653502b822659df9779ef2b8cbb63f&keytype2=tf_ipsecsha
SS: Si el Prozac es el medicamento que más quejas ha tenido; si Paxil ha demostrado que fomenta el suicidio entre los jóvenes, ¿cómo es que estos antidepresivos continúan teniendo una reputación como una cura casi mágica contra la depresión? ¿Y por qué la FDA no ha avisado sobre Paxil y Prozac durante tanto tiempo?
RW: Hay un par de razones para ello. La financiación de la FDA se modificó en 1990. Se aprobó una ley por la cual muchos de sus fondos procedían de la Industria Farmacéutica: la Ley de PDUFA, o Ley de tarifas para usuarios de medicamentos con receta. Básicamente, cuando las Empresas Farmacéuticas solicitaban la aprobación de un medicamento por parte de la FDA tenían que pagar una cuota. Pues bien, esta tasa es la que financiaba la revisión de las solicitudes de nuevos fármacos por parte de la FDA.
De repente, la financiación proviene de la Industria Farmacéutica, ya no procede de las personas. Dado que dicha ley de lo que trata es de renovar, los grupos de presión le están diciendo a la FDA que su trabajo ya no es el de realizar un análisis crítico de los medicamentos, sino el de aprobarlos con rapidez. Ese era básicamente el trabajo de Newt Gingrich: conseguir que los medicamentos se comercializasen. La FDA se ha asociado con la Industria Farmacéutica y facilita el desarrollo de fármacos; ya nos hemos olvidado de que su función era básicamente de vigilancia.
Además, muchas personas que trabajaban en la FDA la dejaron para terminar en las Empresas Farmacéuticas. La broma consiste en que la FDA se ha convertido en una especie de escaparate de un trabajo futuro en las Empresas Farmacéuticas. Uno va allí, trabaja un rato, y luego se va a servir en esta Industria de los fármacos. Así es como progresa la gente, manteniendo buenas conexiones, y no vamos a ser tan duros con las Farmacéuticas. Eso fue lo que sucedió en la década de 1990. La FDA recibió nuevas órdenes que cumplir: “Facilitar la comercialización de nuevos fármacos, no ser demasiado críticos, y si usted quiere obtener unos ingresos complementarios se puede ir a trabajar a la Industria del Fármaco. Asegúrese de aprender estas lecciones…”.
SS: Entonces, ¿las grandes Empresas Farmacéuticas tienen un enorme poder para acomodar los resultados de sus ensayos clínicos y hacer que los investigadores, e incluso la propia FDA, se sometan a su voluntad?
RW: Esencialmente, la FDA se arrodilló a principios de 1990, algo que se ha podido comprobar con los medicamentos psiquiátricos. La FDA se convirtió en un perro faldero para la Industria Farmacéutica, no en su perro guardián. Esto ya se ha convertido en un hecho de conocimiento público. Marcia Angell, ex Directora de la revista New England Journal of Medicine, escribió un libro en el que dice que la FDA, efectivamente, se convirtió en ese perro faldero. Y se reconoce por parte de todos su decadencia y declive. Marcia Angell, que dirigió la revista de mayor prestigio que tenemos, fue una persona que estuvo en el corazón mismo de la medicina estadounidense, y llegó a la conclusión de que la FDA estaba defraudando a la gente. Perdió su trabajo en la revista médica y empezó su crítica contra las Empresas Farmacéuticas.
1.- Las Compañías Farmacéuticas fabrican demasiados fármacos tuyo-mío (que no aportan nada y derivados de una molécula original innovadora) y pocos fármacos innovadores.
2.- La FDA está sujeta a la Industria que regula.
3.- Las Compañías Farmacéuticas tienen demasiado control en la investigación clínica de sus productos.
4.- Las patentes y otros derechos de explotación son demasiado amplios y elásticos.
5.- Las Compañías Farmacéuticas tienen demasiado influencia en la educación médica sobre sus propios productos.
6.- Se mantiene en secreto mucha información importante acerca de la investigación, el desarrollo, el marketing y los precios.
7.- Los precios son muy elevados y variables.
– La increíble historia de Marcia Angell, de Alejandro Olivé.
Seminarios de la Fundación Española de Reumatología
Ella era la editora de la revista a finales de 1990 cuando un médico llamado Thomas Bodenheimer publicó un artículo que venía a decir que ni siquiera se podía confiar en lo que se publicaba en las revistas médicas, debido a que los resultados estaban amañados. Así que se hizo una investigación de cómo las Empresas Farmacéuticas financian las investigaciones y amoldan los resultados en su propio interés, por lo que ya no se puede confiar en lo que se lee en las revistas científicas. Dicen que cuando trataron de encontrar a un experto para que revisase la literatura científica relacionada con los antidepresivos, no pudieron encontrar a nadie que no hubiese recibido dinero de las Empresas Farmacéuticas.
Así que se hizo una investigación
de cómo las Empresas Farmacéuticas
financian las investigaciones y amoldan los resultados
en su propio interés, por lo que ya no se puede confiar
en lo que se lee en las revistas científicas.
Ahora, la revista New England Journal of Medicine es una publicación de la Sociedad Médica de Massachusetts, que publica otras muchas revistas, y obtiene buena parte de sus ingresos de la publicidad farmacéutica. Entonces, ¿qué sucedió después de que se publicase el artículo por parte de Thomas Bodenheimer y un editorial de Marcia Angell sobre el lamentable estado de la medicina debido a todo esto? ¡Que ambos perdieron sus puestos de trabajo! Piense en esta circunstancia: una revista médica que despide a sus empleados porque se atreven a criticar a una Ciencia deshonesta y unos procesos deshonestos que están envenenando la literatura científica.
Así que tenemos a la FDA que actúa como un perrito faldero. No se puede confiar ya en la literatura científica. Todo esto muestra la falta de información al público y que no se conozcan los problemas con estos fármacos y por qué se han mantenido ocultos durante tanto tiempo. Todo tiene que ver con el dinero, el prestigio y las redes clientelares.
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