CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) -
Silicon
Valley le puede servir a cualquier emprendedor para lograr cuatro
objetivos: obtener dinero, desarrollar su negocio, cultivar relaciones y
lograr salidas exitosas. Parecería que lo es todo, pero el surgimiento de nuevos hubs alrededor del mundo y el contexto político adverso que atraviesa Estados Unidos deberá hacer reflexionar a los creadores de empresas innovadoras, principalmente a sus todavía socios estratégicos, los mexicanos, que quizá ya no es así y que existe un mercado poco explorado que los espera en Centroamérica.
Las razones para tomar la decisión, según los expertos, recaen en las constantes amenazas de Donald Trump hacia los migrantes mexicanos y el congelamiento de una ley que finalmente otorgaría a partir de julio una visa exclusiva para emprendedores, que los haría olvidar las complicaciones que actualmente afrontan con la H1B, O y L1.
“San Francisco les provee de muchas cosas, no por nada sigue concentrando el mayor capital y conocimiento para impulsarlos pese a los altos costos de vivir y operar allá”, dijo el director de la aceleradora tecnológica estadounidense Hackers and Founders, Jonathan Nelson.
Durante el cuarto trimestre de 2016, en Estados Unidos se concretaron 1,744 rondas de inversión por un total de 12,700 millones de dólares (mdd), colocándose por encima de cualquier país de Europa y Asia, de acuerdo con el último Análisis Global de Venture Funding de KPMG, publicado en enero.
Sin embargo, derivado de la incertidumbre provocada por el presidente 45 de aquella nación, “resulta el momento ideal para voltear la mirada hacia el sur”, sugiere Nelson, pues el desarrollo de negocios, tecnológicos o no, más el respaldo que pudieran recibir de inversionistas, mentores y otros fundadores de empresa ya es posible obtenerlo de Canadá o países latinoamericanos como el mismo México, Brasil, Chile o Colombia.
De acuerdo con la consultora, el nivel de actividad de venture capital en la región ha incrementado desde 2014, tanto que los fondos de inversión estadounidenses voltearon la mirada y el año pasado realizaron sus primeras rondas financiamiento.
Sequoia Capital, Founders Fund y QED invirtieron en la fintech brasileña Nubank; Andreessen Horowitz apostó por la app colombiana de entrega de súper a domicilio Rappi y QED colocó capital serie A en la mexicana Cornershop, del mismo giro.
“Estados Unidos está saturado y es un mercado muy competitivo. Creo que diversos sectores en varios países de América Latina, pese a las crisis económicas que pudieran tener, están escasos de competencia y oferta, lo que provoca que varias startups de países desarrollados vean en ellos un mercado muy atractivo para crecer”, dijo el representante de Latin SF, Fernando Franco, una oficina que representa a San Francisco en América Latina en materia económica.
Es el caso de Chile, cuya tasa de actividad emprendedora (25.9%) superó en 2015 a la de Colombia (22.7%), Brasil, (21%), México (21%) y Canadá en el norte (14.7%), de acuerdo con el Monitor Global de Emprendimiento (GEM).
El posicionamiento del país de los Andes se debe a los 40 mdd que el gobierno chileno ha invertido desde 2010 a través de su aceleradora de negocios y fondo de capital semilla Startup Chile.
“Como muchos países de la región, nuestra economía se basa en los recursos naturales, pero estamos transformando esto hacia una más futurista, sustentable, con base en innovación y tecnología” explicó la directora del programa, Rocío Fonseca, que ha apoyado a 1,400 emprendedores.
Detalló que gracias a su alianza con fondos de inversión locales y extranjeros algunos de ellos han levantado en conjunto más de 420 mdd, que ya representan 10 veces el total invertido por Chile en este periodo. “Nada que envidiarle a las aceleradoras de Estados Unidos como TechStars, 500 Startups e YCombinator”, rió.
Pero el origen de los emprendedores que forman parte de su portafolio es aún más interesante. Desde su nacimiento, Startup Chile ha recibido alrededor de 500 empresas provenientes de 80 países para acelerarse o establecerse. La mayoría proviene de Estados Unidos. El secreto radica en el apoyo del ministerio de Relaciones Exteriores para facilitar la entrega de visas de trabajo.
Después le siguen Argentina, Colombia e India, mientras que de México solo figuran 29.
“Es una cifra bajita porque su referente de mercado siempre ha sido su vecino del norte. Pero las contingencias de los últimos tiempos y las barreras de entrada apuntan a que no solo la presencia de estadounidenses puede aumentar, sino que también la hará la de los mexicanos”, señaló Fonseca.
Jonathan Nelson consideró que estos últimos están a tiempo de cambiar las reglas del juego.
En primer lugar, México es uno de los más activos en cuestiones de fomento al emprendimiento según la OCDE debido a la creciente participación del gobierno, la industria de venture capital y la llegada de actores internacionales. En segundo lugar, porque Guadalajara, una de las ciudades más grandes del país se encamina a convertirse en el Silicon Valley mexicano.
Pero también, dice Nelson, tiene la capacidad de poner el ejemplo con emprendedores de otros países, incluido Estados Unidos, para que olviden las políticas estrictas y prueben mercado en el sur de América y así crear un nuevo remolino competitivo que impulse paralelamente las economías emergentes de la región.
“Se avecinan cambios muy grandes y por eso en Hackers and Founders nos estamos enfocando en el desarrollo de negocios interamericanos que ataquen el mundo de habla hispana, en vez de venir a Silicon Valley solo porque sí. Hay menos riesgo en AL”, acentuó Nelson.
Incluso la aceleradora tecnológica ya se encuentra desarrollando un programa para ayudar a las empresas en su expansión latinoamericana y facilitar la manera de llegar a San Francisco solo para levantar capital y no para establecerse por completo. “Estamos tratando de levantar un fondo para apoyar a esas empresas”.
Fernando Franco advierte de las limitantes de la región en cuestión de tamaño y poder adquisitivo. Sin embargo, Fonseca cree que esa es justo la ventaja que podrían encontrar.
“Latinoamérica en conjunto es casi del mismo corte de Estados Unidos y, al hablar el mismo idioma (salvo Brasil) y tener culturas similares, les representaría una gran oportunidad para crecer sus empresas y a los países”, aseguró.
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